La colaboración con el sistema de farmacovigilancia y ante la situación de alertas sanitarias, y la ayuda para un autocuidado seguro y eficaz, son algunas de las propuestas estratégicas de un documento presentado en Santander por la presidenta del Instituto de Formación Cofares (IFC), Yolanda Tellaeche

Un decálogo y una estrategia para convertir la farmacia en activo agente de salud
La presidenta del Instituto de Formación Cofares (IFC), Yolanda Tellaeche (centro), presenta un documento, junto a Julio Sánchez Fierro y Asunción Redín, secretaria del Instituto, en el curso anual sobre farmacia de Cofares en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander
  • 4 de septiembre, 2015
  • SANTANDER/EFE/MIRIAM MUÑOZ

Este documento, que recoge un Decálogo para el cuidado de la salud y el bienestar, ha sido presentado, en rueda de prensa, por Yolanda Tellaeche en la segunda jornada del curso de Cofares sobre la farmacia del siglo XXI, en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP). La formación y la tecnología son dos de las apuestas principales.

La idea central del documento es convertir al farmacéutico en un auténtico agente de salud ante la sociedad y potenciar la Farmacia Comunitaria como “espacio socio-sanitario integrador y de confianza”.

Para alcanzar estos objetivos, se proponen acuerdos con universidades, industria farmacéutica, sociedades científicas, colegios profesionales y otras instituciones.

El documento, titulado “Propuesta Estratégica para la Farmacia del Siglo XXI”, también recoge entre sus propuestas la adquisición de los medicamentos y productos sanitarios a distribuidores y laboratorios farmacéuticos legalmente establecidos, así como la dispensación personalizada e informada de los medicamentos a los clientes.

La colaboración con el sistema de farmacovigilancia se centra en evitar los efectos secundarios no deseados que puedan tener los medicamentos, y en el caso de la cosmetovigilancia, eludir reacciones no deseadas que puedan provocar estos productos.

Respecto a las alertas sanitarias, el objetivo es que el farmacéutico aporte seguridad al sistema de retirada de medicamentos, que debe realizarse en pocas horas.

El Decálogo refleja que el consejo de los farmacéuticos debe orientarse al bienestar, la calidad de vida y la mejora de la salud, tanto del paciente como del cliente, con especial acento en aportar ayuda ante el uso de dispositivos complejos como los inhaladores, las insulinas o las hormonas, entre otras tareas.

La presidenta del IFC ha subrayado que este documento se remitirá a los representantes de las instituciones farmacéuticas y a las consejerías de salud.

En el análisis que este documento realiza antes de lanzar sus propuestas, destaca el cambio demográfico y el envejecimiento de la población, que lleva a una revisión y reorganización de los recursos sanitarios; las nuevas demandas sociales de productos de calidad para una vida sana y saludable; y la aplicación de nuevas tecnologías.

Tellaeche ha presentado también el proyecto FISA, una nueva herramienta tecnológica esencial tanto para los pacientes como para las propias oficinas de farmacia.

Según ha señalado, el objetivo principal de este proyecto es mejorar la accesibilidad del ciudadano a los recursos sanitarios que necesite “sin la necesidad de andar buscando por miles de páginas”.

Una de sus aplicaciones claras es que disponga de lector de tarjeta sanitaria del paciente, con el fin de que “tenga acceso a su carpeta de salud”.

Yolanda Tellaeche ha resaltado que valora “mucho” la labor de los colectivos de enfermería en cuanto a cuidados e información pero también la de los farmacéuticos: ambos son “sanitarios necesarios y complementarios”.