La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) considera necesario que se regule la normativa del etiquetado de los alimentos envasados para que su composición en grasas trans sea conocida por el consumidor ya que la actual legislación “no obliga a que sean identificadas en las etiquetas, por lo que no se informa ni de su presencia, ni de su cantidad”.

SEEN reclama que las grasas trans de los alimentos figuren en el etiquetado
Muestra de piezas de bollería. Croasanes, bollos. EFE/Paco Torrente

Una medida que esta sociedad científica cree que se debe activar mientras entra en vigor el programa de acaba de anunciar la Organización Mundial de la Salud (OMS) para que los Estados se comprometan a eliminar, antes de 2023, estas grasas trans de producción industrial y responsables de más de 500.000 muertes al año por enfermedad cardiovascular.

La SEEN también propone activar políticas locales e internacionales para limitar el consumo de alimentos con grasas trans, así como disminuir al mínimo su ingesta, siempre por debajo del 1% de la ingesta energética diaria total. "Establecer normativas para limitar su consumo es uno de los grandes objetivos de salud pública alimentaria”, considera.

España reduce las grasas trans

Esta sociedad asegura que “en España el contenido en ácidos grasos trans de los productos procesados, como las margarinas o la bollería, se ha reducido, hasta prácticamente desaparecer, a lo largo de los últimos años por la evidencia demostrada de su relación con el desarrollo de enfermedades cardiovasculares”.

Sin embargo, esto no ocurre en todos los países, como China o India, donde las grasas trans siguen estando presentes en muchos alimentos y las enfermedades no transmisibles están aumentando de manera significativa.

Las grasas trans se forman cuando el aceite líquido se transforma en una grasa sólida a través de un proceso artificial de hidrogenación que sirve para incrementar el tiempo de vida útil de los alimentos.

Algunos alimentos, como la carnes de vaca, de cerdo y de cordero, y los productos lácteos que se derivan (leche, queso, mantequilla) contienen de manera natural cantidades pequeñas de estas grasas hidrogenadas.

Sin embargo, la mayoría proviene de alimentos procesados preparados con aceites vegetales parcialmente hidrogenados como la bollería, las patatas fritas, los snacks, las margarinas y otros muchos.

grasas trans
Margarina. EPA/ALEX HOFFORD

El programa de la OMS

Ingerir 5 gramos al día más de grasa trans (el equivalente a la de un croissant industrial estándar) aumenta en un 25% el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular, por lo que la OMS pide su eliminación y recomienda que su consumo no supere los dos gramos diarios, el equivalente al 1% de la ingesta energética total.

La iniciativa de la OMS, denominada “Replace”, presenta seis acciones estratégicas para poder pasar de una cadena alimentaria con gran cantidad de grasas trans a una en la que no existan.

Los seis pasos son:

  • Revisar la situación nacional.
  • Promover el reemplazo por otras fuentes de grasas más sanas.
  • Legislar para prohibirlas.
  • Evaluar el contenido en la cadena alimentaria y los cambios de hábitos en la población.
  • Crear conciencia entre la población y los industriales sobre sus efectos perniciosos.
  • Implementar la nueva legislación.

La OMS incide en que varios países ricos han logrado eliminar totalmente o parcialmente -poniendo límites a la cantidad permitida- las grasas trans de su cadena alimentaria, siguiendo el ejemplo de Dinamarca, que fue la primera nación en hacerlo.

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