La pirámide de la alimentación para los enfermos renales crónicos permite adaptar sus hábitos nutricionales a las particularidades de la enfermedad poniendo especial énfasis en el control de proteínas, fósforo, potasio y sodio, además de tener una vida activa.

Pirámide de alimentación para los pacientes con enfermedad renal crónica
Base de las cuatro caras de la pirámide de alimentación para enfermos renales. Infografía: Nefralia
  • 20 de febrero, 2018
  • MADRID/EFE/ANA SOTERAS

La Fundación Alicia y la compañía farmacéutica Vifor Fresenius, especializada en nefrofología, han colaborado en el diseño de esta pirámide que persigue mejorar la vida de los pacientes renales crónicos, una patología que en España afecta a unos cuatro millones de personas y que aumenta con el envejecimiento: el 40% son mayores de 80 años y el 22% mayores de 64, según un comunicado.

“Una alimentación adecuada es fundamental para que los enfermos renales crónicos mantengan un buen estado de salud y puedan realizar sus actividades cotidianas, especialmente los pacientes sometidos a diálisis”, añade.

El enfermo renal necesita asesoramiento nutricional ya que, además de seguir la recomendación de una dieta equilibrada como el resto de la población, presenta algunas características específicas

Cuatro caras de una pirámide

La pirámide de la alimentación saludable para la enfermedad renal presenta cuatro caras, sobre una base cuadrada, que además se muestran como un recortable para crear la pirámide en tres dimensiones, una herramienta visual para el paciente y su familia.

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Cara de dieta equilibrada general. Infografía: Nefralia
  • Alimentos en función de su contenido en potasio: colores como un semáforo ayudan a limitar los alimentos con el fin de reducir el potasio y las técnicas para preparar y cocinar frutas y verduras.
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Cara de la pirámide para controlar el potasio. Infografia: Nefralia
  • Alimentos en función de su contenido en fósforo: Al contrario que el potasio, el fósforo es difícil de reducir a través de los diferentes métodos de manipulación y cocción de los alimentos. La excesiva ingesta de fósforo en el paciente renal se relaciona con el desarrollo de enfermedades como la arteriosclerosis y el hiperparatiroidismo. Dependiendo del origen del alimento, la biodisponibilidad o asimilación por el organismo es diferente. En el caso del fósforo de origen vegetal, la biodisponibilidad es menor, mayor en el fósforo de fuente animal, mientras que el de los aditivos, la absorción es casi del 100%, siendo la peor fuente. Se recomienda evitar consumir, de mayor a menor, alimentos procesados, carnes, lácteos, frutos secos y legumbres.
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Cara de la pirámide para controlar el fósforo. Infografia: Nefralia
  • Actividad física: Debido a la enfermedad y al tratamiento médico de los enfermos renales, su actividad física disminuye. Por ello, se aconseja a los pacientes realizar una actividad física moderada, practicando ejercicios aeróbicos de forma rutinaria. Pero son los profesionales son los que deben recomendar la dieta y el ejercicio adecuado en función de la situación de cada paciente.
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Cara de la pirámide para controlar el fósforo. Infografia: Nefralia

Según la Fundación Alicia, “la complejidad en la composición de los alimentos, su alteración debida a los distintos métodos de cocción y el desconocimiento de la enfermedad por gran parte de la población, hace que muchas veces se complique la interpretación de dichas recomendaciones y sea prácticamente un reto integrar esta alimentación en el día a día de pacientes con enfermedad renal”.

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