Si la salud visual es crucial durante toda la vida, en los primeros años, en la infancia, aún más. EFEsalud analiza con la doctora Idoia Rodríguez, especialista en Estrabismo y Visión Binocular del Centro de Oftalmología Barraquer, dónde hay que poner la atención y cuáles son los principales riesgos.
Atentos a los problemas visuales de los niños; ojo vago y estrabismo, principales riesgos
La doctora Idoia Rodríguez Maiztegui pertenece a la Unidad de Motilidad Ocular y Visión Binocular del Centro de Oftalmología Barraquer; es Licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad de Barcelona (2006), especialista en Oftalmología (2011), y ha complementado su formación en la subespecialidad de Estrabismo y Motilidad Ocular en el Centro Barraquer y en el Bascom Palmer Eye Institute (Miami, USA).
Miembro de diversas sociedades médicas, ha presentado ponencias en numerosos cursos y congresos, por los que ha sido reconocida con varios premios; asimismo, ha colaborado en la publicación de capítulos y artículos de publicaciones especializadas y ha participado en expediciones humanitarias de la Fundación Barraquer en Gabón y Niger.
EFEsalud ha hablado con ella coincidiendo con el inicio del curso escolar, momento crucial para estar más atentos.
Doctora, vamos a hablar de la salud visual de los niños, ¿a partir de que edad se puede advertir que un niño no ve bien?
Desde muy temprana edad, a pesar de no contar con la colaboración del niño, hay una serie de signos clínicos, como pueden ser la desviación de los ojos (estrabismo), temblor ocular (nistagmus), pupilas de color blanco o grisáceo (leucocoria), que nos van a advertir que el niño no ve bien y que por tanto es conveniente acudir a la consulta del oftalmólogo para descartar la presencia de enfermedades oculares graves o malformaciones.
Muy temprana edad, ¿qué edad?
Vienen niños desde recién nacidos, un mes, seis meses… tenemos test subjetivos y objetivos que nos permitir testar tanto la visión, como explorar el segmento anterior, posterior, la motilidad ocular del niño.
¿Cuáles son las principales manifestaciones por las que se puede advertir que el niño no ve bien?
Entre los principales signos y síntomas que podemos destacar, encontramos la visión borrosa, incapacidad de leer la pizarra, mal rendimiento escolar, cefaleas frecuentes, enrojecimiento ocular, parpadeo constante, movimientos rítmicos de los ojos, que el niño tenga tendencia a bizquear o desviar un ojo, torcer la cabeza…. son signos que deben poner en alerta tanto a profesores como padres.
¿Y cuáles son las patologías más frecuentes?
Los problemas más frecuentes que encontramos en la patología clínica diaria son los de refracción, miopía, astigmatismo e hipermetropía, que derivan en ambliopía (ojo vago) y estrabismo.

¿Para comenzar un tratamiento hay que esperar a que empiece el colegio?
No, el tratamiento debe ser lo más precoz posible, dependiendo de la patología concreta, la edad y el pronóstico; y el diagnostico precoz resulta fundamental.
Doctora, ¿la población responde a la prevención, es consciente de su importancia? ¿estamos llegando tarde o a tiempo para un diagnóstico precoz?
En la mayoría de los casos, gracias a los mensajes que transmitimos en medios, y gracias a pediatras y profesores, estamos consiguiendo realizar cada vez más un diagnóstico y tratamiento precoz.
¿Está demostrado que el fracaso escolar muchas veces está relacionado con los problemas de visión?
Sí, en la etapa escolar y en la adolescencia es frecuente la miopía, el astigmatismo, la hipermetropía, y estos defectos de refracción no corregidos causan falta de atención, malos resultados, y en general, retraso en el rendimiento escolar.
Hay niños que son tachados de malos estudiantes cuando en realidad lo que tienen es un defecto de refracción no diagnosticado ni tratado, que se solucionaría con gafas o lentes de contacto.
¿Defectos como el estrabismo o la hipermetropía puede desaparecer con la edad?
Si se explora y se constata que estamos ante un estrabismo secundario a hipermetropía (estrabismo acomodativo puro), cuya corrección es óptica, el desarrollo del ojo puede conllevar mejoría de la hipermetropía, y consecuentemente del estrabismo, por lo que son importantes las consultas oftalmológicas de seguimiento para su diagnóstico correcto.
¿Qué consecuencias puede tener no actuar a tiempo?
Una de las peores consecuencias es el desarrollo de la ambliopía, del ojo vago, y la pérdida de la relación binocular, es decir, calculo de distancia, visión en relieve, y en definitiva, la capacidad de ver en tres dimensiones.
Debemos tener en cuenta que el periodo de aprendizaje visual se inicia en el nacimiento y culmina a los 8/9 años del niño, siendo los cuatro primeros los de mayor progresión, por tanto si existe en esta etapa una patología ocular es imprescindible realizar un diagnóstico y un tratamiento precoz.

Lo que no aprendemos a ver en la infancia no lo vamos a recuperar en la edad adulta.
¿Quién debe hacer las revisiones, el pediatra o el oftalmólogo?
Las revisiones las debe hacer el oftalmólogo, aunque es importante la orientación del pediatra; también profesores y educadores son importantes para la detección en el colegio.
¿Qué pautas de conducta son recomendables para favorecer una visión sana?
Hay una serie de medidas preventivas que deberíamos adoptar como son la intensidad de la luz, preferentemente luz natural; mantener la distancia de lectura adecuada, unos 40 centímetros, aproximadamente; moderar las horas de televisión, ordenador, tablet, móvil, y mantener una postura correcta.
Y una revisión oftalmológica completa a los dos años de edad, aunque no haya síntomas, y posteriormente controles anuales hasta los 8/9 años, hasta que se consolide el aprendizaje visual.
Doctora, ¿por su experiencia estas patologías como evolucionan, aumentan, se estancan?
El ojo vago afecta a un 2/3 por ciento de la población infantil, es un porcentaje muy elevado, ya que se trata de un fenómeno evitable y reversible.
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