Ya sea por sufrirlo directamente en uno mismo o indirectamente en un ser querido, el cáncer es una de las mayores adversidades de la salud. Hace falta mucho valor para enfrentarlo, pero más aún para aprovecharlo y crear proyectos que ayuden a pacientes en situaciones similares. Este es el caso de Sandra Ibarra, Ana del Fraile y Valérie Dana, quienes sin ser profesionales sanitarias aportan mucho a la lucha contra esta enfermedad

El pasado 3 de junio se conmemoró el Día del Superviviente de Cáncer; en una mesa redonda organizada por la Fundación Grupo IMO (Instituto Madrileño de Oncología), en el Hospital Universitario de Torrejón de Ardoz (Madrid), “Afrontar la adversidad. La aventura de superarse a sí mismo” se dieron cita nuestras tres protagonistas. Ahora, para EFEsalud, profundizan más en sus historias y proyectos.
Sandra Ibarra: “Esperar a vivir es uno de los mayores errores que cometemos. Hay vida durante la enfermedad”
El entonces Príncipe Felipe le entregó un premio hace varios años y le dedicó estas palabras: “Por estos 12 años de llevar un mensaje de esperanza a tantos pacientes”. Es uno de los rostros más conocidos de la lucha contra el cáncer, en concreto leucemia, en nuestro país. La modelo y comunicadora Sandra Ibarra fue, en 1995, la única superviviente de trasplante de médula de su planta hospitalaria.
La enfermedad regresó siete años después, y aunque esta vez fueron más numerosas las complicaciones, logró salir adelante. La modelo confiesa que la risoterapia y la música fueron claves en su ánimo para luchar, si bien refiere que es necesario “llorar, quejarse y patalear” algunos días.
Abanderada del pensamiento de que “hay mucha vida durante el cáncer”, Sandra reivindica la importancia de la actitud ante cualquier aspecto de la vida. “Se puede llamar cáncer, accidente de tráfico, pérdida de trabajo, al final es la actitud con la que nos enfrentemos a las cosas. Puedes decidir ser víctima o ser protagonista, y yo elegí ser protagonista”, señala.
Tres meses después de su primer trasplante, la comunicadora ya estaba desfilando para un evento de la Asociación Española contra el Cáncer (aecc). Su historia de superación saltó a los medios y llegaron las colaboraciones con organizaciones de pacientes. “Me conozco España por asociaciones, he colaborado con todas”, apunta Sandra.
Acudía a eventos y soltaba globos, daba conferencias o visitaba a los pacientes. Pero ella sentía que no era suficiente. “No podía dormir por la noche sabiendo que podía ayudar a personas y no hacerlo”, remarca. Y es así como nace la Fundación Sandra Ibarra.

“Con una entidad jurídica puedo firmar acuerdos de colaboración con otras entidades, entregar becas de investigación, hacer campañas de prevención y profesionalizar este trabajo”, explica Sandra.
Entre sus objetivos están la lucha por los derechos de los pacientes y de los supervivientes. Entre ellos, reivindicar el segundo diagnóstico, informar a los enfermos sobre los medios para ser padres o las bajas laborales a las que acogerse ante la enfermedad de los hijos.
En definitiva, la Fundación es su plataforma para ayudar a aquellos que hoy están en la situación que ella vivió hace veinte años y transmitirles el mensaje de esperanza ante la adversidad que a ella en su día tanto le sirvió.
Ana del Fraile: “Cuanto más realista seas tú misma más fácil será afrontarlo y superarlo”
A la noticia de su cáncer de mama le sucedió, dos meses después, la grave enfermedad de su padre. Eso fue hace dos años, y hoy ambos están recuperados. Ana del Fraile supo conjugar su juventud con su espíritu de luchadora por aquel entonces, y ambos los compagina ahora con su faceta de emprendedora y su asociación We can be heroes.
Tenía 26 años cuando, sin antecedentes y por sorpresa, le diagnosticaron la enfermedad. ¿Cuáles fueron las claves de Ana para salir adelante? “La valentía y la sonrisa”, indica sin dudar la joven, y añade que no hay que esconder el problema pues “cuanto más realista seas tú misma más fácil será afrontarlo y superarlo”.
Una semana después de acabar el tratamiento, la vallisoletana se recorrió las asociaciones ofreciendo su testimonio y ayuda a otras personas en su situación. “Quería habar con algunos pacientes de que la actitud funciona, de que hay que sonreír, hay que salir a la calle”. Pero no se lo permitieron, por su juventud y por el carácter reciente de la enfermedad.
Así que decidió actuar por su cuenta. Curiosa y observadora, Ana se dio cuenta de la incomodidad de los cubitos de hielo que daban en el hospital para combatir la mucositis, uno de los efectos secundarios de la quimioterapia.

En lugar de quejarse, le dio la vuelta a la situación y creó un ‘chupa-chups’ de hielo que evitase la formación de úlceras y llagas en la boca.
Este instrumento es la estrella del Kit We Can, que además incluye un pañuelo que ya ha desfilado en la Mercedes Benz Fahion Week, una manta, un abanico, una pulsera, una chapa y un carnet de Heroína.
We can be heroes tiene otros dos proyectos además del kit: ayudar a las mujeres a financiarse los tatuajes de pezones y areolas y desarrollar y donar tablets en los hospitales con una aplicación en la que se ponga al servicio del paciente información de la enfermedad, videos con tutoriales, y material de entretenimiento para las largas esperas de la quimioterapia.
Aunque Ana reconoce que hay que seguir investigando sobre el cáncer, de momento ella prefiere fijar su atención en los pequeños detalles que pueden hacer que la enfermedad se afronte con otra actitud.
Valérie Dana: “No ocultamos las dificultades del cáncer, intentamos cuidar de nuestras lectoras”
“La vida es un cúmulo de momentos buenos, malos, regulares e inesperados. Lo previsto, de repente, puede llegar a ser imposible; y lo menos esperado, nuestra realidad. La enfermedad es así de terrible”.
Con estas palabras comienza el editorial del último número de la revista Rose, una publicación semestral dedicado a los pacientes con cáncer. Su directora y autora del párrafo anterior es Valérie Dana. Ella también luchó contra el cáncer, aunque en este caso a través de su hermana, que padeció esta enfermedad en la tiroides.
Valérie recuerda aquella época como “complicada”: su hermana reside en Ginebra y ella en España. “Si ya es difícil encajar este anuncio, cuando estás fuera se hace aún más difícil”. No dudó en acudir a su lado cuando se realizó la operación y mantienen hoy en día contacto a través de Skype.
Esta experiencia fue el detonante de la revista Rose, si bien Valérie ya tenía en mente iniciar un proyecto así. En octubre de 2013 salió el primer número con 14.000 ejemplares distribuidos en la Comunidad de Madrid. El próximo octubre, dos años después, el reto es sacar 30.000 ejemplares para casi toda España.

“Nuestra alta costura es la revista y nuestro prêt-à-porter son la web y las redes sociales”, indica Valérie. Aunque la publicación es semestral, el equipo de ROSE actualiza su portal online a diario.
“Intentamos hacer todo para que nunca una mujer con cáncer de mama o cualquier tipo de cáncer deje de sentirse mujer. Pueden quitarte un pecho, hacer una operación, puedes perder tu pelo pero nosotros te damos trucos para seguir viviendo tu vida lo mejor que se pueda. No estamos ocultando las dificultades intentamos cuidar de nuestras lectoras”, refiere la directora de ROSE sobre su publicación y aclara que la revista es tanto para hombres como para mujeres.
Las claves de Valérie Dana para luchar contra la adversidad son la información “para combatir mejor la enfermedad” y la ilusión porque “creemos en nuestro proyecto y vemos las necesidades”. Y el fruto de su trabajo se refleja en los mails de los pacientes y lectores, agradecidos por su labor.
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