Nada los frena…¡ni tres tormentas ni la rotura de la vela mayor!
Nada ni nadie detiene la lucha de estas cinco mujeres y toda la tripulación que las acompaña de su objetivo: cruzar el Atlántico para conseguir fondos y ayudar a la investigación del cáncer de mama. Han tenido que enfrentarse al frío, a la lluvia, a la rotura de una de las bombas de agua del barco y esta noche ha sido la peor… tres tormentas seguidas les han azotado con fiereza y les ha roto una parte de la vela mayor. Con todo y con eso no se rinden y siguen su camino con ánimo y con fuerzas rumbo a La Martinica viento en popa y a toda vela
Yolanda y Patricia en el barco. Foto cedida Reto Pelayo Vida
21 de noviembre, 2016
MADRID/EFE/ROSA GALLARDO
Día 5 en el Atlántico
Los ánimos siguen siendo buenos y están todos perfectos. La tripulación está contenta pero muy cansada porque no es un viaje de placer ni mucho menos. Las olas, el frío, el viento pero sobre todo las tormentas no dan tregua a la embarcación.
El capitán de la expedición, Diego Fructuoso, dice que las chicas siguen rigurosamente sus turnos “haga frío o lluvía” y aunque están todos cansados, “se siente muy feliz de verlas trabajar así de bien”.
Nuevo obstáculo
Diego Fructuoso, jefe de la expedición. Foto cedida por Pelayo Vida
Fructuoso cuenta que “está contento, la travesía está yendo bien pero está siendo muy dura, sobre todo esta noche”, porque tuvieron una nueva complicación.
“Anoche se originó un chubasco enorme que no vimos en el radar e íbamos con todas las velas puestas, con la mayor y con la spinnaker, y tuvimos que bajar la spinn. En esa maniobra se nos tronchó la vela mayor, nadie se hizo daño pero se rompió un poco la vela.Volvimos a trasluchar y continuamos con rumbo a La Martinica, pero esta noche ha sido un infierno por todos los chubascos”, relata con voz cansada.
Dice que todavía están recogiendo cosas de anoche, como una vela que tuvieron que meter de urgencia en el salón del camarote. “A ver si la podemos ordenar y meterla en su funda. Hizo tanto viento que no nos dio tiempo a guardarla y la pusimos ahí para que no se volara”, detalla Diego.
Repercusiones
Señala que para amarrar la vela han tenido que bajarla mucho y eso hace que tengan que bajar la velocidad. “Vamos un par de nudos por debajo de lo habitual, normalmente vamos a unos 11 nudos y ahora vamos a 8″, explica Diego Fructuoso. Por ello quieren arreglarla lo antes posible “para navegar con normalidad”.
El capitán no cree que se retrasen en el día de llegada “porque han sido sólo horas y aún falta mucho tiempo”. Asegura que estarán “luchando para llegar el día 30 porque es nuestro objetivo”.
Guardando una vela. Foto cedida Pelayo Vida
Fin de semana
En cuanto al tiempo, Diego dice que no hace mucho frío, “para estar donde estamos aunque tampoco hace calor, debido a las tormentas. Hay olas y mucho viento, aunque en breve llegaremos a la mitad del camino”.
El capitán cuenta que tanto el sábado como el domingo fueron días de navegación con viento constante, a babor y haciendo muchas millas rumbo a La Martinica hasta que “ayer por la tarde se complicó”.
Fructuoso añade que la bomba de agua que se les rompió, ya lo han solucionado. “Aquí se soluciona una cosa y se rompe otra, es ley de vida” , y en la vela mayor están trabajando porque “tiene solución”.
Sensaciones
Patricia Alonso dice sentirse “bien” en esta segunda parte de la travesía aunque esta noche ha sido “bastante movidita” con las “tres tormentas, una detrás de otra”.
Las cinco protagonistas. Reto Pleayo Vida
“Para mí lo más duro ha sido esta noche. Me levantaba de la cama y miraba el radar y aunque no lo entendía me decía a ver qué viene”, cuenta fatigada Patricia.
Susana Laguarda afirma que se nota diferencia con las aguas mediterráneas: “aquí hay más olas y son más profundas y también hace más viento. Me cuesta más llevar el barco físicamente, los brazos se me cansan un montón de la presión del viento y de la marea”.
“Tenemos menos magulladuras que antes, porque en la primera etapa no teníamos tanta experiencia y nos pegábamos por todos lados pero ahora ya hemos cogido el ritmo”, asegura Yolanda Preciados.
“El color del Atlántico es de un azul oscuro y precioso; el cielo estrellado es espectacular”, garantiza Patricia.
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