“Llegar más lejos y volar más alto para alcanzar la Luna”, es una de las frases de cabecera del doctor Julio Ancochea Bermúdez, presidente de la Asociación de médicas y médicos gallegos (ASOMEGA), un neumólogo humanista, militante, creyente y practicante que tiene grabado a sangre y a fuego un dogma inquebrantable: “L@s pacientes necesitan no solo nuestra ciencia o nuestro arte, sino también nuestro respeto, nuestra solidaridad, nuestra comprensión o nuestra generosidad”, afirma a las puertas de su querida Princesa
Asomega: medicina gallega con 360º de Ciencia, Arte y Humanidad
“La Medicina tiene que estar basada en los afectos, puesto que sin afectos no hay conceptos -dice en cada uno de sus discursos o intervenciones-. Las personas enfermas piensan, sufren, lloran y soportan una situación íntima y familiar de gran incertidumbre… y los médicos no podemos fallarles, a pesar de dejarnos la piel y el alma en su curación, cuando el último eslabón que les une a la vida son sus sentimientos, lo más humano de nuestro yo interior”.
En una entrevista concedida a EFEsalud, el doctor Julio Ancochea, neumólogo jefe del Hospital de La Princesa y profesor de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid, proclama sin ambages los valores que están clavados en su alma profundamente gallega, englobados en la vocación y la pasión; dos ideales terrenales que le hacen buscar con ahínco “ser una buena persona”, lo único que le pidió su padre, otro gallego de la ourensana A Pobra de Trives, como el resto de su familia paterna y materna más cercana.
“Encontro Mundial” de Asomega: la nave galáctica de la Medicina gallega
Y todos estos valores y sentimientos son los que el doctor Julio Ancochea quiere que luzcan con inusitado brillo en la conmemoración del XXV Aniversario de Asomega, sus bodas de plata; una entidad que nació el 26 de abril de 1994 con la participación de quince médicos; doctores hombres todos volcados, entonces, en mostrar y demostrar la importancia de las raíces patrias o la virtud de sus habilidades clínicas, científicas y artísticas.
“Consideramos que el ahora es una ocasión idónea para que nos reunamos todas y todos los médicos gallegos que trabajamos en Galicia, en Madrid o en cualquier territorio de España, pero también, de forma especial, que dialoguemos a viva voz, y compartamos mesa y mantel, con nuestros colegas que desarrollan su trabajo en Europa, América, Asia, África o Australia; o lo que es lo mismo, las médicas y médicos que plantan sus raíces gallegas en alguno de los cinco continentes”, informa.
Pero reunirse para sentir la galleguidade mutua, compartida con amplias sonrisas, no es el único de los objetivos. El presidente de Asomega quiere demostrar al mundo que su tierra se ha convertido en la cuna de una Medicina centrada en la humanización: “No existen las enfermedades, sino los enfermos”, repite cuantas veces sea necesario.
“A mis residentes y a mis alumnas y alumnos de Medicina siempre les digo lo mismo: hacer es la mejor manera de decir. No basta con los conocimientos teóricos o con la exploración física adecuada del paciente y el manejo correcto de las técnicas complementarias… la Medicina es algo más”, expone.
“Somos personas -continúa- que trabajamos por y para personas que piensan, sienten, lloran, sufren y viven una situación personal y familiar de gran incertidumbre. De manera que la práctica de la Medicina debe contemplar la Ciencia, el Arte, los Valores, pero también los Sentimientos… es una Medicina basada en los afectos”.
Y siempre pone de ejemplo a su orgullosísimo Servicio de Neumología del Hospital Universitario de La Princesa, premiado con reiteración en los últimos años. Sus componentes, médicos, médicas, residentes, enfermeras o auxiliares llevan a gala su decálogo interno:
- Respeto a la vida y a la dignidad de las personas.
- Asistencia y cuidados del enfermo y la comunidad.
- Rigor y competencia científica en el arte de la Medicina.
- Inteligencia emocional para mejorar la relación emocional con los pacientes.
- Principios éticos irrenunciables en la labor diaria.
- Humanismo transversal.
- Vocación y compromiso, siendo militantes.
- Humildad y trabajo en equipo.
- Solidaridad y generosidad.
- Espíritu universitario, con formación permanente, docencia, investigación e innovación.
“Diez valores permanentes e irrenunciables que exigen algo más -señala Ancochea-. La Medicina, al ser una disciplina centrada en las personas enfermas, en sus cuidadores y en sus familias, necesita una alianza terapéutica y de confianza con los pacientes: no debemos expresar tanto nuestro conocimiento sobre su patología y sí dedicarle tiempo a sus sentimientos, con afectividad y cariño. La enfermedad no debe romper nuestros lazos humanos”.

ASOMEGA embarcada hacia Nova y Mujer, las dos caras de la Luna
“Únicamente los hechos son el soporte de las ideas”, decía Pío Baroja, escritor español de la Generación del 98, autor de novelas como “El árbol de la ciencia” o “Memorias de un hombre de acción”, y el doctor Ancochea guarda en su almohada de plumas estas palabras escritas negro sobre blanco en papel invisible.
Y hablar de cielos abiertos, con un sol radiante, es hacer que la juventud y la mujer despeguen hacia sus destinos de superación e igualdad… “Es imparable que lleguemos a la Luna”, cierra los ojos el galeno ‘madrigallego’ al sentir el fulgor del Dios Atón.
“Afortunadamente para todas y todos, la Medicina ha cambiado mucho y seguirá cambiando muchísimo. En mi Servicio de Neumología, por ejemplo, tengo la suerte de estar rodeado de mujeres. De los dieciséis últimos residentes del Servicio de Neumología de La Princesa, catorce han sido magníficas médicos residentes”, subraya.
“Cuando se creó Asomega fue fundada por quince médicos. Esta no es la realidad actual. En este momento, Asomega se está rejuveneciendo y feminizando. Tenemos una vicepresidenta y la Junta Directiva cuenta ya con el trabajo de cinco mujeres… esto no hay quién lo contenga”, destaca.
“En mis clases de Medicina en la Facultad de la Autónoma, o en las que imparto en mi hospital, el 80% u 85% de los jóvenes son estudiantes mujeres”, añade.
La historia nos enseña que un personaje histórico como Akenatón, faraón hereje de la XVIII dinastía, amante de su amada Nefertiti y padre de Tutankamón, el faraón niño que deslumbra al mundo con sus tesoros, quizá elaborados para una mujer, intentó cambiar el rumbo egipcio hacia las estrellas con su soñada Amarna, pero sus vestigios forman parte de un desolador desierto de arenas sibilantes.
“A mí no me gusta hablar de la primera persona del singular, del “YO”, prefiero mil veces, o un millón de millones de veces, hablar del “NOSOTROS”, puesto que todos y todas, trabajando en equipo, juntos, somos infinitamente mejores que “TÚ” o que “YO”… No en vano, es fácil adivinar que aquéllo que solo es de uno es casi seguro que no es de nadie“, enuncia.
Es la ética, singularmente en Medicina, el obelisco granítico que señala el camino más recto de líneas curvas de todo tipo hacia el éxito.
“Los médicos tenemos que formar, junto a otros profesionales sanitarios, una auténtica coalición en torno al paciente, a ese paciente persona. La humanización no deja de ser un compromiso ético que tiene mucho que ver con la dignidad personal de todo ser humano. La humanización exige de todos y cada uno de nosotros, médicos y médicas, y por extensión al resto de la población, llevar ese compromiso a la práctica, partiendo desde nuestros valores inalienables”, propone en esencia y sustancia.
Aulas Asomega (Ciencia, Arte, Humanidad… y Galicia) a nivel internacional
“Alguien dijo -trae a nuestro presente- que el futuro pertenece a la belleza de los sueños, pero para ganar el futuro hay que soñarlo primero… y en eso estamos: tenemos el sueño de hacer crecer nuestro proyecto ASOMEGA internacional, aulas asomega por todo el mundo, por los cinco continentes, con embajadores de asomega, para que los jóvenes médicos y médicas gallegas completen su formación tutorizad@s por estos embajadores y al mismo tiempo profundicen en sus raíces, en su galleguidade“.
Y este sueño apolítico de las primeras “embajadas gallegas” estarán a cargo de l@s diplomátic@s Miguel Enrique Cabanela González-Seco, cirujano ortopédico de la Clínica Mayo en Rochester (Minnesota, EE.UU.); Delia Cerviño Cardoso, coordinadora del Servicio de Neonatología del Hospital Salvador de Bahía en Brasil; Andrés Rodríguez Lorenzo, Chief and Associate Professor in Plastic Surgery at Uppsala University Hospital en Suecia; Augusto Azuara Blanco, profesor de Oftalmología en Queen´s University Belfast en Reino Unido; y Bartolomé Burguera González, presidente del Instituto de Endocrinología y Metabolismo de la Cleveland Clinic de Ohio (EE.UU.).

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