El 90% de los casos de melanoma están asociados con la exposición a los rayos ultravioletas. La variación en la forma de los lunares, la sequedad y el enrojecimiento de la piel son signos de alarma que deben ser consultados con un profesional

Después del verano, atención al melanoma
  • 26 de septiembre, 2012
  • MADRID/EFE/ANGELA CASTRO

La exposición a la radiación proveniente del sol es la causa principal de la aparición del melanoma, una enfermedad de la piel por la que se forman células malignas (cancerosas) en las células encargadas de dar color a la piel (melanocitos).

De hecho, la revista especializada Nature publicó recientemente un informe que señala que tras hacer una secuenciación del genoma completo del melanoma se confirmó que la exposición a los rayos ultravioletas incrementa el número de mutaciones que originan la enfermedad y reveló un nuevo gen vinculado a ella.

Los melanomas por lo general no son dolorosos. La primera señal de su existencia suele ser un cambio en el tamaño, forma, color o sensación de un lunar existente. También pueden aparecer como un lunar nuevo, negro o anormal.

En los varones suele aparecer en el tronco o la región de la cabeza o el cuello, mientras que en las mujeres suele aparecer en brazos o piernas. Según el Instituto Nacional del Cáncer, el melanoma es más común en adultos pero, en algunos casos, se encuentra en niños y adolescentes.

Recomendaciones después del verano, para evitar tener melanoma

Después del verano es recomendable prestar especial atención a la dermis y observar todas las señales que pueden advertir sobre la presencia de un problema más o menos grave en la piel. La Clínica Martín Anaya publica una serie de “señales postveraniegas” que deben ser tomadas en cuenta.

  1. Debe ser una señal de alarma que la mitad de un lunar no sea igual que la otra.
  2. Estar atentos a los bordes irregulares, borrosos o dentados.
  3. Los colores más peligrosos son los rojizos, blanquecinos y azulados sobre lesiones de color negro.
  4. Vigilar que el lunar no aumente su tamaño y prestar especial atención cuando mida más de 6 milímetros.

De acuerdo con el Instituto Nacional del Cáncer, hay factores de riesgo que aumentan las probabilidades de tener esta enfermedad. Los pacientes deben consultar con el médico si piensan que tienen riesgos de presentar melanoma como los siguientes:

  • Tener la piel de la cara con las siguientes características:

– Piel de la cara clara, pecosa y que se quema fácilmente, no se broncea o se broncea mal.
– Color de ojos azul o verde.
– Cabello pelirrojo o rubio.

  • Estar expuesto a luz solar natural o a la luz solar artificial (como la de las cámaras de bronceado) durante períodos largos de tiempo.
  • Tener antecedentes de quemaduras de sol con ampollas especialmente en la niñez o la adolescencia.
  • Tener varios lunares grandes o muchos pequeños.
  • Tener antecedentes familiares de lunares anormales (síndrome del nevo atípico).
  • Tener antecedentes familiares o antecedentes personales de melanoma.
  • Ser de raza blanca.

La importancia de un diagnóstico a tiempo

En España, la incidencia del cáncer de piel aumenta al año un 10%, hasta alcanzar una media de 3.200 nuevos casos diagnosticados, mientras que en gran parte de Europa disminuye el número de enfermos por esta causa.

Las tres formas más frecuentes de cáncer de piel son el carcinoma o epitelioma basocelular, el epitelioma espinocelular y el melanoma maligno, éste último es el responsable del 80 % de las muertes por la enfermedad.

Por ello, los especialistas insisten en la importancia de las evaluaciones periódicas para detectar las posibles alteraciones cutáneas durante las primeras etapas y añaden que cualquier lesión pigmentada que pique, crezca, sangre o cambie de color debe llevar a los pacientes a acudir a la consulta médica.