No tienen jefes, ni supervisores. Tampoco comprenden el objetivo de su tarea, ni planifican el trabajo. Aún así, las hormigas y otras especies son más eficaces que los propios seres humanos a la hora de afrontar y resolver problemas. El secreto está en la ciencia de colaboración. Estos son los principios de la manada inteligente

¿Qué podemos aprender de una colonia de hormigas?
EFE/Markus Knaden
  • 27 de marzo, 2013
  • MADRID/EFE/MARINA VALERO

El ser humano trabaja por su propio provecho y el de su familia. El bien de la comunidad se convierte en algo secundario cuando la supervivencia está en juego.

Si las hormigas, las abejas o las termitas pensasen lo mismo, no sabrían aprovechar lo mejor del trabajo en grupo y fracasarían en su intento de salir adelante. La vida está repleta de retos. ¿Cómo podemos superarlos? Los mejores asesores viven en el césped, en los árboles, en los lagos y en los bosques.

El periodista Peter Miller reúne nociones de inteligencia colectiva en su libro “La manada inteligente: cómo trabajar y comunicarse de un modo eficiente y tomar las mejores decisiones siguiendo el ejemplo de rebaños, enjambres y colonias” (editorial Destino). Su dilatada experiencia como reportero en National Geographic le ha permitido observar el comportamiento de varias especies de animales y tomarlas como muestra de la sabiduría de la naturaleza.

La sociedad humana se asienta sobre una jerarquía tradicional: el líder tiene potestad para tomar decisiones relevantes, asignar tareas y sistematizar el trabajo. El contexto económico actual -en constante cambio- pone en peligro esta estructura y plantea la necesidad de mejorarla. Otra opción es abrirse a nuevos modelos de organización propios de algunas especies animales.

“Las hormigas no son inteligentes, pero los hormigueros sí”

EFE/Jeffrey Arguedas

Es la conclusión de la investigadora Deborah Gordon. “Cuanto más observas a este insecto, más ganas te entran de ayudarlo”, afirma. Basta con estudiar su comportamiento cuando está solo: una hormiga aislada es una hormiga sin rumbo. El colectivo que la arropa lo es todo para ella. Sin líderes, sin órdenes, sin planes impuestos desde arriba y sin reuniones de orientación laboral, la colonia funciona con rapidez y eficiencia ante los cambios del entorno.

“Los planes surgen de manera espontánea y son el resultado de las interacciones entre las distintas unidades que forman el conjunto”, señala Miller.

Las hormigas ni siquiera comprenden las decisiones que toman. Recurren a la ‘autoorganización’, el primer principio de la manada inteligente.

Por ejemplo, ¿qué ocurre cuando un grupo de personas se acerca precipitadamente a la orilla del mar? Quizá hay un tiburón cerca o alguien se ahoga. Abandonar la tumbona y ponerse de pie es casi inevitable. “Lo que empieza como un simple acto de curiosidad por parte de unos cuantos, desemboca en un estado de alerta colectivo fruto de interacciones múltiples”, explica el autor.

Abejas: competencia leal

EFE/ Luong Thai Linh

El desenlace de un grupo de personas ante una situación de máximo estrés puede ser trágico. No ocurre lo mismo con las abejas: su primera reacción es escanear todas las opciones disponibles para tomar la decisión más inteligente. Cada individuo recoge un fragmento de información y lo pone al servicio de la comunidad. “El sistema de las abejas se parece al mercado de valores: el valor de cada título crece o disminuye en función de la opinión del colectivo”, indica Miller.

La diversidad de conocimientos y la competición son dos conceptos clave en el proceso. Estos insectos se presionan unos a otros en busca del bien común. La “sabiduría de los grupos” implica independencia y combinación de perspectivas.

El rol activo de las termitas

El nido de las termitas es un montículo que puede superar los tres metros de altura. Es el resultado de la colaboración indirecta a través del trabajo. Toda pequeña contribución a un proyecto común puede crear algo útil y admirable. “Si un individuo realiza pequeños cambios en una estructura compartida, induce al resto a seguir mejorándola”, apunta el periodista. La actuación de una termita afecta a sus compañeras.

Los desafíos más extremos no representan un gran problema para esta especie. Su arma más poderosa es la resiliencia, o lo que es lo mismo, la capacidad de asumir situaciones límite con flexibilidad y sobreponerse a ellas.

Bandadas y manadas: mimetismo adaptativo para sobrevivir

Los peces, las aves y algunos mamíferos tienen un comportamiento descentralizado y coordinado. El mimetismo adaptativo constituye otro principio de la manada inteligente: los miembros de un grupo se prestan atención unos a otros e interpretan señales acerca de adonde se dirigen. Su manera de responder a los estímulos define el comportamiento de grupo.

Encontramos una muestra de este fenómeno en las aves: una bandada de pájaros puede adaptar una forma y movimientos en el aire.

El lado oscuro del trabajo colectivo

EFE/Roland Weihlaunch

“Ninguno de nosotros es tan tonto como todos nosotros”, afirma Miller. Si una disfunción se apodera de la manada, la reacción en grupo puede tener un impacto muy negativo en los individuos implicados. Hay que evitar que el conjunto se quede atascado en la resolución de problemas. El autor es crítico con la tentación de tirar la toalla y dejarnos arrastrar por las masas. No debemos limitarnos a hacer lo mismo que los demás.

Somos animales sociales y no cesamos de interpretar señales acerca de cómo debemos comportarnos. El refrán dice que “donde fueres, haz lo que vieres”, pero no siempre hay que hacerle caso. “Prestar atención a los demás puede tentarnos a seguir a la multitud a ciegas, como cuando nos dejamos llevar por modas o por planes financieros insensatos”, advierte Miller.

Seguir su ejemplo

Los colectivos que encontramos en la naturaleza nos han enseñado dos lecciones:

  • La incertidumbre, la complejidad y el cambio no tienen por qué convertirse en un problema si trabajamos en grupo y fijamos objetivos comunes.
  • Los instrumentos necesarios para lograr el éxito y evitar el caos son la diversidad de conocimientos, la aplicación de reglas simples, interacciones entre los miembros del grupo, aportaciones individuales y uso de umbrales de consenso.