Cinco mujeres anónimas, con trayectorias muy diferentes, se unen para cruzar el Atlántico a bordo de un velero. Todas tienen algo en común: han superado un cáncer. Con esta aventura, desde Valencia a la isla Martinica, lanzan un mensaje contra el cáncer de mama y pretenden demostrar que tras vencerlo hay mucha vida, una vida repleta de retos, sueños y aventuras

El #RetoPelayoVida16, respaldado por la Fundación “Vencer al Cáncer”, tiene como objetivo trasladar un mensaje de esperanza a todas aquellas mujeres que padecen o han sufrido esta enfermedad.
Según la Fundación, en España se registran 25.000 nuevos casos de cáncer de mama al año; es el cáncer que más afecta a las mujeres y tiene un índice de supervivencia del 85%.
Las últimas estadísticas señalan que 1 de cada 3 españoles desarrollará algún tipo de cáncer en los próximos años, cifra que se elevará a 1 de cada 2 para los nacidos en 2016.
Este proyecto, organizado por la compañía de seguros Pelayo, es fruto de un acuerdo firmado con la Federación Española de Baloncesto en el marco del programa Universo Mujer 2018, cuyo objetivo es promover el deporte femenino, y cuenta con la colaboración de la Fundación AstraZeneca, entre otras entidades.
Las protagonistas
Carmen, Marian, Patricia, Susana y Yolanda son las protagonistas de este reto; EFEsalud ha hablado con ellas para conocer sus historias, y dar voz y cara a estas luchadoras.
Carmen Peláez
Es médico de familia, tiene 57 años y es de Madrid. Está casada desde hace 30 años y tiene dos hijos, un chico de 24 años y una chica de 22.
Carmen cuenta haberse embarcado en esta aventura porque al ver el proyecto pensó: “Está hecho para mí, a mí me gusta navegar y me entusiasmó el tema. Me pareció una cosa bonita, vi cómo había surgido la del año pasado y me decidí a escribirles”.
Espera poder transmitir la idea de que se puede “salir de la enfermedad reforzada en todos los niveles y con ganas de hacer mil cosas”.
Explica que antes, el cáncer de mama le “daba mucho miedo porque era equivalente a la muerte en un plazo de tiempo relativamente corto”, y que actualmente “la gente lo ve de otra manera”.
“Si se coge con tiempo se puede superar; que la intervención vaya acompañada de una prótesis hace que la mujer lo acepte mejor desde el punto de vista psicológico”, subraya Carmen Peláez.
Marian Santiago
Es sargento de la Guardia Civil de tráfico, tiene 46 años y trabaja en Huesca pero es de Madrid. Con pareja estable y sin hijos afirma que este reto para ella “es una parte más de superación personal” aunque asegura que lo hace también “para dar ánimo a las chicas que están pasando lo mismo que pasé yo”.
Espera que este proyecto llegue a mucha gente y que les haga sentir “un poquito mejor”. Del cáncer ha aprendido: “hoy estoy aquí y mañana no”; también añade que ya no se molesta en discutir cosas que no son trascendentes porque así vive mejor y más feliz.
“En la lucha contra el cáncer de mama se ha avanzado mucho, ahora cuando te lo detectan puedes pensar: tengo esperanza y puedo vivir”, afirma Marian Santiago.
Patricia Alonso
Tiene 38 años, de Palma de Mallorca, bióloga, casada, con dos hijas pequeñas.
“Espero que este proyecto llegue al mayor número de personas posible, que vean que el cáncer se puede superar y que puedes seguir con una vida plena tras pasar la enfermedad”, sostiene.
“Conocí el reto del Kilimanjaro, este año me enteré por casualidad y me hacía mucha ilusión tanto a nivel personal como para demostrar que después del cáncer hay vida y muchas cosas que hacer”, señala.
Resalta la importancia de concienciar a la gente: “Por desgracia a cualquiera le puede tocar”.
“Tras el cáncer te quedas con lo positivo, ganas más como persona y valoras más lo que tienes. Mis hijas han sido súper importantes porque por muy mal que me encontrara, tenia que llegar a casa con una sonrisa”, narra Patricia Alonso.
Susana Laguarda
Es guardia civil, trabaja de escolta en la Casa Real, tiene 42 años y es de Madrid. Tiene pareja estable, sin hijos.
“Cuando estaba enferma me dije que nunca me iba a poner límites y esto es una forma de demostrarlo. El cáncer me ha quitado mucho, como la posibilidad de tener hijos, pero también me ha enseñado a disfrutar de las pequeñas cosas“, explica.
Se aventura en este proyecto para ayudar a personas que están pasando la enfermedad y darles ánimo, lanzando el mensaje: “Si nosotras hemos podido, vosotros también podéis. Podéis salir y después del cáncer hay una vida plena“, garantiza.
“Me gustaría concienciar a todo el mundo para que se luche, para que haya una detección precoz; he tenido dos casos cercanos que han luchado, pero no lo han podido superar y si hubiera habido una detección precoz, seguramente estarían vivos”, mantiene Susana Laguarda.
Yolanda Preciados
Tiene 50 años, es empresaria en el mundo inmobiliario, de Pamplona, aunque vive en Mijas, Málaga. Está casada y tiene un hijo.
Se lanza a esta aventura porque siente la necesidad de expresar ese “sentimiento de agarrarte a la vida“. Afirma ser una demostración de nuestra capacidad de hacer actos que algunos ni piensan, tras superar un cáncer.
Señala que la enfermedad la vivió con mucha tristeza y desesperación, pero que con la distancia “sacas cosas positivas” y que nuestro país “está muy concienciado”, pero insiste en la necesidad de “enviar más presupuesto a la investigación contra esta enfermedad”.
“Tras la enfermedad tomas conciencia de las prioridades y de lo importante que es ser feliz y vivir. Yo hago un esfuerzo de conciencia continua para sacar el jugo a cada segundo de mi vida”, concluye Yolanda Preciados.
La aventura
Desde el 28 de octubre hasta el 5 de noviembre, las participantes realizarán una semana de entrenamiento en Valencia donde, profesionales de la navegación, las guiarán y enseñarán a manejar el velero Cannonball. El día 6 de noviembre será la salida del barco, cuyo primer destino será Málaga.
El recorrido es Valencia ->Málaga->Tenerife->La Martinica, isla a la que tienen previsto llegar el 1 o 2 de diciembre.
Las mujeres irán acompañadas en todo momento por dos regatistas profesionales: Iago López-Marra, navegante que participó en los recientes Juegos de Río; y Diego Fructuoso, director de la travesía. Además, un médico de Quirónsalud, el doctor Alberto Francés, acompañará a las participantes durante toda esta aventura para vigilar su salud.
Este doctor realizará un cuaderno de bitácora virtual donde escribirá el día a día de esta apasionante hazaña.
Estas cinco aventureras experimentarán todas las sensaciones de un buen navegante: llevarán el timón, trimarán las velas, tomarán decisiones para la estrategia y navegación del barco, organizarán las guardias nocturnas y las rotaciones de cocina.
Deberán aguantar situaciones de riesgo como fuerte oleaje, vientos racheados, bajas temperaturas o la soledad del navegante durante la travesía.
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