¿Pueden ser saludables unos sanfermines? ¿Cómo se pueden minimizar las consecuencias de los excesos? Desayunos y comidas contundentes que harán que posteriores analíticas del colesterol pidan socorro, los dolores de espalda o los excesos de la noche forman parte de las fiestas. EFEsalud ha hablado con dos expertos y se ha desplazado a Pamplona para analizar las fiestas

Comienza un nuevo día y comienza, para muchos, una nueva ilusión. Son las 7.30 de una mañana de sanfermines y los equipos de limpieza ultiman los detalles para que el recorrido del encierro esté en condiciones. Van retirando botellas y vasos con agua a presión. Pero no solo por las calles en las que más tarde correrán los toros. En las calles aledañas, manguera en mano, arrinconan toda la basura que se ha producido por la noche.
“Cada año veo esto más sucio” se quejan los que ya van teniendo más edad. Pero gracias a estos equipos de limpieza, cada mañana Pamplona pasa a ser una ciudad salubre. A pesar de los excesos de la fiesta, el casco antiguo de Pamplona aspira a estar presentable y saludable.
Minutos antes del cohete que avisará de que los toros han salido de los corrales, los vigilantes, policías municipales, se encargan de echar del recorrido a aquellas personas que no están en condiciones de correrlo. Los resquicios de la borrachera de la noche, aparte de la resaca, no ayudan a tener ni buenos reflejos ni a correr con los cinco sentidos. Hay que evitar riesgos.
Una vez los toros han llegado a la plaza, la gente corre a desayunar. Aquí hay tres opciones claras y todas consisten en churros.
Churros, salsas y bocatas

Desayunar churros no es lo más idóneo, pero en San Fermín son el desayuno estrella. Harina, agua y sal, bañados completamente en aceite. En estas fiestas se baila continuamente al ritmo de las txarangas o se camina hasta la extenuación. Por ello es necesario reponer fuerzas, pero no es recomendable abusar de los churros. Para comprarlos, se puede elegir entre una famosa franquicia de chocolaterías, los que sirven en el exclusivo Baile de la Alpargata en el Nuevo Casino o aquellos que hacen en una tradicional churrería de la calle La Mañueta.
No solo los churros son el alimento estrella, porque en la hora de comer se riegan los estómagos con ajoarriero, huevos con chistorra o jamón, menudicos de cordero o estofado de toro. Son comidas contundentes, que se consumen cuando se forman grupos grandes. No solo por ser una situación especial, sino porque este tipo de comidas, que no se pueden mantener durante el año, han quedado muy arraigadas.
Prácticamente, cualquier cosa que lleve salsa es susceptible de ser comida sanferminera. La salsa es lo que permite aumentar el número de comensales sin reducir la ración: basta con poner más pan. No obstante, hay que tener en cuenta que estas salsas untadas no son más que grasa con pan, precisa el doctor Francisco Javier Salvador, nutricionista de la Clínica Universidad de Navarra. El doctor habla no de prohibir este tipo de comidas, sino de ser conscientes de lo que estamos comiendo.
La comparsa alegra el ambiente
Tras el desayuno, las labores de limpieza siguen y, los operarios, se mezclan con aquellos que aún no se quieren ir a dormir. Todo ha de estar a punto para la procesión, que mezcla aspectos lúdicos, desenfadados y religiosos. Las calles se llenan de gente. Los padres más valientes no ha dudado en sacar las silletas a la calle. Sus hijos no pueden perder la oportunidad de ver a la comparsa que acompaña al santo.
Los gigantes pesan en torno a 60 kilos y tiene tres portadores que llevarán a cada uno durante una media de dos horas. Lo que más se resiente, cuenta Pablo, es la espalda. Esto es normal si tenemos en cuenta que no ensayan durante todo el año, por lo que no acostumbran a llevar tanto peso cotidianamente, buen caldo de cultivo para padecer lesiones. Les sucede lo mismo a los miembros de la banda musical La Pamplonesa, que no acostumbran a tocar tanto tiempo de pie. Pero a estos no solo se les carga la espalda: Íñigo y Patxi, que tocan instrumentos de viento metal, acaban con los labios perjudicados por las boquillas de los instrumentos. Sobre todo, si son pequeñas.

Cabezudos que golpean con bolas de gomaespuma hacen llorar a muchos niños. El miedo les hace llorar desconsoladamente. Ellos lo ven como una situación de peligro de la que sus padres, risueños, no les protegen ni les apartan de ella. Es más, entre risas permiten que la espuma rebote contra la cabeza de sus hijos.
Y mientras la procesión recorre las calles de Pamplona, en los bares, que han cerrado a las 6.00 para limpiar, ya suena a las 10.00 el reggaeton. La calle es de las familias durante casi todo el día, y poco a poco el ambiente se va tranquilizando. Pero, con la corrida de toros, Pamplona se verá de nuevo invadida por el bullicio en su máximo exponente. Esto comenzará con el fin de la corrida de toros.
Las peñas revitalizan la ciudad

Son aproximadamente las 20.00 horas, y las peñas, que han estado en el tendido sol coreando canciones también intergeneracionales como la chica ye- ye, salen de la plaza.
Encabeza cada grupo una pancarta satírica o reivindicativa, y detrás van sus miembros con sus respectivas txarangas animando con sus instrumentos el paseo. Muchos de ellos salen con la camiseta manchada de vino o sangría. Algunos toman bebidas isotónicas para hidratarse. Salen bailando a ritmo de tubas, saxofones y trompetas.
Miembros de la peña La Única cuenta que cada uno lleva su bebida pero, si no, habrá sangría. Llevan la bebida en cubos de basura o de fregona. La peña Donibane se suma a la “moda” de los cubos. Pero realmente no es tanto una moda sino una solución práctica para no meter envases en la plaza, que pueden producir cortes y mucha suciedad. Esto es importante porque hay atrevidos que se la juegan yendo en sandalias por lugares que están llenos de vidrio.
Los trucos previos de cada uno y diversión con una vida plena
La noche va a empezar y cada uno tiene un truco para preparar la ingesta de alcohol. Unos toman omeoprazol, ese protector de estómago que utilizamos cuando hemos de tomar medicamentos que pueden ser un poco fuertes. Otros dicen preferir tomar una cucharada de aceite de oliva y los más “valientes” se lanzan a beber sin truco. La verdad es que no hay un truco mágico que evite la borrachera. Para el doctor Salvador, tomar una cucharada de aceite o el omeoprazol no harán que uno se emborrache menos.
Comienza la verbena; en la concurrida Plaza del Castillo se sitúan las bebidas en medio de un círculo de gente, la salida de las peñas ha cogido inercia y la gente baila como si no hubiera un mañana. En las caras de la gente hay esbozada una gran sonrisa. No obstante nunca los excesos o una única forma de diversión va a conseguir que podamos sentirnos plenos.
Esa plenitud ha de tener una base sobre la que nacer y crecer. La doctora Carmen Laspra, psicóloga de la Clínica Universidad de Navarra, explica a EFEsalud: “Para alcanzar ese estado de satisfacción emocional hace falta que la persona se sienta plena en otras áreas de su vida como la laboral, familiar o social”. Es decir, tendremos una diversión sanferminera más satisfactoria cuanta más plenitud tengamos en otros aspectos de nuestra vida.
Laspra añade: “De no ser así, la sensación de plenitud que se puede conseguir en este tipo de diversiones no es más que una sensación efímera que desaparecerá en cuanto termine la diversión”. De todos modos, es posible disfrutar de unos días de diversión incluso con algún exceso, siempre y cuando nos mantengamos dentro de unos límites.
La recena en el contexto de la noche
No va a haber días en los que la ciudad vaya a estar más llena. Comienzan a verse los bailes descoordinados, los amores de una noche y los “sujetaparedes”: aquellos que se apoyan en la pared para vomitar. La ingesta de bebidas es monumental, pero aún queda un as en la manga para el sanferminero bebedor de kalimotxo, sangría y cerveza: la recena. Se supone que esta “tradición” es para reponer fuerzas y que la bebida no suba tanto.
Tiendas de comestibles, que casi abren hasta que cierran los bares, hacen el agosto vendiendo bocatas fríos y kebabs. No será lo más nutritivo, pero sí lo que uno anhela a ciertas horas de la madrugada.
Lucha contra la resaca

Al día siguiente, en los momentos previos al encierro, la resaca hará que muchos tiren de ibuprofeno, de grandes cantidades de agua o de comida contundente para calmar los efectos de los excesos nocturnos. Los más valientes, que creen que la resaca se pasa tomando más alcohol, beberán un cerveza o un pacharán, con los que se comerán los churros mañaneros. “Para atenuar la resaca hay que alimentarse e hidratarse con normalidad, así como descansar”, recomienda Salvador. Añade que el ibuprofeno sí alivia el dolor de cabeza, pero que tomarlo para la resaca es abusar de él.
Que el alcohol se mezcla con los churros a modo de desayuno no es un mito. Dan fe de ello en el Café Iruña. Toca dormir después de una larga noche. Algunos no pueden ni llegar a casa o al hotel. Cualquier sitio es bueno para echar una cabezada. De nuevo, el equipo de limpieza sale a la calle y así limpiar y despejar el suelo.
Llegará el día en que San Fermín, con sus desayunos, bebidas y comidas termine. Y entonces querremos contrarrestar los efectos perjudiciales que hayan podido tener las fiestas. El doctor Salvador recomienda: “No hay que adoptar actitudes drásticas con deficiencias calóricas. Lo que hay que hacer es retomar la dieta saludable”.
Cada día de San Fermín se repetirá de nuevo todo esto. Ritual que día tras día, año tras año, se viene cumpliendo del 6 al 14 de julio.
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