Bajo el lema “Hablemos de depresión”, el objetivo de la OMS en el Día Mundial de la Salud es acabar con el estigma e informar a la sociedad sobre esta enfermedad mental, sus causas y posibles consecuencias, y es que cada año se suicidan cerca de 800.000 personas, siendo la segunda causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años

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Rompe los estigmas de la depresión en el Día Mundial de la Salud

Rompe los estigmas de la depresión en el Día Mundial de la Salud

  • 7 de abril, 2017
  • Redacción EFESALUD

La depresión no es solo un trastorno del estado de ánimo, sino una enfermedad mental compleja, multidimensional y heterogénea frecuente en todo el mundo.

Entre sus síntomas, destacan tanto los afectivos (tristeza, ansiedad, irritabilidad, bajo estado de ánimo y desesperanza), como los cognitivos (dificultades de atención y concentración, de memoria, de toma de decisiones y planificación) y los somáticos (fatiga, cambios en el apetito y el peso, alteraciones del sueño, cefaleas o problemas estomacales).

Miedo al estigma

Ocultar esta patología no contribuye a curarla antes y puede tener resultados muy negativos en el paciente, ya que se retrasa el diagnóstico y el tratamiento.

Se estima que entre el 30% y el 50% de los pacientes con depresión no están diagnosticados y a pesar de la existencia de tratamientos eficaces, al menos el 75% de las personas que sufren un trastorno depresivo mayor en el mundo no reciben el tratamiento adecuado, según la OMS.

De extenderse el diagnóstico y el tratamiento, se podrían evitar hasta el 70% de los suicidios, tal y como afirma José Ramón Pagés, coordinador de la Asociación Nacional de Ayuda al Enfermo de Depresión (ANAED).

EPA/ANDY RAIN

Coste personal y sanitario

Este trastorno provoca angustia mental y puede afectar a la capacidad para llevar a cabo las tareas cotidianas más simples. Esto tiene efectos muy negativos en las relaciones con los familiares y amigos y en el trabajo.

De acuerdo con la OMS, se trata de la primera causa mundial de discapacidad y contribuye de forma muy importante a la carga mundial general de morbilidad.

Cuando se trata de un trastorno depresivo mayor, este llega a incapacitar de tal manera que la persona no es capaz de vestirse ni de comer.

Para el presidente de ANAED, es una enfermedad tan inexplicable que puede provocar casos de divorcio y depresión y si se conociera mejor, no provocaría “tantas catástrofes”.

Infografía sobre la depresión/EFE

Una mayor prevención y la introducción de mejoras en el tratamiento reducirían el elevado coste personal de la enfermedad, así como el alto coste económico que supone para el sistema sanitario y laboral.

Tal y como afirma el presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría, Julio Bobes, las bajas laborales tienen un importantísimo coste para la economía, y no hay más que ver las altas cifras de personas incapacitadas totales o absolutas después de un trastorno depresivo mayor.

Los retos actuales frente a la depresión

Uno de los retos actuales es la recuperación total de los afectados en todos los ámbitos de la vida, pero los síntomas residuales se relacionan con un elevado riesgo de recaída tras el tratamiento, incluso tras varios años de mejoría.

Esta recuperación es un proceso largo y, tal y como afirma Pagés, siempre queda una huella que nos hace más vulnerables a una posible recaída. El experto compara esta situación a la fractura de un hueso porque “siempre hay algo que te recuerda que el hueso puede volver a romperse de nuevo”.

Aproximadamente la mitad de los pacientes con depresión en remisión no consideran que se hayan recuperado de su enfermedad y más del 70% continúan presentando síntomas cognitivos, uno de los problemas residuales más prevalentes, si bien existen fármacos que logran que los afectados recuperen su capacidad cognitiva y ejecutiva.

Entre estos síntomas está la dificultad para concentrarse, los olvidos habituales, la indecisión y el procesamiento retardado.

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La obra “Mujer Llorando” del artista colombiano Fernando Botero./ EFE/Orlando Barría

Desde el punto de vista afectivo y somático, “los tratamientos antidepresivos consiguen mejorar el comportamiento de los pacientes, que vuelven a estar activos, más animados, recuperan el apetito, la sexualidad y el sueño”, explica Julio Bobes.

Los retos, señala Bobes, están centrados en el entorno intelectual y en encontrar fármacos pro-cognitivos.