La Asociación Española de Pediatría (AEP) advierte de que la mitad de los niños españoles convive con algún fumador en sus hogares y vehículos y pide el compromiso de los padres a una casa y coche libres de humos. Uno de cada 10 padres podría hacer un intento serio por dejar de fumar

En defensa de la infancia: los pediatras contra el tabaco en casas y coches
Imagen del certificado por el que los padres se comprometen a mantener sin humo casas y coches/Foto facilitada por la AEP
  • 29 de mayo, 2018
  • MADRID/EFE/REDACCIÓN SALUD

Con motivo del Día Mundial Sin Tabaco, 31 de mayo, la Asociación Española de Pediatría (AEP) lanza una campaña para concienciar a los padres con el objetivo de que dejen de fumar en hogares y vehículos, incluso con la distribución de un certificado .

El doctor Juan Antonio Ortega, coordinador del Comité de Salud Medioambiental de la AEP, ha afirmado en la presentación de esta iniciativa que en España la mitad de los niños vive en entornos con presencia del humo ambiental de tabaco, una fuente más nociva que muchos de los contaminantes del aire juntos. Por este motivo, los pediatras insisten en que no se debe fumar en ninguna estancia de la casa ni en el vehículo, incluso cuando los niños no están presentes.

Según explica el doctor Ortega, “no son pocos los padres que intentan reducir la exposición de sus hijos al tabaco con medidas poco efectivas como fumando con la ventana abierta, la puerta de la cocina cerrada o en espacios alejados como el trastero. Sin embargo, desconocen que el humo es muy ubicuo y persistente debido a que pesa más que el aire y las partículas se quedan impregnadas en las superficies, de forma que son inhaladas posteriormente por los niños”.

Asimismo, destaca que el humo de segunda mano -es decir, el humo ambiental formado por la mezcla del humo exhalado por los padres fumadores y el humo que proviene de la combustión de la brasa del cigarrillo- “es de peor calidad que el que inhala el propio fumador, ya que al tratarse de una combustión lenta en él se concentra un número de sustancias químicas mucho mayor que solamente en la corriente principal”.

En total, contiene 4.000 sustancias químicas, y más de 40 de ellas cancerígenas. Este humo es una causa de cáncer en personas no fumadoras e incrementa y se asocia con multitud de enfermedades en la infancia.

El doctor también alerta acerca de otro tipo de humo, el de tercera mano, que es aquel que proviene de la combustión de la brasa del cigarrillo. “Este humo se caracteriza por una alta concentración de partículas y gases que pesan más que el aire que se concentran por debajo del metro de altura y, por tanto, son más tóxicas para los niños y se acaban adhiriendo a objetos con los que juegan o tocan: muebles, cortinas, alfombra, coche… A través del contacto, los niños pueden estar expuestos a muchos de los compuestos químicos del tabaco, ya que pueden llevarse las manos a la boca”, detalla.

Niños vulnerables

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La presidenta de la AEP, María José Mellado, con el coordinador del Comité de Salud Medioambiental de esta asociación, Juan Antonio Ortega/Foto facilitada por la AEP

En este mismo acto, la doctora María José Mellado, presidenta de la AEP, ha recordado que “los niños son particularmente vulnerables a los efectos del humo, ya que por su altura están más expuestos a los contaminantes, respiran más veces por minuto que un adulto, y su cuerpo en pleno desarrollo y madurez”, a la vez que indica la responsabilidad de los adultos de velar por su protección y prevención de enfermedades.

Los pediatras también tenemos que jugar un papel relevante en la batalla frente a la exposición de los menores al tabaco y su humo, dando a los padres los consejos pertinentes para que sus hijos se vean lo menos expuestos posible a la nocividad de estas sustancias”, ha subrayado.

A este respecto, las recomendaciones de los pediatras son claras: la primera, e ideal, es dejar de fumar, pero si no lo hacen, piden que se tenga especial cuidado y se evite fumar en el interior del vehículo o del hogar, incluso aunque los niños no estén presentes.

Lo menos perjudicial es que se fume en la calle y, si se tiene bata o ropa de fumador, es necesario quitársela al entrar en el hogar o en el vehículo y lavarse las manos. “Modalidades de tabaco como pueden ser cachimbas y cigarrillos electrónicos son igualmente nocivas y, por tanto, tampoco se deben fumar en entornos cerrados”, advierte el doctor Ortega.

Campaña “Hogares y autos sin humo”: #AdiósTabaco

Con el objetivo de crear ambientes saludables para la población infantil y juvenil, la Asociación Española de Pediatría (AEP), a través de su Comité de Salud Medioambiental, ha iniciado una campaña contra el consumo de tabaco en los entornos privados.

Entre las acciones que se llevarán a cabo, los pediatras podrán entregar un certificado en las consultas que los padres tendrán que firmar delante del niño para prometer mantener el hogar y el vehículo libres de humo.

Además, tendrán que colgar este documento en un lugar visible para sensibilizar a los padres del peligro que este hábito supone para la salud de sus hijos y recordarles el compromiso que han adquirido”, apunta el doctor Ortega. Junto a este certificado, se entregará una serie de recomendaciones y un kit ‘sin malos humos’.

Esta iniciativa pretende de una forma amable que los padres y madres fumadores hagan un intento serio para dejar de fumar, un acto que el doctor Ortega estima que hará “uno de cada 10 padres”, quien añade que “la fuerza de este consejo reside en el empoderamiento del niño, quien termina por convertirse en un agente promotor de salud y garante del cumplimiento en casa, ya que recuerda a los padres todos los días que hay que cumplir con lo prometido en la consulta del pediatra”. 

Día Mundial Sin Tabaco. Los 4 mejores ‘tips verdes’ para la prevención del riesgo cardiovascular desde la infancia

Tal y como indica la OMS en su lema para el Día Mundial Sin Tabaco 2018, “Tabaco y cardiopatías”, entre los problemas de salud de los niños derivados del humo ambiental del tabaco no solo se encuentran las enfermedades respiratorias como asma o rinitis, sino que también destacan las alteraciones del perfil lipídico, relacionadas con las enfermedades cardiovasculares.

Aunque las enfermedades cardiovasculares se asocien generalmente a la medicina del adulto, el riesgo cardiovascular comienza en los primeros diez años de vida.

El coordinador del Comité de Salud Medioambiental de la AEP alerta de que “si queremos evitar tener pacientes crónicos debemos prevenir estas enfermedades desde la etapa infanto-juvenil. Siempre será más fácil mantener y fijar unos hábitos adquiridos en los niños que cambiarlos en la edad adulta”.

Por ello, además de la prevención durante el embarazo y el primer año de vida, es importante “centrar esfuerzos en los 3 y 5 años, ya que es en ese periodo cuando empiezan a desarrollarse las placas de ateroma”, es decir, la formación de grasa en el vaso sanguíneo que puede causar el cierre de las arterias.

Es recomendable que los niños comiencen cuanto antes a comer de forma saludable y a hacer actividades físicas en la naturaleza, tomando conciencia desde las primeras etapas de la vida de la relevancia que tiene crecer en un entorno saludable.

En este contexto, los pediatras reclaman que se construyan entornos más saludables en casa, en el colegio, en las ciudades… y en este proceso de promoción de vida saludable y reducción de la emisión de humo de tabaco, en la que se busca que los ciudadanos sean más sanos, “los alcaldes y las ciudades deben de sentirse partícipes”, señala el doctor Ortega.

De hecho, en su opinión como experto en salud medioambiental, “los alcaldes en las ciudades podrían ser auténticos ministros de salud pública y comunitaria para la prevención del riesgo cardiovascular. Una ciudad cardiosaludable se mide por los metros cuadrados de zonas verdes y peatonales, número de instalaciones deportivas, parques, zonas verdes, calidad del aire, transpore público y programas de caminando al cole”.

Efectos del humo ambiental de tabaco en el hogar y en el auto

El Comité de Salud Medioambiental de la Asociación Española de Pediatría ha elaborado las siguientes conclusiones observando el daño de la exposición al Humo Ambiental de Tabaco (HAT) en los niños y niñas:

  • La evidencia de los estudios epidemiológicos sobre la exposición al HAT en niños concluye que está asociada a un incremento de enfermedades respiratorias, otitis, rinitis, asma y muerte súbita. También a un mayor riesgo de retraso del crecimiento intrauterino, aborto, déficit de funciones cognitivas y conductuales, empeoramiento de la función pulmonar y exacerbación de la fibrosis quística.

  • La exposición a HAT durante la etapa pediátrica también se ha asociado con el desarrollo de cáncer tanto infantil como del adulto.

Falsos mitos

Existe una mala percepción del riesgo entre los padres y madres con los siguientes mitos FALSOS:

  1. Si fumo en el auto cuando no están los niños no hay problema: FALSO

  2. Si fumo con la ventanilla abierta no hay problema: FALSO.

  3. Si fumo en otra habitación o con la ventana abierta no llega a lo los niños: FALSO.

  4. El cigarrillo electrónico no contiene nicotina ni sustancias tóxicas: FALSO

Algunos datos

tabaquismo
EFE/J.L.Pino
  • El 50% de los niños, niñas y adolescentes de España está expuesto a humo ambiental de tabaco en los lugares donde deberían estar más seguros: hogar, automóvil, zonas de juego, escuela y espacios de ocio.

  • Un 27% de los adolescentes de 14-18 años ha fumado en el último mes, un poquito más las niñas, y el 20% ha probado los cigarrillos electrónicos. Un 26% de los adolescentes también ha consumido cannabis en el último año.

  • El tabaquismo genera un impacto económico negativo en las familias, siendo las pobres las que más fuman. Supone una pérdida anual de 800 a 2500 € en las familias, por lo que contribuye a llevar generar un círculo vicioso de pobreza.

  • El 88% de los adultos fumadores diarios iniciaron su adicción en la etapa infanto-juvenil. La mitad de ellos morirá de enfermedades relacionadas con el tabaquismo.

  • Muchas de las enfermedades crónicas del adulto relacionadas con el tabaquismo ya estaban presentes de forma subclínica en la etapa pediátrica.

  • El tabaquismo (activo o pasivo) es una enfermedad crónica prevenible y más fácilmente tratable en la etapa pediátrica que en la de la medicina adulta, cuando la adicción está establecida.

Imagen: Consejo General de Enfermería (cochesinhumo.com)

 

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