Fresas, chocolate, vainilla, jalea real, avellanas, marisco, higos…una lista larga que podemos encontrar bajo el nombre de “alimentos afrodisíacos”, pero, ¿existen realmente los afrodisíacos? ¿Es un mito o una realidad?

Si entramos en internet y tecleamos “alimentos afrodisíacos” nos aparece una larga lista, desde la canela hasta el anís o la miel. Estos se definen como aquellos que al consumirlos generan un aumento del apetito sexual, una excitación o una estimulación. Sin embargo, Álex Vidal, dietista y nutricionista del instituto Alimenta’t, añade a esa definición la palabra “teóricamente”.
¿Hay algún alimento que contenga alguna sustancia que realmente genere un incremento de la líbido? ¿Mito o realidad? ¿Es suficiente con ingerir una fresa, una ostra, o una tarta de chocolate para tener deseo? EFEsalud ha hablado con un nutricionista, una psicóloga sexóloga y un médico neurólogo para responder a éstas y otras cuestiones.
Lo afrodisíaco: ¿Mito o realidad?
Según Cristina Martínez, sexóloga de “Alhambra Psicólogos”, existen las dos cosas: el mito y la realidad. Científicamente, no está tan comprobado que un producto en sí mismo sea afrodisíaco sino que realmente hay otros muchos factores que influyen en que ese, estimule las ganas. Entre esos factores encontramos:
- La compañía de la pareja.
- El entorno donde nos encontremos.
- El lugar o la hora a la que se produzca el encuentro.
- Se dice que el sexo está principalmente centrado en el cerebro.

Los estímulos que podemos recibir con la comida o la bebida llegan a nuestro cerebro a través de estos y es ahí donde realmente se le da el significado de excitante o no. Cuando esos mensajes llegan al cerebro se conectan con nuestra memoria de otras experiencias y eso hace pueda ser más excitante.
Aunque no esté del todo demostrado que el consumo de una u otra comida pueda participar en el proceso, Alex Vidal afirma que “nutricionalmente sí que existen sustancias que pueden participar en la gula sexual”.
Para Carlos Tejero Yuste, médico de la Sociedad Española de Neurología (SEN), los alimentos afrodisíacos son más un mito que una realidad ya que “el verdadero afrodisíaco -explica- es nuestro cerebro porque somos nosotros con nuestra imaginación los que podemos llegar a conseguir una excitación”.
El mito
Un plato de fresas con nata como postre en un menú del día en mitad de una dura jornada de trabajo o alrededor de un jacuzzi lleno de espuma y con tu pareja desnuda dentro esperándote. Está claro que la situación no es la misma, pero las propiedades de esta fruta sí son iguales.
Esa fresa que un agricultor recoge en el campo es la misma con la que podemos llevar a cabo nuestro juegos eróticos, por lo que en este sentido, tal y como nos cuenta Cristina Martínez, colaboradora de la Asociación Española para la Salud el entorno, la compañía, la situación y la manera de presentarlo es lo más importante.
Según el nutricionista Álex Vidal: “A nivel sexual influye más el cómo, el cuándo y con quién se come que los nutrientes que contiene aquello que me estoy comiendo”.
Establecer una lista cerrada de productos afrodisíacos no tiene mucho sentido ya que no existe una regla general para poder clasificar cuáles producen deseo y cuáles no. Para una persona puede ser muy afrodisíaco el marisco porque le produce cierto estímulo, mientras que para otra su olor puede generar de todo menos atracción.
Desde la avellana, el apio, la nuez, el té, el higo… pero tal y como asegura el nutricionista de Alimenta’t, “hay muchos falsos mitos nutricionales que si los analizas no tienen mucha razón de ser”.
Es decir, no existe una comida “milagro” que al comerlo despierte de manera sistemática nuestras ganas. Coger la nata con un dedo y ofrecérsela a tu pareja puede aumentar la líbido, pero, esa misma nata encima de un flan que te sirven en la mesa de un restaurante durante una comida familiar.
La realidad
No todo es un mito, también hay algo de verdad. “Existen agentes que potencian el deseo y que se pueden encontrar en algunos alimentos”, afirma el neurólogo Tejero Yuste.

A pesar de que hay sustancias químicas que pueden estimularle, el doctor asegura que el primer paso para comenzar una relación erótica es tener ganas de relacionarnos con el entorno. Éstos son los componentes de los que habla el neurólogo:
- Elementos que activan el interés por el resto de las personas.
- Componentes que incrementan la afectividad hacia otras personas.
- Fármacos que actúan sobre los órganos reproductores. Potencian tener una erección y eso lleva al apetito, aunque no se consideren un afrodisíaco, estos medicamentos se utilizan para aumentar la líbido.
La serotonina está relacionada con la afectividad y que se utiliza en los antidepresivos. La dopamina ayuda en la interacción con el entorno y es una de las que les falta a los enfermos de Parkinson.
“Algunos nutrientes pueden potenciar la estimulación o segregación de estas hormonas (la serotonina y la dopamina)”, afirma el nutricionista Vidal.
El chocolate es el que más se acerca a la definición de lo afrodisíaco. Tal y como explica el neurólogo, “el cacao tiene un elemento que es la feniletilamina, que puede activar la serotonina. Ésta puede ser la razón de porqué se considera afrodisíaco. Activa los centros de recompensa por lo que cuando una persona toma cacao se siente bien con uno mismo y se considera un antidepresivo”.
Además, en algunos animales se ha comprobado que existen unas sustancias que facilitan la respuesta, en concreto el neurólogo habla de la Yohimbina, un componente químico que se encuentra en algunas plantas y que en ciertos animales (como los gatos) potencian la atracción.
Las ostras es otro de los ejemplos más nombrados en las listas afrodisíacas, “tiene que ver con una sustancia que está en el cerebro (la NMDA) y se utiliza en los procesos de algunos neurotransmisores además de que puede favorecer la formación de las hormonas”, afirma el neurólogo de la SEN.
Álex Vidal, el nutricionista, explica que existen otros nutrientes como son el cinc, la arginina o el magnesio que se pueden relacionar con la actividad cerebral.
- El cinc: el marisco o la carne roja.
- La arginina: los lácteos, la carne, el marisco o las legumbres.
- El magnesio: en el chocolate o el cacao.
Sin embargo, la opinión de Vidal es que nutricionalmente no afecta tanto qué comemos a la hora de tener más o menos.

Carne roja o legumbres: seguramente no aparezcan en ninguna de las listas de afrodisíacos, ¿cuál es la razón?
- Son de colores vivos y nos recuerdan a los órganos reproductores: el plátano, el aguacate…
- Son alimentos que suelen comerse con las manos y no con un tenedor: las fresas, la nata…
- Tienen formas que recuerdan a los genitales masculinos o femeninos de manera que estimulan la fantasía y a su vez la fantasía favorece: el plátano, el aguacate…
Por tanto no existe un producto afrodisíaco no es aquel que contiene “X” miligramos, sino que influyen aspectos al margen de la nutrición. “Puede que un filete sea afrodisíaco por su contenido pero sin embargo a mí no me despierte ningún tipo de deseo”, explica Álex Vidal.
Pero no solo es cuestión de comida, la bebida también tiene algo que contar. “El alcohol en el vino o el champagne produce una deshinibición a nivel cerebral y un mayor riego sanguíneo por lo que favorece el flujo en la zona genital y facilita la excitación y las ganas de llegar al orgasmo aunque en cantidades muy altas puede provocar en el hombre disfunción eréctil”, asegura la psicóloga y sexóloga de “Alhambra Psicólogos”.
Una escena afrodisíaca
Hoy nos quedamos solos en casa. Él prepara el salón: velas, pétalos de rosa y una luz tenue. La mesa la protagonizan una botella de vino tinto en copas grandes de cristal, un plato de ostras y otro de espárragos con mayonesa y de segundo, solomillo poco hecho. De postre: una tarta en forma de corazón, un bote de nata y una fondue.

Esta cena tan sugerente anima a la pareja a jugar con la nata y el cuerpo del otro. “Es cuestión de que la pareja se sienta bien y poder explorar y experimentar los dos juntos: todo depende de la imaginación que tengas, de con quién estés o de qué quieras hacer en tu plano íntimo”, concluye la psicóloga y sexóloga, Cristina Martínez.
.-Efesalud
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