El doctor Carlos Macaya Miguel, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Clínico San Carlos y catedrático de Medicina en la Universidad Complutense de Madrid (UCM), comenta tres eventos cardiovasculares en el Noticiero del Corazón: “Las mujeres diabéticas soportan un 40% más de riesgo de infarto o angina de pecho que los hombres; el CNIO revierte la obesidad en ratones con el fármaco digoxina; y la insuficiencia cardíaca se minimiza con medidas sistemáticas de prevención cardiovascular”

Noticiero del corazón: “Mal pronóstico de la mujer diabética; digoxina contra la obesidad; y prevención de la insuficiencia cardíaca”

Noticiero del corazón: “Mal pronóstico de la mujer diabética; digoxina contra la obesidad; y prevención de la insuficiencia cardíaca”

Las mujeres diabéticas tienen un 40% más de riesgo de infarto que los hombres

Las mujeres que padecen diabetes tienen un 40 por ciento más de riesgo de sufrir cardiopatías isquémicas, como infarto de miocardio o angina de pecho, que los hombres diabéticos; y, también, más mortalidad por insuficiencia cardíaca.

Hombres y mujeres comparten los llamados factores de riesgo clásicos como la diabetes, la hipercolesterolemia, la hipertensión arterial, el tabaquismo y el sedentarismo, “aunque unos son más prevalentes en un sexo que en el otro y no afectan a ambos por igual”, dice la Dra. Milagros Pedreira Pérez, cardióloga del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela en Galicia (España).

Así, destaca Pedreira, el sedentarismo es más frecuente en mujeres en cualquier década de la vida y el consumo de tabaco penaliza más a las mujeres que a los hombres.

Una mujer de mediana edad, con sobrepeso, habla por teléfono con su móvil mientras pasea por una calle de Madrid.Junto a estos riesgos, Pedreira ha informado de factores propios o diferenciales del sexo femenino, como los trastornos hipertensivos durante la gestación o la preeclampsia, el síndrome del ovario poliquístico o la menopausia precoz.

“Esta última aumenta el riesgo cardiovascular por la pérdida de la actividad de los estrógenos, un peor perfil lípidico, disfunción endoletial e inflamación”, expone la cardióloga.

Además, la depresión, un factor de riesgo cardiovascular en aumento junto al estrés psicosocial o agudo, penaliza más a las mujeres que a los hombres.

También se ha demostrado, según Pedreira, que las enfermedades autoinmunes e inflamatorias como el lupus eritematoso sistémico y la artritis reumatoide tienen una elevada incidencia en mujeres y se asocia a ateroesclerosis acelerada.

La cardiopatía isquémica es la primera causa de muerte en mujeres con lupus. Las mujeres jóvenes, de entre 35 y 44 años, con lupus tienen una probabilidad de sufrir infarto de miocardio 50 veces superior a las mujeres de edad similar sin esa enfermedad”, apunta esta cardióloga.

Con todos estos datos, la doctora Pedreira ha considerado fundamental el conocimiento y control adecuado de los factores de riesgo comunes, con especial atención a la diabetes, el tabaco y el sedentarismo y también el conocimiento de los factores exclusivos del sexo femenino, la asociación de enfermedades inflamatorias autoinmunes y el efecto de la depresión y factores psicosociales en las mujeres.

“Resulta vital -subraya- que parte de este conocimiento se extienda a las propias mujeres, ya que este hecho puede contribuir a cambiar hábitos de vida e inducir a la búsqueda de atención médica para lograr el control de otros factores menos difundidos, como los derivados del embarazo o relacionados con cambios hormonales”.

La cardióloga Milagros Pedreira Pérez tuvo la ocasión de exponer y defender todos estos argumentos durante el V Congreso Virtual de la Sociedad Española de Cardiología que tuvo lugar entre los días 13 y 15 de abril de 2021; donde también se abordó la respuesta a los tratamientos farmacológicos para combatir el riesgo cardiovascular.

Mujer obesa cruza un semáforo en una calle de MadridCientíficos logran revertir la obesidad con un fármaco usado para el corazón

Un equipo de científicos ha logrado -en una investigación realizada con ratones- revertir la obesidad y varios de los trastornos asociados a ella, como la diabetes o la hipertensión, utilizando un fármaco para tratar enfermedades cardíacas, la digoxina, “poco usado en la actualidad”, señala el doctor Macaya, cardiólogo jefe del Hospital Clínico.

Lo han conseguido en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) de España, donde los científicos han comprobado que la administración de ese fármaco (la digoxina) hizo que los animales perdieran hasta el 40 por ciento de su peso, comiendo incluso una dieta rica en grasa, y que se curaran de los trastornos metabólicos asociados a la enfermedad.

El trabajo, cuyas conclusiones se han publicado en Nature Metabolism, ha sido dirigido por el investigador francés Nabil Djouder, jefe del Grupo de Factores de Crecimiento, Nutrientes y Cáncer del CNIO.

El equipo de Djouder ha comprobado cómo los ratones, obesos por estar sometidos a una dieta hipercalórica, empezaron a perder peso a las pocas semanas del tratamiento y no sufrieron efectos adversos, lo que sugiere además que no se desarrollan mecanismos de resistencia.

“No estamos tan lejos de poder usar ese fármaco en humanos para reducir la obesidad”, ha explicado a EFE Nabil Djouder; quien ha subrayado la importancia de encontrar ahora colaboración en hospitales o empresas farmacéuticas para realizar los necesarios ensayos clínicos y comprobar que el tratamiento es también eficaz en humanos.

Este trabajo ha permitido, también, comprobar en ratones cómo se reduce la hipercolesterolemia, la acumulación de grasa en el hígado, la diabetes tipo 2 y el desarrollo de cáncer de hígado.

Además, al comprobar el equipo investigador los estudios epidemiológicos que se han llevado a cabo en pacientes con enfermedades cardíacas tratados con digoxina, se ha observado que se reduce de manera significativa el colesterol.

A partir de la premisa de que la obesidad, enfermedad inflamatoria, es una reacción defensiva crónica del organismo ante la agresión que supone el exceso de nutrientes, los científicos se propusieron combatirla evitando la inflamación.

La “digoxina” actúa reduciendo la producción de una molécula que es la que generalmente provoca la inflamación y los investigadores han descubierto que esa molécula interviene directamente en el tejido adiposo, causando la obesidad y las alteraciones metabólicas graves asociadas al sobrepeso, como la diabetes tipo 2, la hipertensión o las enfermedades cardiovasculares, además de aumentar el riesgo de padecer cáncer.

Los investigadores han observado en la publicación que en la actualidad no hay tratamientos médicos eficaces contra la obesidad, causada normalmente por una sobre-alimentación crónica y una actividad física inadecuada, por lo que este fármaco podría convertirse en una opción terapéutica.

La investigadora Ana Teijeiro, primera firmante del trabajo, ha subrayado la relevancia clínica del descubrimiento; “es tentador proponer que los pacientes con obesidad podrían tomar digoxina durante un periodo corto, hasta estabilizar la pérdida de peso, y que después sigan una dieta saludable”, ha manifestado.

Desde el CNIO se ha subrayado que de momento los resultados se han obtenido en ratones, y que por lo tanto son necesarios estudios epidemiológicos y ensayos clínicos para ser corroborado en humanos.

El descubrimiento tiene un valor esencial porque identifica un nexo causal entre la inflamación y el aumento de peso, lo que abre nuevas vías de investigación que pueden ser cruciales para esclarecer los mecanismos que hacen de la obesidad una enfermedad inflamatoria.

Una pareja formada por un hombre y una mujer, ambos de mediana edad, salen de un hospital cogidos de la mano.Cinco consejos para minimizar la insuficiencia cardíaca

La Fundación Española del Corazón (FEC) recuerda la importancia de prevenir la aparición de insuficiencia cardíaca, enfermedad que a día de hoy constituye un auténtico problema de salud pública a nivel mundial. Tanto es así que el número de casos de esta patología se ha duplicado en todo el mundo, pasando de 33,5 millones en 1990 a 64,3 millones en 2017, según un reciente estudio publicado en el European Journal Preventive of Cardiology, revista de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC).

La insuficiencia cardíaca, que en España afecta al 2,7% de la población mayor de 45 años y al 8,8% de los mayores de 74, se produce cuando el corazón no es capaz de bombear la cantidad suficiente de sangre rica en oxígeno que necesita el organismo para funcionar correctamente y sus causas son diversas.

El músculo cardíaco puede fallar, con lo que pierde fuerza y acaba dilatándose:

En muchas ocasiones la causa de esa dilatación no está clara, pero en otras se debe a la presencia de enfermedad coronaria, arritmias o al efecto tóxico del alcohol u otras sustancias. Es decir, muchas enfermedades del corazón acaban desarrollando insuficiencia cardíaca.

También podemos encontrarnos una situación de insuficiencia cardíaca en la que el corazón conserve su fuerza normal. Aquí el problema viene de una sobrecarga del corazón, que no es capaz de responder adecuadamente y entra en fallo cardiaco. La hipertensión arterial se asocia con frecuencia a este tipo de insuficiencia cardíaca.

En todo caso, prevenir su aparición es posible con un control adecuado de los factores de riesgo cardiovascular.

El Dr. Carlos Macaya, presidente de la FEC, insiste en que “una de las principales medidas de prevención de esta enfermedad pasa por una adecuada información y formación de la población sobre los factores de riesgo cardiovascular”.

Los 5 consejos de la FEC:

  • Mantener una alimentación saludable, variada y equilibrada: hay que evitar tomar sal, porque provoca retención de líquidos que pueden provocar un fallo cardíaco, y aumentar el consumo de fruta, verdura, legumbres y pescado. Estos alimentos evitan que se incrementen los niveles de colesterol en sangre.
  • Realizar ejercicio físico de forma regular: la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda a los adultos (18-64 años) dedicar, como mínimo, 150 minutos semanales a la práctica de actividad física aeróbica de intensidad moderada, o bien 75 minutos semanales de actividad física aeróbica vigorosa cada semana. También puede realizarse una combinación equivalente de actividades moderadas y vigorosas.
  • Llevar un adecuado control de enfermedades asociadas a la insuficiencia cardíaca, como la diabetes, la hipertensión o el colesterol elevado. Diversos estudios han evidenciado, por ejemplo, la estrecha relación que existe entre la hipertensión arterial y el desarrollo de insuficiencia cardíaca. Es por ello que un correcto control de la tensión arterial permitirá adelantarnos a futuros episodios de insuficiencia cardíaca.
  • El exceso de peso; es decir, tanto el sobrepeso como la obesidad es causa directa de insuficiencia cardíaca. Así lo demostró un estudio, publicado en la revista Plos Medicine, cuyos resultados mostraban que un incremento de unidad del Índice de Masa Corporal (IMS) supone un aumento de un 20% del riesgo de desarrollar insuficiencia cardíaca.
  • Evitar el consumo de tabaco, alcohol y otras drogas.
El doctor Carlos Macaya Miguel.
Fotografías de Óscar Gómez.

El Noticiero del Corazón, sabio como pocos, nos ofrece un consejo único que vale para las tres noticias, como si se tratara del misterio de la Santísima Trinidad: “Mujeres y hombres, sobre todo aquell@s que padecen factores de riesgo de accidente cardiovascular (diabetes, sobrepeso, obesidad, colesterol, hipertensión), no deben buscar respuestas existenciales en la divina providencia, que también, sino cuidar su alimentación de forma exquisita, más aún las mujeres en etapa menopáusica, y hacer ejercicio físico huyendo del sedentarismo como del coronavirus; además, renegarán del hábito tabáquico, las bebidas alcohólicas o las drogas, quien fume o las tome. La prevención está en la tierra y, aunque la ciencia nos pueda redimir de algunos pecados capitales, heredados o adquiridos, será Dios, o quizá el demonio, quien nos acoja a tod@s y cada un@ de nosotr@s en el cielo, o en el infierno”, concluye el catedrático de Cardiología en la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de la capital española.