Las infecciones perinatales, provocadas por diferentes microorganismos (bacterias, virus, protozoos y hongos), son aquellas que transmite la madre al feto durante la gestación y pueden afectar de forma muy grave a la salud del bebé antes, durante y después del parto

¿Quién está detrás de las infecciones perinatales?

¿Quién está detrás de las infecciones perinatales?

"Las madres protegen de forma natural a sus hij@s mediante las envolturas de las membranas amnióticas, preservando un ambiente relativamente estéril durante toda la gestación", indica el Dr. Manuel Sánchez Luna, jefe del Servicio de Neonatología del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid.

"Pero si un agente infeccioso, un patógeno, es capaz de atravesar esas envolturas, la placenta o llegar al feto a través de la sangre, sobre todo en las etapas más precoces del embarazo, nos enfrentaremos a un riesgo devastador", subraya el también presidente de seNeo.

Cuanto más precoz sea la infección, mayor riesgo existe de muerte intrauterina del futuro bebé o de que padezca secuelas muy graves. Cuando las infecciones se producen más próximas al nacimiento, se registran cuadros clínicos diferentes.

“Desde un menor número de malformaciones a procesos graves que pueden conllevar la muerte fetal tardía o condicionar la vida de un recién nacido con problemas físicos muy serios”, especifica el neonatólogo.

Infecciones perinatales

Prevención y más prevención de las infecciones perinatales

El desarrollo embrionario y fetal, también durante el parto, representa un riesgo cierto para el bebé frente a diversas infecciones, muy especialmente por bacterias, primera causa de mortalidad en países en vías de desarrollo económico y social, sobre todo en recién nacidos.

La infecciones por bacterias son generalmente responsables de cuadros graves de afectación generalizada y a veces infecciones del sistema nervioso central.

"Las sepsis bacterianas han sido siempre un caballo de batalla para los que trabajamos en la prevención de los problemas en los recién nacidos. Hemos desarrollado estrategias con resultados fantásticos para reducir las infecciones bacterianas en nuestros bebés", atestigua el Dr. Sánchez Luna.

"Debemos mencionar los test de diagnóstico y los tratamientos, sobre todo frente a las colonizaciones por la bacteria Estreptococo del grupo B (EGB), "que era la primera causante de la sepsis neonatal".

Esta infección se produce cuando el bebé atraviesa el canal del parto de una mujer portadora de la bacteria. Pueden causar meningitis (infección del tejido que recubre el cerebro y la médula espinal y neumonía (infección de los pulmones) e infección de la piel y otros tejidos blandos.

La detección precoz de la bacteria mediante el cribado vagino-rectal entre las semanas 35 y 37 de gestación evita la casi totalidad de los contagios en los recién nacidos, ya que las madres infectadas se tratan con penicilina al iniciarse el parto.

"A día de hoy, estas infecciones en países como España prácticamente han desaparecido y han sido desplazadas por otro tipo de bacterias que afectan fundamentalmente a los niños que nacen antes de tiempo, los prematuros", destaca.

Bacterias como Escherichia coli y Listeria monocytogenes pueden provocar también casos muy graves de sepsis.

La E. coli es de la familia de las enterobacterias, que forman parte de la microbiota del trasto gastrointestinal; es responsable de las infecciones verticales, especialmente en los nacidos de forma prematura.

También en bebés prematuros causan estragos la listeria, aunque es poco frecuente; se transmite desde alimentos con leche o quesos crudos y otros alimentos contaminados.

La infección por listeriosis durante el embarazo ocasionaría un aborto espontáneo antes de la semana 20 de gestación o un nacimiento prematuro o mortalidad perinatal (de la semana 28 a la primera de vida).

"Y frente a estas infecciones, por desgracia, carecemos de la prevención que hemos tenido ante el estreptococo del grupo B", apunta.

Las infecciones perinatales provocadas por parásitos conforman un grupo especial de infecciones que afectan a la madre y consiguientemente a su futuro bebé.

Uno de los parásitos más importantes y más frecuentes es el Toxoplasma gondii. Este protozoo eucariota, organismo unicelular, se adquiere cuando la mujer gestante entra en su círculo de influencia.

"Es un parásito que forma parte del ciclo vital de los animales y el ser humano se incorpora a ese ciclo, normalmente, a través de la ingesta de alimentos y bebidas contaminadas:

  • Comer carne cruda o poco hecha de animales infectados (cerdo, cordero, etc.).
  • Vegetales mal lavados.
  • Beber agua contaminada con este parásito.
  • Utilizar utensilios de cocina que estuvieron en contacto con la carne infectada (tablas para cortar alimentos, bandejas, platos, cuchillos, pinchos, tenedores, etc.).
  • Tocar con las manos, sin guantes, las heces de un gato infectado.

El bebé corre un mayor riesgo de infección durante el tercer trimestre de gestación y menos riesgo en el primero, pero los efectos serán más graves: muerte fetal o aborto espontáneo.

Cuando el feto sobrevive, el resultado suele ser una lesión grave del sistema nervioso central, afectación hepática y sanguínea.

Si la infección se adquiere de forma tardía, el toxoplasma es capaz de producir un cuadro infeccioso semejante al que producen las bacterias en los recién nacidos.

Algunos de los bebés nacidos con toxoplasmosis no suelen presentar signos de la enfermedad hasta la adolescencia y otras etapas adultas. Estas personas desarrollarán pérdidas de audición, discapacidad mental o infecciones oculares de diferente gravedad.

Se aconseja a las futuras madres, por tanto, que acudan a la consulta preconcepcional antes de quedarse embarazadas. Se puede comprobar, por ejemplo, si existe inmunización a la toxoplasmosis.

Infecciones perinatales

Las infecciones víricas son graves antes del nacimiento. La más prevalente es Citomegalovirus (CMV), del género Herpesvirus. Continúa siendo un gran enemigo: infecciones maternas, infecciones en el feto e infecciones a medio y largo plazo en los bebés.

"Cada vez buscamos más a estas mujeres, que siendo negativas se pueden positivizar durante la gestación: no disponemos de un tratamiento eficaz cuando esta mujer embarazada se infecta con este microorganismo", argumenta el neonatólogo.

El citomegalovirus es muy contagioso a través de la orina en guarderías y colegios, o en el ámbito de las mujeres que trabajan en el sector sanitario.

Está presente en muchos fluidos corporales. Las embarazadas pueden, sin saberlo, transmitir el virus al feto causando una infección congénita.

“En mujeres que no han padecido citomegalovirus, el contagio durante el embarazo puede causar abortos, muerte fetal, malformaciones graves, sobre todo en el cerebro, daño ocular en la retina y sordera”, relaciona.

“Cuando la infección es tardía, es posible que el bebé permanezca asintomático, pero con sordera neurosensorial. El cribado auditivo ayudará a detectar el problema precozmente. Otras veces, sin embargo, la sordera puede aparecer en etapas más tardías del desarrollo infantil”, advierte.

El tratamiento posnatal, aunque es efectivo a la hora de reducir las secuelas a medio y largo plazo, no lo es tanto para evitar las consecuencias de la infección antes del nacimiento.

En el caso del herpes genital hablamos de un factor de riesgo alto para el feto, potencialmente mortal, más durante el parto. El virus ocasiona daño cerebral, ceguera y daños en diferentes órganos.

Otras infecciones víricas, como las producidas por la varicela,el zica, el parvovirus humano tipo B19 o la hepatitis B, son menos frecuentes pero igualmente graves.

"No quiero finalizar este videoblog sin resaltar la cantidad de riesgos que rondan a las mujeres en edad fértil o durante el embarazo debido a las infecciones de transmisión sexual, que aún siguen siendo muy prevalentes", enfatiza.

"Muchas veces, al ser estas infecciones poco sintomáticas, las mujeres no acudirán al médico, no se van a tratar y podrán sufrir problemas extraordinariamente graves; y no sólo ellas, sino también su hijos, antes, durante y después del nacimiento",

Son muy llamativas las infecciones bacterianas por esta vía de transmisión sexual (ITS), como la clamidiala gonorrea o la sífilis: causantes de nacimientos prematuros, bajo peso del bebé al nacer o diversas complicaciones pulmonares y oculares, incluso ceguera.

"En resumen, nada como la prevención, el conocimiento y un buen control y seguimiento de las madres que tengan intención de quedarse embarazadas o en cualquier fase de la gestación. Tienen a su disposición los equipos de obstetricia y ginecología del Sistema Nacional de Salud", concluye el Dr. Manuel Sánchez Luna.

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