La incógnita que esconde el rostro angelical de la infanta Margarita de Austria en “Las Meninas” de Velázquez solo puede ser resuelta por un “ojo clínico”. Así es como el cirujano maxilofacial Florencio Monje observa una mancha en la cara de la niña y diagnostica que se debe a una enfermedad rara denominada “el síndrome de Albright”

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Los enigmas médicos de los rostros de 50 obras de arte universal
“Las Meninas”, Diego Velázquez, 1656.
  • 18 de agosto, 2016
  • MADRID/EFE/MARÍA FERNANDA AYALA

Este doctor, un apasionado de la historia del arte, diagnostica las enfermedades de personajes retratados en cincuenta obras de arte universal en su libro “El rostro enfermo: 50 pinturas universales para comprender las enfermedades de cara y cuello”. Unas patologías que pasan desapercibidas para la mayoría de los espectadores: manchas rojizas en el rostro, cuello inflamado o mandíbula pronunciada son algunas de las señales más observadas.

Por eso, en el famoso cuadro de Diego Velázquez, este especialista observa “en la sien derecha de la infanta una mancha pequeñita café con leche”, una marca que aparece en retratos posteriores de la infanta y que responde al síndrome de Albright, una enfermedad genética que afecta a los huesos y a la pigmentación de la piel.

Detalle de la Infanta Margarita en el cuadro "Las Meninas" de Diego Velásquez.
Detalle de la Infanta Margarita en el cuadro “Las Meninas” de Diego Velásquez. (1656)

Pero… ¿Cómo puede ser tan efectivo un diagnóstico con solo mirar el rostro? El doctor Monje considera que “para un cirujano maxilofacial es relativamente sencillo sacar un diagnóstico de una deformidad, una enfermedad o problema en la cara, con relativa veracidad”, y explica, que aunque la gente no ve estos signos, si se les orienta, “pueden aprender a verlos”.

“Es como pasar por delante de un edificio durante muchos años y que luego te digan que tiene una forma particular en la fachada”, que ha pasado desapercibida, añade el experto.

Bajo la misma lupa, el cirujano analiza las patologías de otros 49 personajes ilustrados, grandes exponentes del romanticismo y del impresionismo, y las recopila en el libro que cuenta, además, con una reseña histórica y artística de su hermano, el historiador Isidoro Monje Gil.

La deformidad más común, según el doctor Monje, es el prognatismo o mandíbula hacia adelante más allá del plano de la cara. Se puede ver sobre todo en los retratos de la dinastía de los Habsburgo de Austria, quienes tenían “la mandíbula muy aumentada y el maxilar superior con poca capacidad de crecimiento”, agrega el cirujano.

La dama dorada, por Gustav Klimt

Detalle del rostros y las manos del Retrato de Adele Bloch-Bauer I, de Gustav Klimt

Uno de los cuadros analizados es el “Retrato de Adele Bloch-Bauer I”, conocido como “La dama dorada”, de Gustav Klimt (1907), que se exhibe en la Neue Galerie de Nueva York. Según el diagnóstico del doctor Monje, “en esta señora se puede determinar por la mancha de la cara, que pudo tener una insuficiencia cardíaca”.

Y para confirmarlo, los hermanos Monje Gil investigaron en la biografía de la mujer y encontraron que “la causa de su muerte fue una meningitis, posiblemente derivada de una enfermedad del tejido conectivo, y que tiene esa señal característica” agrega el cirujano.

detalle bozo
Detalle de la Virgen María en el “Descendimiento” de Rogier van der Weyden.

Un detalle llamativo de la obra –hecha en óleo y oro sobre lienzo- son los dedos de la dama dorada, que a consideración del cirujano, podrían ser un síntoma de una artritis reumatoide.

El Descendimiento de Rogier van der Weyden

En la reseña patológica sobre la Virgen María, vestida de azul, ilustrada en el cuadro “El Descendimiento” del pintor flamenco Rogier van der Weyden (antes de 1443), el doctor Monje invita a fijarse en su cuello, en el que se ve un bulto característico del bocio difuso ocasionado por un aumento en la glándula de la tiroides.

La obra maestra del pintor belga se encuentra en el Museo del Prado.

Retrato de anciano con niño, Domenico Ghirlandaio

Detalle de “Retrato de anciano con niño”, de Domenico Ghirlandaio.

Uno de los cuadros de interés del doctor Florencio Monje Gil, durante sus visitas al Museo del Louvre, es el “Retrato de anciano con niño” (1490), de Domenico Ghirlandaio. En este “se ve a un hombre con granos en la nariz, una lesión denominada rinofima, que es una deformidad peculiar característica de la rosácea”, asegura el cirujano.

Otros veinte tipos de deformidades de rostros ilustradas en varios cuadros son reseñadas en este libro editado por Art Duomo Global (Descubrir el Arte), que plantea una mirada del arte a través de la medicina, y en particular de la especialidad quirúrgica del esqueleto facial, la cara y el cuello.

Para el doctor Monje, actualmente este tipo de deformidades (tipo II y III) se solucionan de forma precoz con cirugía, y “se logra que el esqueleto facial vuelva a tener todas las medidas de una cara normal”, contrario a lo que se puede ver en las pinturas, en las que los personajes seguían así hasta la edad adulta.

Además, el cirujano señala que por este tipo de deformidades se realizan más de 4.000 operaciones en España, siendo la más común el progmatismo tipo III, en la que “el labio superior está hundido y el labio inferior es más prominente”, concluye el doctor Monje.