La sífilis congénita, una enfermedad de transmisión sanguínea que pasa de madre a hijo, presenta unos preocupantes índices entre los recién nacidos de Uruguay, que quintuplican lo recomendado por organismos internacionales, algo sorprendente en un país líder en desarrollo humano en la región

Sífilis congénita: de madre a hijo
Preservativo. EPA
  • 15 de enero, 2013
  • Montevideo/efe/Francisco Javier Lama

En el Hospital Pereira Rossell, el mayor centro de maternidad pública del país, se detectaron cifras alarmantes: el 4,3 % de las embarazadas atendidas el pasado año presentaban sífilis y la enfermedad fue detectada en el 2,6% de los recién nacidos.

La situación es “preocupante”, según destacó a Efe Leticia Rieppi, coordinadora de salud sexual y reproductiva del Ministerio de Salud Pública uruguayo, ya que la Organización Mundial de la Salud (OMS) “recomienda que, para que ésta sea una enfermedad controlada, el índice entre recién nacidos no supere el 0,5%”.

Por desgracia, este no es un fenómeno nuevo. Un informe de la Organización Panamericana de la Salud ya alertaba en 2011 del progresivo incremento de casos entre 2000 y 2009, y resaltaba el hecho de que en 2006 los niños recién nacidos con la enfermedad en el Hospital Pereira Rosell ya alcanzaban el 1,2 %.

En las embarazadas, las que padecen esta enfermedad presentan mayor riesgo de parto prematuro, una situación dolorosa para un país que cuenta con una alta cobertura de atención prenatal (95%), muy por encima de otros como Haití (26 %), Guyana Francesa (49 %), Guatemala (51 %), Honduras (67 %), Bolivia (65 %) y Ecuador (71 %).

La preocupación ha llevado al Gobierno uruguayo a tomar medidas urgentes como auditorías a centros privados y públicos, y un polémico decreto que obliga a las embarazadas con esta enfermedad a revelar la identidad de sus contactos sexuales a las autoridades médicas y policiales.

A las embarazadas a las que se les diagnostica la enfermedad se les trata con penicilina, una medicina “que no cuesta más de dos dólares en Uruguay”, destacó Rieppi.

En los recién nacidos la sífilis puede tener efectos devastadores porque provoca lesiones neurológicas, que afectan especialmente a nivel ocular, además del corazón, el hígado y los miembros.

La sífilis se transmite por contacto sexual directo con una persona con un estadio precoz de la enfermedad, una patología que en muchos casos está asociada con la infección por VIH.

En Uruguay la infección por VIH presenta una transmisión vertical a los recién nacidos en el sector público de 6,6 cada 10.000 nacidos, un valor que según la ONU triplica lo deseable y que muestra las diferencias sociales del país, ya que en el sector privado la tasa es de 0,85.

Uno de los avances que se han conseguido en materia de prevención y tratamiento de la sífilis fue logrado gracias a la ginecóloga uruguaya Libia Cuevas, quien implantó un test rápido de diagnóstico en embarazadas con sífilis en 2008.

“La idea surgió en 2006 por el aumento desmedido de la enfermedad en los últimos años”, explicó Cuevas, quien añadió que el test consiste en “obtener una pequeña muestra de sangre del dedo del paciente y, en aproximadamente 20 minutos, se consigue un resultado”.

Este test consiguió agilizar un diagnóstico que antes tardaba semanas en producirse, para así “poder tratar inmediatamente a la embarazada una vez detectada la sífilis para evitar la infección fetal”.

Según la doctora, desde 2009 las cifras de sífilis congénita en el país “no han aumentado, pero tampoco han disminuido”.

Sobre la importancia del control y prevención de la sífilis congénita, la doctora Rieppi recomendó a las mujeres ir a consulta acompañadas de su pareja, ya que “el tratamiento y la prevención la deben hacer ambos” porque, si no toman las medidas adecuadas, “aumentan las posibilidades de que se vuelvan a reinfectar”.

En este aspecto, las dos doctoras señalaron la importancia del uso del preservativo en las relaciones sexuales a lo largo de todo el embarazo.

Ambas profesionales coincidieron también en subrayar el carácter “discriminatorio” de la sífilis ya que es una enfermedad que “afecta especialmente a la población de menores ingresos” y se tratan de sectores “más vulnerables” y que obtienen una “menor educación” al respecto, advirtió Rieppi.

El informe para Uruguay de 2012 de la agencia de Naciones Unidas ONUSIDA revela que tres de cada 10 personas cree que la enfermedad no existe.