Tener relaciones sexuales satisfactorias no está reñido con tener un suelo pélvico defectuoso. Sin embargo, su buen mantenimiento está vinculado a un mejor sustento anatómico para que la relación sexual se produzca de forma correcta. Descubre qué papel juega en la sexualidad femenina y cuáles son las disfunciones sexuales asociadas a sus patologías

María Fernanda Peraza, uróloga-andróloga especialista en medicina sexual en el Instituto de Estudios de la Sexualidad y la Pareja, y Carmen Sala, ginecóloga del Centro Gine 3 de Barcelona y videobloguera de EFE salud, recorren desde sus especialidades la importancia del suelo pélvico en la sexualidad de la mujer.
Carmen Sala explica que el suelo pélvico es una unidad anatómica formada por músculos, fascias, vasos, nervios, colageno, etc, y una unidad funcional que cuenta con un mecanismo de sostén y de suspensión. Se trata de un conjunto de fuerzas funcionales cuyo cometido es como mantener las vísceras dentro del abdomen y la continencia urinaria y anal; además, desempeña un papel en la sexualidad.
Entre los factores que dañan el suelo pélvico están, por un lado, los congénitos como la calidad de los tejidos y por otro, los adquiridos como partos, deportes de impacto, tipo de trabajo, tos crónica o esfuerzos abdominales repetidos como el caso del estreñimiento, señala la ginecóloga.
El suelo pélvico en la respuesta sexual
El suelo pélvico es “el soporte de la genitalidad interna y externa de la mujer”, apunta Peraza. Al factor ineludible del envejecimiento, se suman otros como el embarazo y los partos, unos eventos que debilitan su musculatura y provocan la bajada de los niveles del tono muscular. La huella del paso del tiempo no queda ahí, ya que en la menopausia se altera la microcirculación.

El mantenimiento del tono muscular “permite conservar los cambios anatómicos que se suceden en el orgasmo”, afirma la uróloga. De este modo, la microcirculación en la zona aumenta o se mantiene, haciendo posible el funcionamiento adecuado de las glándulas vaginales y periuretrales, “lo que se traduce una buena lubricación”.
Asimismo, esta doctora explica que de manera indirecta tiene que ver con que la fase de excitación biológica se complete de forma adecuada y el coito resulte satisfactorio, y la vivencia será más plena aunque “evidentemente la relación sexual no es solamente el suelo pélvico”.
Disfunciones sexuales por el deterioro del tono
Fernanda Peraza sostiene que desde el punto de vista físico y biológico, “la indemnidad del suelo pélvico está relacionada con un mejor sustento anatómico” para que todo suceda de forma correcta en la relación sexual.
Las patologías del suelo pélvico como unidad funcional muscular son:
- Hipotonía o tono inadecuado bajo. En estos casos, se dan disfunciones sexuales asociadas a la percepción negativa que tiene la paciente de su imagen porque tiene patologías asociadas al deterioro del suelo pélvico como incontinencia y prolapsos, defectos anatómicos que pueden ser tanto de la vejiga como del recto. Pueden ser una fase de excitación inadecuada y falta de deseo sexual.
- Hipertonía. Condición que se da cuando el tono está sumamente aumentado y produce dolor. Durante la fase de excitación, el suelo pélvico se congestiona de sangre y toda la plataforma orgásmica se prepara para alcanzar el clímax.
Para que esto se produzca, el tono debería estar disminuido, favoreciendo a la vaso-congestión, la lubricación y las contracciones involuntarias durante el orgasmo. Las disfunciones sexuales que puede producir son dolor pélvico crónico y dispareunia, asociada al dolor durante la penetración.
Además, el suelo pélvico responde a las contracturas que se pueden producir en cualquier grupo muscular por ansiedad, tal y como sucede en las cervicales.
Cuidar la salud del suelo pélvico
El suelo pélvico se ha de mantener como unidad funcional y no solo por la parte de la sexualidad, advierte Fernanda Peraza, quien considera que deberíamos tener una educación preventiva en este sentido. Prevenir su deterioro pasa por la adopción hábitos cotidianos y la realización de ejercicios como:
- Mantener posturas corporales correctas.
- Evitar la hiperpresión abdominal, por ejemplo, no empujar al evacuar.
- Tener un buen control muscular del tronco.
- Los ejercicios de Kegel o bolas chinas empleados bajo supervisión.
- Ejercicios hipopresivos o pilates.
El suelo pélvico en las etapas de la vida de la mujer
Carmen Sala explica que “el papel en la sexualidad dependerá fundamentalmente de la edad de la paciente”. Así, en la adolescencia se puede dar vaginismo, estrechamiento de la entrada de la vagina que impide iniciar las relaciones sexuales, ciertas malformaciones como los tabiques vaginales o alteraciones estéticas como la hipertrofia de labios menores.

En el postparto, falta de estrogenizacion por lactancias prolongadas, cicatrices por desgarros retractiles. A largo plazo, se puede producir el agrandamiento del orificio vaginal y la atonía de los músculos elevadores del ano que impiden las contracciones vaginales durante el coito.
Una vez alcanzada la madurez, incontinencia urinaria y fecal y los prolapsos, pueden impedir la correcta penetración y provocar las alteraciones vasculares y nerviosas que dificultan la fase de excitación, orgasmo y la dinámica del coito .
Durante la menopausia, el factor clave es el hipoestrogenismo, la falta de estrógenos que conduce a sequedad vaginal , falta de lubrificación y de elasticidad de los tejidos vulvo-vaginales, lo que desencadena una inapetencia sexual. Por último, en la vejez destaca la importantísima atrofia vaginal.
Debe estar conectado para enviar un comentario.