¿Te cuesta conciliar el sueño o permanecer toda la noche dormido? Es posible que se deba a factores ambientales o al insomnio, apnea, narcolepsia o síndrome de piernas inquietas. “Dormir bien es un sueño accesible” es el lema elegido para el Día Mundial del Sueño que aboga por el diagnóstico correcto para encontrar la solución
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Si acudimos a la famosa pirámide de Maslow, que jerarquiza las necesidades humanas, podemos identificar que el sueño es uno de los elementos que se encuentra en su base.
Dormir se constituye, por lo tanto, como una necesidad básica que permite la salud integral de los seres humanos, su supervivencia y el correcto funcionamiento de su sistema nervioso.
El Día del Sueño es un evento anual patrocinado por la Asociación Mundial de Medicina del Sueño (WASM) que tiene como objetivo dar a conocer los trastornos del sueño y resaltar la importancia que tienen en la sociedad.
Esta asociación subraya un dato que otras instituciones del sueño de España, como la Sociedad Española de Neurología (SEN) o la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), también comparten: “Los problemas del sueño constituyen una epidemia global que amenaza la salud y la calidad de vida de hasta un 45% de la población mundial”. Tan sólo un tercio de ésta consigue alcanzar el sueño reparador.
Factores que dificultan el sueño
Los factores que impiden que estas personas puedan dormir correctamente suelen estar directamente relacionadas con la falta de higiene del sueño y con sus principales trastornos.

En cuanto al primer grupo, la Sociedad Española de Neurología se apoya en un estudio reciente de unos investigadores de la Universidad de Standford de Estados Unidos que señalaba que el alumbrado nocturno de las calles, sobre todo en el caso de las grandes ciudades, puede interferir en el sueño.
Además, también influyen factores como la comodidad de la cama, la ingesta de ciertos alimentos o bebidas o el uso de dispositivos electrónicos antes de acostarnos.
En lo referente a los trastornos del sueño, la SEN señala que el más destacado es el insomnio porque afecta al 25-35% de la población adulta de forma transitoria y entre un 10 y 15% de manera crónica.
Al insomnio le siguen las apneas-hipoapneas del sueño (2-4% de la población) y el síndrome de las piernas inquietas (5%).
Apneas
La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica estima en el Libro Blanco de la Neumología en España que la apnea será la enfermedad respiratoria más importante en el año 2026.
Este trastorno se caracteriza por la repetida obstrucción de las vías respiratorias durante el sueño. Esta obstrucción provoca paradas respiratorias que pueden durar entre unos pocos segundos y varios minutos impidiendo que el sueño ejerza su función reparadora.
Según la SEPAR, este diagnóstico que afecta a un 25% de la población adulta y al 6% de los niños crecerá en España un 4,2 %.
El coordinador del Área de Sueño de SEPAR, Carlos Egea, detalla que “tenemos un elevado infradiagnóstico, pero el conocimiento de la población en general y de los profesionales cada día es mayor, obligando a los expertos y a los médicos de Atención Primaria a estar atentos a la presencia de factores de riesgo y llevar a cabo estrategias para detectar esta patología”.
Varones roncadores con sobrepeso y mayores de 65 años constituyen el perfil más típico de un paciente con apnea aunque también suele afectar a mujeres especialmente a partir de la menopausia.
Narcolepsia
El principal síntoma de la narcolepsia es “muy incapacitante” porque la persona que la padece presenta una somnolencia excesiva diurna.
Aunque no es tan prevalente, el coordinador del grupo de Estudio de Trastornos de la Vigilia y Sueño de la Sociedad Española de Neurología, Hernando Pérez, estima que “al menos 25.000 personas padecen narcolepsia en España y entre el 60 y 80% de los casos están sin diagnosticar”.
En algunas ocasiones no se llega hasta el diagnóstico concreto hasta que pasan 10 años desde que se han comenzado a tener los primeros síntomas.
Según Hernando Pérez, la identificación temprana de narcolepsia, pero en general de cualquier trastorno del sueño, es indispensable para atajar el problema cuanto antes.
Los especialistas aseguran que esa necesidad es “aún más importante” en el caso de los niños pequeños, en adolescentes y en personas que comienzan a integrarse laboralmente, “por las consecuencias que estas enfermedades tienen en ellos”.
Evaluación de la calidad del sueño
El experto en trastornos de la vigilia y sueño explica que hay tres aspectos que determinan si una persona tiene buena calidad de sueño o no:
- Duración: Si el tiempo no es suficiente, nos sentiremos cansados al día siguiente.
- Continuidad: Los ciclos del sueño deben ser seguidos y sin interrupción.
- Profundidad: El sueño debe ser lo suficientemente profundo para poder considerarlo restaurador.
En el caso de que no se cumplan estos tres requisitos, las principales consecuencias son las siguientes:
- Merma de la calidad de vida.
- Riesgo de padecer hipertensión: Puede desembocar en un accidente cerebrovascular.
- Baja concentración y capacidad de atención.
- Aumento del tiempo de reacción.
- Fallos de memoria.
- Cambios de humor.
- Alteraciones en la toma de decisiones.
- Problemas de aprendizaje.

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