A modo de una sonda Voyager, que incluye en su viaje interestelar un disco dorado con saludos en 55 idiomas con los que maravillar a otros habitantes del espacio, el arte rupestre de Jorge y Nacho cuenta que un perrito sin traje de astronauta circunda la galaxia pediátrica del Hospital San Rafael, donde estuvo hospitalizado su hermano de seis años de edad. La pizarra de esta habitación sideral sirvió para que Guillermo sonriera con divertidos “guaus” celestes y pudiera sentir manos fraternales pintando en su corazón

“Un perro en el espacio”. Fotografía del dibujo cedida por el Hospital San Rafael de Madrid.
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