Cada vez es más común que alguien lleve un tatuaje, en consecuencia, también son más frecuentes los que se arrepienten de tener uno. Por ahora, el láser médico es la única opción para desaparecer esa imagen del cuerpo sin causar daños o cicatrices y solo debe ser aplicado por un experto

Retirar un tatuaje, trabajo de un especialista
Foto cedida por Ribe Clinic
  • 18 de noviembre, 2013
  • MADRID/EFE/BRENDA MOLINA

Realizarse un tatuaje no debe tomarse a la ligera, no solo por cuestiones estéticas, si no también por salud, ya que algunas de las sustancias contenidas en las tintas pueden causar alergias muy graves. De hecho, esa es una de las razones por las que muchas personas deciden retirar el diseño que llevan en la piel.

Al igual que para buscar un tatuador, encontrar a alguien que lo retire debe tomar tiempo, pues es importante que se trate de un especialista en piel y que cuente con la herramienta adecuada para dañar lo menos posible la zona.

La dermatopatóloga Adriana Ribé nos habla sobre la tecnología fotoacústica, que utiliza vibraciones en lugar de calor para desintegrar las partículas.

“Como estamos produciendo mucha vibración en nanosegundos, se generan muchos pulsos y el láser dirige esos pulsos a la misma capa de la piel y así se tiene el control de la energía. Hay láseres que no tienen esta capacidad y llegan hasta la epidermis causando cicatrices”, explica la especialista de Ribe Clinic de Barcelona.

Borrarlo para siempre

La técnica consiste en pasar el láser por el tatuaje para fragmentar la tinta en trocitos pequeños que después el cuerpo elimina y el tiempo que dura una sesión varía dependiendo del tamaño del dibujo.

“Es molesto, pero es extremadamente rápido. La gente te dice que duele casi como cuando se lo pusieron. Un tatuaje de 10 centímetros puede tardar aproximadamente un minuto. Es como un estallido, notas cuando la tinta se fragmenta más el calor”, detalla Ribé.

De igual forma, el número de sesiones necesarias depende de cada persona; sin embargo, la doctora señala de manera orientativa que pueden ir de entre 8 a 10.

“Se realizan cada 2 o 3 meses, excepto en las personas de pieles oscuras, en donde se hacen cada 3 o 4 porque se trabaja con dosis más bajas para no generar una hipopigmentación”, aclara.

Al final de cada cita, la dermatopatóloga colocará crema antiinflamatoria en la zona la cual, al no presentar sangrado o costra, no necesitará ningún otro cuidado por parte del paciente.

Solo en manos expertas

Adriana Ribé enfatiza en la importancia que tiene buscar a un especialista para que realice el procedimiento con el láser pues, además de que los resultados serán mejores, éste puede controlar mejor la situación en caso de emergencia.

“Hay gente que hasta se te puede morir. Estás moviendo una sustancia por la sangre de una persona y si resulta que es alérgica, puede darle un paro cardíaco. Lógicamente, un médico va a tratar eso mejor que alguien que hace y quita tatuajes”, subraya.

Antes del tatuaje…

Para la experta es importante saber una serie de detalles antes de proceder a quitar el tatuaje; sin embargo, la mayoría de las veces se encuentra con que el paciente desconoce información que debió preguntar antes de hacerse el diseño.

Uno de los más importantes es la composición de la tinta que están inyectando, pues cada color presenta elementos distintos que, además de poder causar alergias, los hacen más complicados de retirar como sucede con los verdes, los azules claros, amarillos, naranjas y fluorescentes.

“Si pueden dártelo por escrito mejor porque, si te pasa algo o quieres quitártelo, se puede saber qué te han inyectado y atenderte con mayor rapidez”, señala Ribé.

Además, hay que conocer en qué capa de la piel se está introduciendo la tinta y buscar al experto que garantice un tatuaje a nivel de la dermis, pues ahí es más sencillo retirarlo.

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