España recibirá en siete o diez días las primeras vacunas contra el coronavirus de la compañía farmacéutica Moderna después de la autorización, ayer, por parte de la Agencia Europea del Medicamento (EMA). Lo ha anunciado el ministro de Sanidad, Salvador Illa, quien ha asegurado que se irá alcanzando velocidad de crucero en el proceso de vacunación y que la sanidad pública tiene recursos suficientes para afrontarlo

En una conferencia de prensa celebrada en la Delegación del Gobierno en Cataluña, el ministro ha explicado que está previsto que en las próximas seis semanas lleguen unas 600.000 dosis de las vacunas de Moderna (es de doble dosis) a un único punto, un almacén del Ministerio de Sanidad, y desde ahí se repartirán de forma equitativa a todas las comunidades autónomas para si dispensación a la población.
La conservación de esta vacuna a -20 grados es más sencilla, no así la de Pfizer que requiere -70 grados, por lo que “la logística y la distribución es menos compleja”.
Los laboratorios Rovi tienen ya preparada su planta en San Sebastián de los Reyes (Madrid) para comenzar a producir la vacuna de Moderna, que no fabricará el principio activo, sino que se encargará de producir viales, descongelar, envasar y etiquetar el suero.
La comparecencia del ministro se produjo tras una reunión con su equipo directivo para analizar la evolución epidemiológica y el proceso de vacunación que en esta primera fase tiene como población diana a los residentes, el personal sociosanitario de esos centros y al personal sanitario de primera línea.
El ministro no ha actualizado los datos y se ha remitido a los que se difundan esta tarde, por lo hasta el momento se conocen, a nivel nacional, los del pasado martes (1.982.544 casos y 51.430 muertes desde el inicio de la pandemia) y puede haber retrasos debido a las fiestas navideñas.
Illa, no obstante, ha destacado que “la preocupación es muy alta”, que estamos ante “semanas complicadas” y ha aconsejado seguir las recomendaciones de las distintas regiones, algunas más restrictivas como Valencia, Cataluña o Extremadura, y ha reiterado que el decreto de estado de alarma no contempla el confinamiento domiciliario como solicita Castilla y León.
“El confinamiento domiciliario no está en nuestra mente”, ha asegurado. Hay otras herramientas, como la restricción de la movilidad nocturna o entre municipios o barrios, entre otras, “suficiente campo de actuación para doblegar el aumento de casos”.

Vacunas de Moderna, las segundas en Europa
Las vacunas de la farmacéutica estadounidense Moderna son las segundas aprobadas en la Unión Europea tras las de la Pfizer-BioNTech y otra dos están en proceso de revisión por la EMA, la de Oxford-Astrazenca y la de Janssen.
Las dosis de Moderna “viene a reforzar” el proceso de vacunación en España, según el titular de Sanidad, que se inició el pasado 27 de diciembre pero con un aplicación desigual en las comunidades autónomas. Como media, solo se ha vacunado a un 18,7% de la población con las 743.925 dosis de Pfizer recibidas.
Según Illa, el proceso de vacunación está avanzando “según lo previsto y pronto se alcanzará velocidad de crucero” y ha insistido que no es una competición entre comunidades autónomas, “esto es una carrera de fondo, no un sprint”.
Asegura que su Ministerio no ha solicitado ayuda a ninguna entidad, como las Fuerzas Armadas, para colaborar en la vacunación.
“La sanidad pública tiene recursos suficientes por poder administrar las dosis de vacunas. Las comunidades autónomas trabajan desde hace meses en los planes de vacunación” que unas están aplicando más rápidamente que otras, ha señalado tras afirmar que “todas las ayudas son bienvenidas”.
El ministro ha reiterado que los planes del Gobierno son alcanzar en verano el 70% de vacunación en la población de España y entre 15 y 20 millones en mayo o junio.
España no retrasará la segunda dosis
Sobre la posibilidad de retrasar la segunda dosis de la vacuna de Pfizer, como han decidido en Reino Unido, Illa ha insistido en que en España se va a seguir “estrictamente las recomendaciones del propio fabricante” y, por tanto, no se ha mostrado partidario de retrasarla.
En el caso de la vacuna de Pfizer la segunda inoculación se tiene que suministrar como mínimo 21 días después, y aunque no pasa nada si son 22, 23 o 24 días, ha contado el ministro, la inmunidad no se adquiere hasta ocho días después de haber recibido la segunda dosis.
La Oficina europea de la Organización Mundial de la Salud (OMS) instó este jueves a que haya una flexibilidad “segura” en la administración de las dos dosis de la vacuna de Pfizer-BioNTech contra la covid-19.
El director regional de la OMS, Hans Kluge, aludió a las recomendaciones emitidas esta semana por el Grupo Asesor Estratégico de Expertos (SAGE) de demorar entre 21 y 28 días la segunda dosis, que en casos excepcionales podría llegar a 42, para intentar que más gente pueda recibir la primera.
“Es importante que una decisión así represente un compromiso seguro entre la capacidad global de producción limitada actual y la obligación de los gobiernos de proteger a tanta gente como sea posible para reducir la carga en los sistemas de salud de cualquier ola posterior”, afirmó en rueda de prensa Kluge.
Kluge resaltó que la decisión del SAGE se ha tomado de acuerdo con la evidencia existente sobre la eficacia de la vacuna de Pfizer-BioNTech, primera a la que ha dado luz verde la agencia en la lucha contra la pandemia.
La Agencia Europea del Medicamento (EMA) desaconsejó este martes retrasar más de 42 días la segunda dosis de esa vacuna, ya que en las recomendaciones posológicas se especifica que la evidencia de su eficacia se basa en un estudio en el que la administración se realizó con 19 a 42 días de diferencia.
“Colectivamente, no podemos permitirnos dejar a ningún país o comunidad detrás”, afirmó Kluge, quien calificó de “vital” que los trabajadores sanitarios y los grupos de riesgo tengan acceso prioritario a la vacuna.
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