“Tanto la maternidad tardía como las técnicas de reproducción asistida (TRA) y la gemelaridad o embarazo múltiple asociado a estos métodos reproductivos, son tres de los factores recurrentes que determinan un mayor número de nacimientos de bebés prematuros”, expone el doctor Manuel Sánchez Luna, jefe del Servicio de Neonatología en el Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid
Bebé prematuro: un precio a pagar por la mujer del siglo XXI
Las causas de la prematuridad son múltiples, algunas de ellas relacionadas con problemas agudos durante la gestación, enfermedades maternas o trastornos anatómicos; pero también, haber sufrido un parto prematuro en embarazos previos.
“Pero no se quedan atrás las decisiones de las mujeres para postergar la gestación de su primer bebé por diferentes motivos existenciales o las decisiones de recurrir a las técnicas de reproducción asistida para quedarse embarazadas a edades más adultas”, dice.
Prematuridad, técnicas de reproducción asistida y gemelaridad
El mayor número de recién nacidos prematuros se registra en la horquilla que va de la semana 32 a la 37 de la gestación. Sin embargo, son fundamentalmente los nacidos antes de la semana 28 los que precisan un cuidado mucho más intenso y especializado; grupo que, además, presenta un mayor riesgo de complicaciones.
La prematuridad extrema es la de aquellos niños y niñas que nacen entre las semanas 22 y 25, en el límite de la viabilidad. Lo hacen en un momento demasiado precoz de su desarrollo fetal, situación muy limitante para sobrevivir fuera del útero materno.
“Es un precio muy alto el que pueden llegar a pagar las mujeres, y sus parejas, que deciden retrasar la gestación de su primer bebé en países económicamente avanzados como España, donde la edad media de los embarazos se ha situado en los 32 años de media“, especifica el neonatólogo.
“Es una media de edad extraordinariamente alta, cifra que nos sitúa como líderes en Europa de mamás primerizas. Hecho que aumenta el riesgo de prematuridad hasta un 2% de los casos”, asevera.
Asistimos, por tanto, a un descenso preocupante de la natalidad en nuestro país; descenso que “no se acompaña de un descenso de la prematuridad“, puntualiza.
“Nos mantenemos en la horquilla de 6,5%-7% de bebés prematuros, esto es, los nacidos antes de la 37 semana de gestación serán uno de cada trece”, cuenta.
“En España, el 5,4% de los recién nacidos son bebés prematuros tras una técnica de reproducción asistida”, resalta.
Además, las propias condiciones biológicas de las parejas que deciden emplear técnicas de reproducción asistida hacen que se acreciente el riesgo de prematuridad.
“Se calcula que estas técnicas se asocian a un aumento de hasta tres veces del riesgo de tener un hijo con un peso inferior a los 1500 gramos al nacer”, informa.
La prematuridad se asocia a las técnicas de reproducción asistida, y las TRA favorecen la transferencia de más de un embrión.
Un único óvulo fertilizado se separa y se forman dos fetos. Los gemelos pueden compartir la placenta y el saco amniótico o pueden compartir la placenta pero tener diferentes sacos amnióticos.
Alrededor del 50% de los embarazos gemelares no llegan a término… “y la neonatología sabe muy bien que la gemelaridad aumenta el riesgo de la prematuridad”, subraya.
“La suma de estos factores, cuando inciden al unísono, provocan que la tasa de prematuridad aumente hasta tres veces si se compara con la población que tiene hijos de forma espontánea, sin acudir a las técnicas de reproducción asistida”, contrasta.
“Aún así, algunos de estos factores de riesgo de la prematuridad han logrado corregir su nivel riesgo a la baja, como puedan ser la tasa de gemelaridad asociada a las TRA y la implementación de innovaciones en las propias técnicas reproductivas”, asegura.
“Es los últimos años se ha confirmado que la curva de aumento progresivo de la prematuridad se ha frenado o estabilizado, e incluso ha iniciado su descenso gracias a la disminución del número de gestaciones gemelares”, aporta.
Por el contrario, el retraso de la edad de la primera gestación es cada vez mas pronunciado.
“Y la paradoja es que, a la vez, está registrándose un cambio en el perfil de los bebés prematuros: aumenta, gracias al desarrollo médico y científico, la supervivencia de aquellos que nacen con menos de 28 semanas o menos de 1.000 gramos. Pero es en esta población donde se concentra el mayor riesgo de problemas a medio y largo plazo”, alerta.
“No se nos puede olvidar que es fundamental un desarrollo cerebral adecuado… al igual que el de los riñones, el de los sistemas metabólicos o el de los sistemas inmunológicos. Si un bebé, cuando nace, es tan inmaduro que es incapaz de respirar, su cerebro es igual de inmaduro, como lo será su riñón, su páncreas o su hígado”, describe.
Para estos bebés prematuros se ha establecido una estrategia a nivel nacional de cuidados especializados.
“Somos meticulosos desde antes de su nacimiento; y los cuidados para est@s pequeñ@s no cesan, ni mucho menos, cuando se van del hospital y se incorporan a la vida familiar”, recalca el neonatólogo jefe del Gregorio Marañón.
Tras el alta, se establece para la mayoría un programa de terapia ocupacional, fisioterapia y estimulación precoz, controles metabólicos y nutricionales y controles e inmunizaciones para la prevención de los problemas infecciosos respiratorios habituales, como la displasia broncopulmonar.
“La prematuridad no solo impacta en el propio bebé y su familia, sino que repercute a nivel económico y social, puesto que el coste global de la prematuridad es elevado en todas sus fases: nacimiento, evolución y manejo de estos niños y niñas”, concluye el doctor Manuel Sánchez Luna, también presidente de la Sociedad Española de Neonatología (seNeo).
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