¿Por qué unas personas son mas tímidas que otras? ¿la timidez se supera con la edad? ¿cómo puede afectarnos en nuestra vida? El psicólogo Sergio García, colaborador de "El Bisturí" ha hecho una aproximación a esta sensación, sentimiento o emoción que la Real Academia de la Lengua define como así: "tímido: temeroso, medroso, encogido y corto de ánimo"

Timidez, "ánimo corto"
EFE/ANDY RAIN
  • 26 de enero, 2017
  • madrid/efe/H.Fernández/J.Tovar

Nuestro especialista en psicología comienza precisamente sus comentarios sobre la timidez en el origen de la palabra, "corto de ánimo", que completa con expresiones como "no me atrevo" o "me da vergüenza"; falta de decisión en las relaciones de índole social y en la relación con los demás.

El experto diferencia entre tímidos sociales y aquellos que lo son más en el ámbito privado. "Todos en nuestras relaciones tenemos una parte que da vergüenza mostrar, pero cuando se convierte en fobia social y resulta imposible llegar a una relación espontánea, la timidez se convierte en un problema. La fobia social es el culmen de la timidez".

Aunque en la timidez puede influir la genética, y la falta de naturalidad puede ser un grave inconveniente en las relaciones sociales, la psicología ofrece estrategias para devolver a las personas al circuito habitual de la sociedad.

Algunas de las situaciones más pavorosas de la timidez pasan por hablar en público, exponer en clase o afrontar una oposición. Un ejemplo que cita Sergio García como estrategia es imaginar que estamos solo ante una persona, no ante muchas, y de esa manera todo puede resultar mucho más sencillo.

¿Y si la timidez es extrema? Sergio responde a la pregunta: "En casos así, la persona puede llegar  a atrincherarse en casa, con una fobia social aguda, manteniendo la relación solo a través del móvil o el ordenador, sin querer ver a la familia. Se sienten vigilados. No hay nada racional en ello. Son casos extremos pero que tratamos en consulta".

El psicólogo aconseja no obsesionarse con la timidez; pensar que ser humano es ser tímido en determinados momentos. No conviene pensar que, aunque pueda ser importante, no es el fin del mundo; no se debe dramatizar, ni ser autoexigente, ni rígido. Hay que ser capaces de flexibilizar el pensamiento para afrontar la timidez desde la naturalidad y la normalidad.

 

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