Una bailaora, Cristina Hoyos, una cantante, Lamari de Chambao, y una escritora y periodista, María Hernández Martí, son tres ejemplos de mujeres dedicadas al arte y a las letras que comparten su experiencia con el cáncer de mama y que, tras superar el primer impacto, no permitieron que la enfermedad las paralizara continuando durante el tratamiento con su vida profesional

Compartir el cáncer de mama: Tres artistas a las que la enfermedad no paralizó
De izq a dcha: Lamari, del grupo Chambao; la actriz Cayetana Guillén Cuervo; la bailaora Cristina Hoyos; la oncóloga Ana Lluch y la escritora María Hernández Martí. Foto Planner Media.
  • 26 de octubre, 2016
  • MADRID/EFE/ANA SOTERAS

Sus testimonios, junto al de la oncóloga Ana Lluch, reconocida experta en cáncer de mama, abrieron el primer Taller de Arte e Innovación “La vida y nada más”, un proyecto de la compañía Roche que quiere abordar la enfermedad a través de la mirada del arte y con la innovación como esperanza de futuro.

Y el cáncer de mama, que cada año llega a la vida de más de 25.000 mujeres en España, fue el escogido para este debate moderado por la actriz y periodista Cayetana Guillén Cuervo quien destacó la “generosidad y sensibilidad” de estas mujeres que dan visibilidad a esta enfermedad para ayudar a las que vienen detrás.

El impacto y la necesidad de compartir

Lamari, del grupo Chambao, superó un cáncer de mama en 2005. Foto: Planner Media
Lamari, del grupo Chambao. Foto: Planner Media

En 2005, con 30 años, y una carrera musical en pleno apogeo con su grupo Chambao, Lamari recibió la noticia de tener un tumor agresivo pero operable.

“En ese momento todo se para”, recordó. Después llegó la cirugía y la quimioterapia. Y tuvo que hacer pública la enfermedad porque no podía seguir con la promoción del disco que acaba de salir al mercado.

Lamari necesitaba contar por lo que estaba pasando y en 2006 escribió “Enamorada de la vida, aunque a veces duela”. “Soy de ese tipo de personas que verbalizan las cosas, hablar es mi terapia”, comentó.

Una terapia que también practica Cristina Hoyos: “Es bueno decirlo y no esconderlo” y por eso también escribió hace diez años “Ánimo, p’alante” donde cuenta su experiencia frente a un cáncer mama “de alta malignidad” que le descubrieron en 1996. “En ese momento se te nublan los sentíos”.

La bailaora, al igual que Lamari, explicó públicamente que su carrera, sus actuaciones, quedaban temporalmente suspendidas. Eran unos años en los que hablar de cáncer, así, no era lo normal.

La bailaora Cristina Hoyos, quien sufrió un cáncer de mama en 1996. Foto: Planner Media.
La bailaora Cristina Hoyos. Foto: Planner

El caso de María Hernández Martí es algo diferente. Al igual que les ocurrió a sus compañeras de debate, cuando llegó el cáncer “fue como un bombazo”, un cambio importante en su vida.

La necesidad de evitar repetir cada paso de la enfermedad le llevó a escribir un blog para “para dar el parte” a su entorno, pero “se me fue de las manos y acabé con varios cuentos. Además los hospitales son una mina y terminas acumulando un montón de historias”, ironiza la autora de “Que no, que no me muero”.

La doctora Ana Lluch, jefa del Servicio de Hematología y Oncología del Hospital Clínico de Valencia, aplaudió la actitud de estas tres mujeres porque hacerlo público “es fundamental, forma parte del tratamiento. Integrarlo en nuestra vida nos hace fuertes”.

Que la quimio no te pare

La escritora y periodista María Hernández Martí. Foto: Planner
La escritora y periodista María Hernández Martí. Foto: Planner

Ninguna de ellas se quedó quieta. Lamari y Cristina pararon lo justo para comprobar que podían con los efectos secundarios de la quimioterapia y en seguida volvieron a subirse al escenario, en pleno tratamiento, con pañuelo en la cabeza la cantante y con maquillaje negro y un postizo la bailaora, que lo prefería a la peluca.

“Esto no me va a quitar de bailar”, pensó entonces Cristina mientras ejercitaba su brazo (en la operación le quitaron los ganglios axilares) para volver a actuar cuánto antes y no dejar tampoco a la deriva a la gente de su compañía. Porque los artistas, las profesiones liberales, no tienen baja laboral, recordó Cayetana Guillén Cuervo.

La oncóloga Ana Lluch. Foto: Planner
La oncóloga Ana Lluch. Foto: Planner

La llegada de la enfermedad de María Hernández coincidió con la crisis económica y a la mala noticia se unió otra: el paro. Y entre ciclo y ciclo de quimio, hacía alguna que otra entrevista de trabajo, también con el pañuelo en la cabeza y ante la mirada atónita del entrevistador.

“Durante el tratamiento -aseguró la doctora Lluch- no estáis enfermas, no tenéis enfermedad, es para prevenir. Por eso hay que integrarse en la vida normal, cuanto menos bajas mejor”.

Dos artistas que se enfrentaron a la enfermedad con “positividad” y una escritora que utilizó el humor como arma pero que también reivindicó el no ser reconocida como una “heroína, porque tengo derecho a estar de malas y a protestar”.

Tres experiencias diferentes y a veces convergentes frente al cáncer de mama, un tumor que en la última década cuenta con tratamientos biológicos de última generación, una innovación que permite mirar hacia el futuro.