Cuando se padece un episodio de migraña, el rendimiento laboral puede verse reducido hasta en un 80%. Además, esta enfermedad también afecta al entorno social y familiar; así lo pone de manifiesto un estudio que ha analizado, entre otras cuestiones, el impacto de la migraña de los padres en las actividades sociales, académicas y familiares de sus hijos

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Comprensión de la migraña para afrontar su impacto laboral, social y familiar
EFE/Andy Rain
  • 25 de octubre, 2016
  • Madrid/EFE/Ana Mª Belinchón

La migraña es una enfermedad incapacitante, no sólo por la intensidad del dolor de cabeza, sino por todos los síntomas que la acompañan, como la fotofobia (cuando la luz produce molestia), la sonofobia o las náuseas.

Cualquier actividad hace que el dolor se incremente y meterse en la cama con la luz apagada parece ser la mejor opción durante una crisis; las más incapacitantes suponen entre un 20% y un 30% de los episodios, según declara el doctor Jesús Porta-Etessam, jefe de la Sección de Neurología en el hospital Clínico San Carlos de Madrid.

Además, hay personas que viven con miedo a padecer un ataque mientras realizan una actividad, especialmente cuando el dolor viene precedido de auras visuales, sensitivas o del lenguaje, y esto puede condicionar su vida social.

Un estudio titulado Chronic Migraine Epidemiology and Outcomes Study (CaMEO), realizado por Allergan, ha analizado los aspectos de la incapacidad que produce la migraña, que puede afectar al entorno laboral, social y familiar de quienes la padecen.

“En nuestro país, desgraciadamente, no hay una conciencia social que entienda que la migraña es una enfermedad incapacitante, muchos empleados van a trabajar y su rendimiento puede disminuir hasta en un 80%”, señala Porta-Etessam, también director del área de Cultura de la Sociedad Española de Neurología (SEN).

“En Irlanda y Estados Unidos este absentismo laboral sí está justificado”, precisa.

El estudio

Ansiedad y depresión

Cartel representativo de un episodio de migraña con aura. /EFE
Cartel representativo de un episodio de migraña con aura visual. /EFE

Según este estudio, presentado en el 5º Congreso Europeo de Migraña en Glasgow, Escocia, las personas con migraña tienen más posibilidades de padecer dolor de cabeza incapacitante si experimentan también depresión y ansiedad.

De acuerdo con el doctor Porta-Etessam, la propia incapacidad que produce el dolor facilita la aparición de la depresión, pero también es probable que influyan aspectos genéticos o la alteración de los neurotransmisores, que se produce cuando se cronifica la migraña.

“Cuando un paciente mejora con un tratamiento preventivo y se le quita el dolor de cabeza, en muchas ocasiones la depresión también desaparece”, afirma.

Epidemiología

En cuanto a la sintomatología, el estudio también ha comparado las diferencias que existen entre hombres y mujeres, principalmente por motivos hormonales. Para ello, se utilizó una muestra de 16.789 participantes con migraña en un estudio basado en la población estadounidense.

En comparación con las mujeres, los hombres:

  • Experimentan menor dolor de cabeza
  • Sufren menor incapacidad severa
  • Experimentan menos alodinia (estimulos que habitualmente son indoloros se vuelven dolorosos)

Sin embargo, los hombres que padecen migraña episódica pueden tener un mayor riesgo de desarrollar una migraña crónica en el periodo de un año.

“Los niños y las niñas tienen la misma prevalencia de migraña y las crisis son muy parecidas, pero durante la adolescencia se produce un cambio hormonal distinto en la mujer, que empieza a tener los ciclos hormonales con las caídas de estrógenos, lo que genera una mayor prevalencia de migraña, que asciende hasta el 17% de las mujeres y en los varones se queda en un 7%”, explica el experto de la SEN.

Además, esto también ocurre en la cefalea en racimos, donde el dolor de cabeza es mucho más intenso e incapacitante en el sexo femenino.

Entorno familiar

Noche estrellada
Se dice que los trazos de la obra “Noche estrellada” del pintor impresionista Vincent van Gogh podrían haber estado inspirados en alteraciones visuales creadas por crisis de migraña con aura. EPA/Bernd Settnik

Un cuestionario realizado a una muestra de 1.411 adolescentes y adultos jóvenes entre 13 y 21 años evalúa el impacto de la migraña episódica y crónica de los padres en las actividades sociales, académicas y familiares.

Entre otras cosas, los jóvenes echan en falta un mayor apoyo parental en las actividades del colegio, así como invitar a sus amigos a casa.

También se ha registrado un incremento de la probabilidad de que al cabo de 3 meses se registren dolores de cabeza en los hijos, quienes pueden sufrir, además, un aumento de los índices de ansiedad, de moderada a severa.

Para Porta-Etessam, “hay que hacer una campaña de concienciación de que la migraña, tanto la episódica como la crónica, se puede tratar, pero cada persona es distinta y necesita una medicación a medida”.