Dos son los pilares para la prevención del cáncer de cérvix, las revisiones ginecológicas regulares, con pruebas de citología, y la vacunación contra el Virus del Papiloma Humano (VPH), causante del 99 % de los casos de este tumor. 26 de marzo, Día Mundial de la Prevención del Cáncer de Cuello de Útero.

Vacunación y citología para prevenir el cáncer de cuello de útero
Adolescente australiana recibiendo la vacuna destinada a frenar propagación del virus de papiloma humano./ EFE/Mick Tsikas
  • 26 de marzo, 2024
  • ANA SOTERAS
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La Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), en esta conmemoración, hace un llamamiento a practicar estas medidas de prevención de cáncer de cuello de útero, que en España es poco frecuente, con una estimación de más de 2.200 casos nuevos para este año y unas 650 pacientes fallecidas en 2022.

A nivel mundial es uno de los más frecuentes en mujeres, con más de 500.000 casos anuales.

Se trata de un cáncer que se diagnostica en su mayoría en mujeres jóvenes con edades entre los 35 y los 50 años.

Los principales factores de riesgo, además del VPH, son el tabaquismo, la inmunosupresión (pacientes afectadas por virus del VIH o que requieren tratamientos inmunosupresores), la coinfección por
otras enfermedades de transmisión sexual (ITS), y el consumo de anticonceptivos orales durante largo tiempo.

Disminuye la incidencia y la mortalidad

La incidencia (nuevos casos) del cáncer de cérvix ha disminuido en las últimas décadas en España debido fundamentalmente a:

  • Aumento de diagnóstico de lesiones precursoras y su tratamiento oportuno.
  • Aumento poblacional e inmigración.
  • Envejecimiento de la población
  • Exposición a factores de riesgo vinculados al estilo de vida.

La inclusión de la vacuna del HPV en el calendario vacunal es de esperar que produzca una disminución del diagnóstico de lesiones asociadas al virus y lógicamente en la incidencia de cáncer de cuello de útero, apunta la SEGO.

Por ello, desde esta sociedad médica también se insiste en la importancia de evitar otros factores de riesgo a nivel general que pueden provocar cualquier cáncer, como los vinculados a un estilo de vida poco saludable, como pueden ser el tabaquismo y el consumo de alcohol, y adoptar hábitos saludables como realizar ejercicio físico de forma regular y llevar una alimentación equilibrada.

En las últimas décadas, la mortalidad por este tumor ha disminuido más del 70 % en los países del entorno.

La tasa de supervivencia del cáncer de cérvix se sitúa entre las más altas en los tumores que afectan a las mujeres en España, con un ligero ascenso en los últimos años, un 65 %, señala la sociedad médica, ya que se consigue frenar y curar.

Además de las medidas preventivas y para el diagnóstico precoz, también influyen los avances en tratamientos quirúrgicos y oncológicos.

Cáncer de cuello de útero, un tumor evitable

La SEGO insiste en la prevención ya que se trata de un tumor en la mayoría de casos evitable y con posibilidad de diagnóstico precoz.

La vacunación contra el VPH se considera actualmente la estrategia más eficaz para reducir significativamente el riesgo del cáncer de cuello de útero, más aún cuando la infección crónica del VPH es la causa fundamental en más del 99 % de los casos de este cáncer.

Es importante que las mujeres realicen sus revisiones periódicas con regularidad para así poder diagnosticar y localizar el tumor y sus lesiones precursoras en estadios iniciales, o que, si presentan
síntomas o detectan algún problema, acudan a su ginecólogo lo antes posible.

Los principales síntomas o signos del cáncer de cérvix son: manchas de sangre o sangrado leve entre o después de la menstruación, sangrado menstrual más largo y abundante de lo normal, sangrado después de mantener relaciones sexuales o durante el examen pélvico en la consulta del ginecólogo, y aumento de la secreción vaginal.

Además de la vacuna, el cribado de cáncer de cérvix es una estrategia de prevención efectiva y eficiente para prevenir el desarrollo del tumor.

La citología cervical mediante técnica de Papanicolaou tiene una baja sensibilidad para el diagnóstico de lesiones de alto grado, pero compensa con una alta especificidad. La combinación de la detección molecular del VPH y la citología alcanza una sensibilidad para detectar estas lesiones de hasta el 96%.

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