“Una dieta sostenible es aquella que consigue satisfacer todas nuestras necesidades sin causar un grave impacto al medioambiente y, además, coincide con una dieta saludable”, afirma el dietista-nutricionista Aitor Sánchez. Reducir los productos de origen animal y sustituirlos por otros de origen vegetal es el punto de partida para frenar el impacto en el planeta ante el Día Mundial del Medioambiente, el 5 de junio

Tecnólogo de los alimentos e investigador en las universidades de Granada, Bristol (Reino Unido) y Harvard (EE.UU) y en el Instituto Karolinska de Suecia, acaba de publicar el libro “Tu dieta puede salvar el planeta” (Editorial Paidós) para informar y concienciar sobre la necesidad de cambiar los hábitos de vida, entre ellos seguir una dieta sostenible, para combatir el cambio climático generado por la acción del hombre.
Autor de superventas como “Mi dieta cojea” o “Mi dieta ya no cojea”, Sánchez se dirige a esa grupo de población que ya es consciente de que es necesario reducir el consumo de carne y otros productos de origen animal y quiere saber cómo hacerlo.
¿Cómo es la dieta sostenible y por qué es saludable?
Una dieta sostenible es aquella que consigue satisfacer todas nuestras necesidades sin causar un grave impacto al medioambiente y, además, es coincidente con una dieta saludable. Está basada en materias primas, sobre todo de origen vegetal; productos locales y de temporada mínimamente transformados; acercarnos más a la cocina y decir no a los productos baratos, superfluos o ultraprocesados.
Ya no tenemos excusa alguna para no seguir una dieta sostenible y, por tanto, saludable.
Existe mucho desconocimiento sobre el origen de los productos
Por un lado, es complicado conocer todos los eslabones, desde el origen a la mesa , y por otro vivimos más despreocupados ignorándolo. Preferimos no darle vueltas a cómo es posible tener una bolsa de napolitanas de chocolate a 90 céntimos. Preferimos ignorar las malas condiciones laborales, las materias primas de mala calidad, los grandes monocultivos que se están intensificando e impactando en el medioambiente. Detrás de un producto extremadamente barato siempre hay mano negra.

En el libro afirma que la dieta vegana es la más respetuosa con el medioambiente
Si hablamos de sostenibilidad no tenemos que hablar de una dieta que sea 100% vegetal y, además, ese discurso hace que llegue a menos gente porque no todos estamos preparados. Habrá personas que consideren que se trata de moderneces y otros que sí estén dispuestos a escuchar el mensaje y que no quieran tener muchas renuncias.
El libro va sobre todo dirigido para ese grupo de población que es consciente de que la carne y otros productos de origen animal tienen un gran impacto pero que quieren saber cómo hacerlo.
No es un libro categórico, no indica que la única vía es la vegana, pero sí que informa de ello porque es la dieta más sostenible y hasta la meta final la gente puede ir avanzando en todos los estadíos porque es un viaje de largo recorrido y cada cual llegará al punto que quiera.
¿Cómo empezar a cambiar?
La prioridad sería reducir los productos de origen animal y sustituirlos por otros de origen vegetal. Pero también debemos ver el impacto de otros productos como los refrescos azucarados o los ultraprocesados, si los reducimos ya contribuimos. Cambiar los cereales por pan integral de la panadería de debajo de casa para desayunar ya es aportar a la sostenibilidad.
También hay que consumir productos locales y de temporada; evitar el uso de envases y plásticos o ser consciente del desperdicio alimentario que demanda políticas más contundentes.
Los cambios de hábitos introducen cambios de vida y si no tienes buena información te arriesgas a abandonar . Por eso, hay que empezar por prioridades y crear adherencia.
¿La dieta flexitariana podría ser una vía para salvar al planeta?
Sin ninguna duda, igual que el grupo vegano es un nicho de mercado, en torno al 5% en España, hay un 40% de la población que son flexitarianos o reducetarian, personas ya concienciadas, que han reducido carne.
Esa masa critica, casi la mitad de la población, puede hacer un gran cambio a nivel de sostenibilidad porque si convierte la carne de diaria a eventual va a repercutir mucho más que si mantenemos un discurso vegano que solo va a reclutar seguidores muy concienciados.
¿Hay generaciones más concienciadas que otras?
La generación milenial ha demostrado ser la más comprometida con el medioambiente, no solo con sus hábitos, también está dispuesta a hacer renuncias, como cambiar de forma voluntaria el patrón de compra del textil, de alimentación…Pero lo vemos también en otras cuestiones, los milenial y la generación Z son los mas permeables y abiertos a aceptar otras orientaciones sexuales o modelos de familia, tiene una gran componente generacional.
Los influencers podrían jugar un papel en favor del medioambiente

No me gusta definirme como influencer porque muchas veces basan su modelo de comunicación en un contenido que tiene que ver más con su persona. Yo soy un divulgador científico que, a lo mejor, tiene influencia. Los influencers contribuyen en dos direcciones: los que perpetúan los mismos modelos de toda la vida con productos malsanos y otros, concienciados con el medio ambiente y la salud, están haciendo una labor positiva.
¿Se pide una dieta sostenible en la consulta del nutricionista?
No es el motivo principal de consulta pero sí una inquietud que está presente.
En el libro analizo lo metidos que están los mitos alimentarios y ciertas desinformaciones a nivel estructural, entre el personal sanitario. A día de hoy nos seguimos encontrando con profesionales que viven en otra década de la evidencia científica y siguen sosteniendo que no se puede llevar una dieta vegetariana o vegana y ni siquiera es gente se ha parado a dedicarle una hora de estudio.
Nuestra sociedad es carnista, como antes éramos más machistas, pero poco a poco irá cambiando.
Apunta a que la pandemia de coronavirus tiene vínculos con la alimentación
En el libro no digo que sea causal, pero sí que nos da pistas de cómo algunos modelos productivos no ayudan a mantener las barreras protectoras de los ecosistemas, las zoonosis avanzan muy rápido y está todo interconectado. En monocultivos, una plaga afecta a todo y eso genera en los agricultores una presión extra para utilizar insumos agrícolas en exceso para que no haya enfermedad. También cuando tenemos hacinados a los animales en naves se está generando la aparición de zoonosis y resistencias a las bacterias y a los antibióticos.
El cambio climático esta generando incertidumbre porque en muchas zonas las lluvias son impredecibles, porque se complica la gestión de los cultivos, hay inundaciones, sequías y todo este caos climático genera que el rendimiento de los cultivo baje, aumente la inseguridad alimentaria y va a producir crisis migratorias, además de problemas de producción y distribución.
Ya tenemos alertas rojas, si seguimos contribuyendo con esos modelos de producción tendremos más crisis en el futuro.
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