Los pacientes de leucemia linfática crónica, hasta ahora incurable, que han probado el tratamiento con el anticuerpo monoclonal obinutuzumab combinado con clorambucilo, quimioterapia menos agresiva, han podido vivir más de un año sin empeorar de la enfermedad o fallecer

Este es una de las conclusiones del estudio internacional CLL11, cuyos resultados en fase III avaló la aprobación, primero en Europa y desde el pasado 20 de octubre en España, del obinutuzumab, el primer anticuerpo monoclonal diseñado por glicoingenieria.
Este anticuerpo actúa bien activando las células inmunitarias contra las malignas o bien induciendo directamente la muerte celular.
El estudio CLL11 ha presentado nuevos datos actualizados en la reunión de la Sociedad Americana de Hematología (ASH,por sus siglas en inglés) que hasta el 8 de diciembre reúne en Orlando (Florida, Estados Unidos) a más de 20.000 especialistas en hematología.
El doctor Javier de la Serna, principal investigador en España del CLL11, explicó a los medios de comunicación que este estudio, que se amplía y actualiza cada año, “van confirmando todos los resultados de eficacia” en pacientes tratados en primera línea.
Del fármaco recién aprobado (comercializado por Roche como Gazyvaro) y en combinación con la quimioterapia suave clorambucilo, se beneficiarán aquellos pacientes mayores de 60 años que sufren además otras patologías y a los que perjudica una quimioterapia más agresiva.
La leucemia linfática crónica, la más común, aparece en los mayores y ataca a la médula ósea y los órganos del sistema linfático con una incidencia 3,7 por cada 100.000 personas.
La combinación del anticuerpo obinutuzumab con clorambucilo ha demostrado también que, según el estudio CLL11, los pacientes pudieron prescindir de un nuevo tratamiento durante más de cuatro años (51,1 meses) ya que, en este tipo de leucemias, puede aparecer la enfermedad sin que requiera terapia.
Además, el perfil de seguridad no ha empeorado en relación con los tratamientos anteriores (solo con quimioterapia o quimioterapia con otro anticuerpo monoclonal, el rituximab).
“Es poca toxicidad comparada con el beneficio que produce”, apunta De la Serna, adjunto en el Servicio de Hematología del Hospital 12 de octubre de Madrid.
Los tratamientos con anticuerpos monoclonales, terapias dirigidas contra la diana de las células cancerígenas, son un “hito” para los pacientes de la leucemia linfática crónica, “unos nuevos medicamentos que van a cambiar la cara y el futuro de esta enfermedad”.