La vulvovaginitis se diagnostica a una de cada cuatro mujeres que acuden a una consulta de atención primaria por un problema ginecológico. Los expertos del blog "Salud y prevención" informan sobre esta afección en un nuevo post

Ocho signos de vulvovaginitis, cuando algo no va bien en la parte íntima de la mujer
  • 14 de marzo, 2019
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¿Sientes irritación y picor en el área genital? ¿Está la zona inflamada? ¿Tu flujo vaginal es anómalo o presenta mal olor? ¿Sientes molestia o ardor al orinar o al mantener relaciones sexuales? No te preocupes si éste es tu caso. Puede que sufras una ‘vulvovaginitis’ o inflamación de la vulva o de la vagina, el problema ginecológico más frecuente en las mujeres.

De hecho, se diagnostica aproximadamente en 1 de cada 4 mujeres que acuden a la consulta de atención primaria por un problema ginecológico. Más de la mitad de los casos son de origen infeccioso, y en estos la transmisión sexual ocupa un papel importante, según apunta la Consejería de Sanidad del Gobierno de Cantabria.

Mientras, la doctora Cristina Cámara García, de la Unidad de Ginecología, Obstetricia y Reproducción, del equipo del doctor Jiménez, del Hospital Ruber Internacional de Madrid, puntualiza que las infecciones vulvovaginales representan el 20% de las consultas ginecológicas, a la vez que indica que 3 de cada 4 mujeres experimentarán vulvovaginitis sintomática a lo largo de su vida, mientras que el 40-50%, al menos, presentará un segundo episodio.

En concreto, la vulvovaginitis es producida por diferentes especies de hongos y bacterias, siendo el hongo ‘cándida’ el responsable del 90 por ciento de los episodios (candidiasis vulvovaginal), según añade la doctora Cristina Cámara. Eso sí, también precisa que, en ocasiones, estos casos de inflamación en el área vaginal no son de etiología infecciosa, pudiendo tener un origen irritativo o alérgico.

Desde la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) recuerdan que situaciones como los cambios hormonales (embarazo, lactancia, menopausia), los antibióticos, la diabetes mellitus, o la inmunodepresión (tumores, VIH por ejemplo) pueden favorecer la formación de especies patógenas, y la aparición de la enfermedad.

En este sentido, la ginecóloga del Hospital Ruber Internacional de Madrid puntualiza que en el caso de la candidiasis vulvovaginal existen factores desencadenantes que pueden favorecer la multiplicación de este tipo de hongos asintomáticos, como son la diabetes mal controlada, el uso de antibióticos, la gestación, la toma de anticonceptivos, la inmunodepresión, o la humedad, entre otros.

Por otro lado, la experta agrega que la vaginosis bacteriana puede ser igualmente producida por la bacteria ‘Gardnerella’, que también suele habitar de forma habitual en la vagina. “Debido a sus discretos síntomas resulta más difícil su identificación, y es llamativo saber que el 50% de las pacientes con vaginosis están asintomáticas. Suele tratarse de un hallazgo casual en las consultas ginecológicas”, advierte la especialista.

Los casos de vulvovaginitis son más frecuentes en la edad reproductiva, aunque pueden tener lugar a cualquier edad, y son más habituales antes de la menstruación, tal y como aprecia la SEGO, a la vez que defiende que el diagnóstico precoz permite no sólo aliviar la sintomatología con medicación, sino también diagnosticar y corregir los factores causantes.

La doctora Cristina Cámara recuerda aquí que el diagnóstico se suele realizar a través de los síntomas que presenta la paciente, así como mediante la exploración, o de la toma de muestras, en caso de duda. En otros casos, dice que resulta muy fácil detectar sus síntomas, “que son evidentes y realmente incómodos”: “Picor y ardor en la zona vulvovaginal, molestias durante las relaciones íntimas, secreción vaginal blanquecina y espesa; además, la pareja también puede presentar picores, erupciones y ardor en la zona intima por contagio con las relaciones sexuales”.

El tratamiento

El tratamiento es preferiblemente tópico (cremas o comprimidos dentro de la vagina), según indica la SEGO, y se pueden usar dosis únicas, o múltiples, de 3 a 5 días. En el caso de la candidiasis recurrente (4 o más episodios en un año) lo más importante es controlar los factores predisponentes. Para tratarla se recomienda una pauta larga de 14 días con medicación, y después un tratamiento preventivo en fase premenstrual durante 6 meses. Recomienda también en esta última situación el uso de probióticos vaginales y el tratamiento de la pareja.

Además del tratamiento con antibióticos, solemos añadir los probióticos vía vaginal u oral, ya que ayudan a repoblar la flora vaginal normal con bacterias beneficiosas que ayudarán a evitar una recaída de la infección. En el momento actual, se considera que las alteraciones de la microbiota vaginal son el principal precursor de las infecciones vaginales”, añade Cámara.

A su vez, la SEGO ve importante mantener una dieta saludable, en la que no se abuse de los azúcares, además de cambiar los hábitos de higiene, con sólo un lavado diario con productos adecuados para la región vulvar, evitando las duchas vaginales, la ropa apretada o sintética, y no abusando de los salvaslips, que no dejan transpirar a la zona vulvovaginal. “Es preferible acudir al ginecólogo cuanto antes, al principio de la sintomatología”, advierte, así como no tomar medicación sin prescripción médica.

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