Emprender un viaje cuyo fin no es embriagarse con la magia de un paisaje lejano sino ayudar a los demás con altas dosis de profesionalidad. Así comienzan, año tras año, dos semanas de trabajo intenso para los especialistas de las ONG “Cirugía solidaria” y “Cirugía en Turkana”; descubre sus historias

No hay tiempo que perder. El objetivo es operar al mayor número de pacientes en dos semanas. Unas campañas que exigen trabajar a un ritmo agotador en las que grupos de especialistas se embarcan, de manera altruista, para brindar apoyo sanitario a distintos puntos del continente africano.
“Cirugía solidaria” y “Cirugía en Turkana” son dos ONG con muchos elementos en común: solidaridad, esfuerzo y vocación. Operar lejos de los hospitales españoles, en un medio distinto y bajo una climatología hostil, donde el acceso a sus destinos es un reto en sí mismo, no frena a estos especialistas que en quince días intervienen a más de 200 personas.
La duración de estos proyectos hace que las cirugías realizadas no requieran cuidados postoperatorios largos. Entre las más frecuentes se encuentran: hernias, patología ginecológica y bocios, tumores en el cuello causados por la poca ingesta de sal yodada en las comidas que provoca un crecimiento del tiroides y en ocasiones provoca problemas al tragar y respirar.
La historia de “Cirugía solidaria”
¿Qué lleva a un médico a ejercer su profesión de manera altruista? José Manuel Rodríguez, presidente de esta ONG, explica que entre los sanitarios existe una inclinación a desarrollar tareas médicas fuera de su medio pero “nunca sabemos cómo hacerlo”.
En el año 2000, este aliciente llevó a un grupo de cirujanos del Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca de Murcia a poner en marcha este proyecto. “Creamos una agrupación formada por anestesistas, cirujanos y enfermeras que fue el embrión de Cirugía Solidaria”, cuya primera campaña les condujo hasta los campamentos de Refugiados Saharauis de Tindouf.
Durante ocho años su destino ha sido Bengbis, en plena selva ecuatorial del sureste de Camerún. La humedad y los mosquitos son constantes en un entorno rural situado a tres kilómetros a pie de la ciudad, al que se accede a través de un camino de tierra con frecuencia anegado por las lluvias, describe Quite Hernández, cirujana y vocal de la ONG.
Entre la población la prevalencia de malaria se sitúa en torno al 100% y en el caso del VIH, al 15% .“En el sistema sanitario del país, el paciente tiene que pagar previamente todo el material que la cirugía requiera en los hospitales”, precisa la especialista.

“Esta iniciativa ha permitido llevar apoyo sanitario a grupos como la comunidad Baka”, una tribu de la etnia pigmea que representa uno de los últimos pueblos de las civilizaciones primitivas, indica Hernández.
En Camerún, “solemos ir de la mano de una ONG de implantación local que hace una campaña de difusión y selección previa a nuestra llegada, a la que transmitimos el tipo de patología que podemos operar”, sostiene Rodríguez, quien indica que una vez en el terreno se valora quién se será sometido a cirugías.
“La mayor parte de nuestro proyectos no son hospitalarios, es decir, montamos los quirófanos”, indica Rodríguez, quien precisa que llevan hasta Camerún “prácticamente” todo el material, que se consigue a expensas de donaciones del Hospital, casas comerciales o compras de la propia ONG que también se implica en compartir conocimientos con los sanitarios locales.
Además del tres campañas en Sáhara, Malí ha sido durante dos años destino de las campañas de esta ONG, Desde que está el grupo establecido hemos visto unos 5.700 pacientes en consulta y hemos operado 2.700 que en 2015 irá Senegal.
La historia de “Cirugía en Turkana”
“Cirugía en Turkana” es el nombre asumido por este grupo de médicos, cirujanos generales, anestesistas y ginecólogos del Hospital Ramón y Cajal y del Clínico San Carlos de Madrid que, desde 2004, viaja cada año a Kenia para operar de manera gratuita a parte de la población de esta región africana.
Las primeras campañas se financiaron gracias a donaciones privadas, a las aportaciones de amigos y familiares y posteriormente se han unido empresas, como CEPSA.
Turkana es una región muy extensa, de unos 77.000 kilómetros cuadrados situada en el norte de Kenia. Se trata de una zona desértica, donde las condiciones climáticas son extremas, con una temperatura media de 40 grados. Hay muy pocos cultivos y pastos, por lo que la población, que se dedica al pastoreo, es en su mayoría nómada y los recursos sanitarios son escasos.

El equipo liderado por Carmen Hernández, directora de este programa solidario, opera en el Hospital Gubernamental de Lodwar, la capital del distrito, donde las condiciones -que han ido mejorando a lo largo de los años- son indignas.
“Antes era un moridero donde había moscas, cabras, los enfermos estaban hacinados en condiciones infrahumanas, con muy pocos medios, gran escasez de sangre y sin posibilidad de que un enfermo grave vaya a una UVI”, indica esta cirujana general y de Aparato Digestivo del Hospital Clínico San Carlos.
Gracias a esta organización -que se basa en localizar a los pacientes, ir a buscarles a casa, llevarles al hospital y luego llevarles de vuelta a casa-este año la campaña ha sido un éxito.
A esto se suma la puesta en marcha de unas clínicas móviles parar realizar intervenciones in situ, generalmente cirugías que se pueden hacer con anestesia local, como tumores o bultos.
Para seleccionar a los pacientes, un equipo de especialistas del hospital de Lodwar se desplaza durante meses hacia distintas poblaciones valorando los casos, de manera que los médicos españoles saben a qué se van a enfrentar al llegar a Turkana.
Eso condiciona qué especialistas van a ser más útiles. En esta ocasión, han viajado a Turkana tres cirujanos mayores, tres residentes cirujanos en formación, un ginecólogo y un anestesista, que han trasladado parte del material médico desde España y Nairobi para apoyar la economía local.
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