Cuando se cumplen dos años de una pandemia que ha causado más de 300 millones de infectados y más de seis millones de muertos, las preguntas son ¿Qué nos depara el futuro? ¿Se convertirá en endémica y será como la gripe? ¿Aparecerán nuevas mutaciones, más agresivas, o en el peor escenario de todos saltará un nuevo virus, tal vez del mundo aviar, que provoque la gran devastación?

Para conocer que nos depara el futuro y repasar a través de seis datos/realidades el impacto de la pandemia, EFEsalud ha entrevistado a Adelaida Sarukhan, doctorada en Inmunología de la Universidad de París VI; Investigadora en el INSERM, Francia, desde 2000; Máster en Comunicación Científica, Médica y Ambiental y redactora científica en ISGlobal.
(El Instituto de Salud Global de Barcelona ISGlobal es el fruto de una innovadora alianza entre la Fundación “la Caixa” e instituciones académicas y gubernamentales para contribuir al esfuerzo de la comunidad internacional con el objetivo de afrontar los retos de la salud en un mundo globalizado).
Dos años de pandemia: Seis realidades
1.- Diez vacunas aprobadas y las que vienen en camino
La pandemia nos ha traído 10 vacunas seguras y efectivas aprobadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y continúan las investigaciones para hallar otras nuevas.
Para Sarukhan, las vacunas “son el principal logro científico” de esta pandemia. Destaca además la rapidez con la que se desarrollaron y su eficacia actual, porque siguen funcionando incluso contra ómicron. A pesar de que protegen algo menos contra la infección, siguen defendiendo muy bien contra la enfermedad, que es lo que más interesa.
Ha sido todo un hito científico. Las primeras en aprobarse fueron las vacunas más innovadoras, las basadas en ARN mensajero y las de vector viral.
Luego vienen las que están las basadas en proteínas, una de ellas ya aprobada, la de Novavax.
“Creo que éstas van a llenar un hueco muy importante en el sentido de que son más fáciles de producir y distribuir, sobre todo, en países de renta baja y media, porque no necesitan congelación”.
señala la inmunóloga.
Y además, apunta esta experta, algunas personas que han dudado en vacunarse, debido a estas nuevas tecnologías usadas en las vacunas de ARN Mensajero o de vector viral, se animen a hacerlo con estas otras, digamos más tradicionales.
Cree Sarukhan que el siguiente paso serán vacunas de segunda generación, con fórmulas que nos proporcionen una inmunidad más duradera o una protección mayor contra la infección, por ejemplo -estima- la que estudian para administrar por vía intranasal “parece ser muy prometedora”.
Con esta última hay experimentos en animales que indican que la inmunidad que se genera en las mucosas es robusta, y como son virus que penetran por vía nasal, estaremos mejor protegidos contra la infección.
En estos momentos hay varias vacunas intranasales en fase de investigación preclínica y una en fase clínica, que se está probando en India y “quiero creer que no tardará mucho en salir alguna”.
2.- Acaparamiento de vacunas
En el primer año de pandemia se registró un acaparamiento vergonzoso de vacunas por parte de los países de renta más alta.
Y de las 8.780 millones de dosis administradas en el mundo prácticamente durante el primer año se estima que apenas un 0,8 % había llegado a los países pobres.
La plataforma internacional COVAX , creada para una distribución equitativa, informó en enero pasado que había suministrado más de mil millones de dosis de vacunas COVID-19 en poco menos de un año a los países de rentas más bajas, una cifra que a todas luces resulta insuficiente.
En este sentido y para Sarukhan, se trata de un “fallo moral” y opina que ha sido una distribución poco equitativa, porque los países ricos compraron una cantidad de dosis enormes.
Según los últimos datos disponibles, en América Latina y el Caribe todavía hay unos 248 millones de personas que no han recibido ni la primera dosis.
Mientras que por ejemplo Canadá, “y no es el único país, había comprado dosis como para vacunar nueve veces a cada canadiense”.
Aunque no haya logrado cumplir los objetivos fijados, considera la inmunóloga que no se puede hablar de fracaso de la plataforma COVAX, impulsada por la OMS y la alianza de vacunas GAVI.
Indica Adelaida Sarukhan que el problema es como hacer llegar las vacunas a los países que las necesitan, y especialmente la logística de distribución, que se complica si las vacunas se envían con la fecha de caducidad muy cercana, o en pequeños lotes cada uno de una firma diferente, lo que implica pautas distintas y complica la administración.

3.- El riesgo de morir si no estás vacunado
De acuerdo con esta colaboradora de ISGlobal, el 97,1 % de las 100.000 personas que murieron por COVID-19 en EE.UU. entre mediados de junio y principios de octubre no estaban vacunadas. La mayoría de estas muertes evitables se produjeron en el sur y muchas de ellas fueron en personas menores de 55 años.
La reticencia a vacunarse está alimentada por la desinformación, la desconfianza de la población en el gobierno o las instituciones, o por ideología política.
Y cita como ejemplo a países de Europa del Este como Rusia, donde la tasa de cobertura es muy baja , y a los estados republicanos de EEUU.
Valora esta experta que los antivacunas no van a cambiar de opinión por muchos datos que se les presenten, pero si cree que hay otros grupos de personas que tiene sus dudas y viendo que hay miles de millones de personas vacunadas, sin mayores problemas de seguridad de los ya observados, esto puede ir convenciéndoles.
4.- Vidas salvadas
Sólo en Europa se salvaron casi medio millón de vidas entre personas de 60 años o más en 2021, según estimaciones del Centro Europeo para la Prevención y Control de las enfermedades (ECDC por sus siglas en inglés).
Anotar que la cifra no incluye las vidas salvadas por la vacunación de personas menores de 60 años ni las salvadas por el efecto indirecto de la vacunación debido a una reducción de la transmisión.
Apunta esta experta que durante esta última ola de ómicron, que “no fue una ola sino un tsunami”, el número de muertes cifró entre 20 y 30 veces menos de lo que hubiera sido sin vacunas.
5.- Fármacos aprobados
A diferencia de las vacunas, que se desarrollaron a una velocidad sin precedentes gracias a décadas de investigación básica previa sobre otros coronavirus, los medicamentos antivirales para tratar la COVID-19 han tardado más en desarrollarse.
Y si 2021 fue al año de las vacunas, la inmunóloga espera que 2022 sea el de la aparición de los tratamientos.
Algunos fármacos, especialmente antinflamatorios que ya existían, han resultado ser más o menos eficaces, pero no había fármacos para las primeras fases de la dolencia y para evitar la replicación viral.
Actualmente, explica, ya han salido varias fórmulas con acción en fases tempranas y hay otros que se están desarrollando.
“Creo que este año, con un poco de suerte, podremos evitar que las personas tengan que ser hospitalizadas, gracias a estos nuevos medicamentos”, afirma la inmunóloga.
Pero solo servirán si se da una diagnostico rápido y aboga por limitarlos sólo con enfermos de riesgo alto, añade.
6.- Secuencias genómicas
En apenas un año, se habían subido 6.361.329 secuencias genómicas del SARS-CoV-2 a la plataforma de la Global Initiative on Sharing All Influenza Data (GISAID).
GISAID, explica Sarukhan, fue creada en 2008 por la comunidad científica internacional como una base de datos sin ánimo de lucro para compartir los genomas de los virus de la gripe, que es un virus que muta mucho y así los científicos compartían la información sobre las cepas que iban saliendo.
Cuando comenzó la pandemia de la COVID-19, los investigadores empezaron a subir las secuencias genómicas del SARS-CoV-2, y desde entonces cada vez más países han contribuido a la información.
“Este intercambio rápido y abierto de datos ha permitido hacer un seguimiento continuo de la propagación del virus y sus variantes y ha ayudado a desarrollar kits de diagnóstico, prototipos de virus para la investigación, vacunas y anticuerpos”.
En su opinión, el GISAID es la prueba viviente “de que la ciencia abierta funciona y que el intercambio abierto de datos durante una pandemia es muy importante, ya que además se comparten datos de calidad”.

Dos años de pandemia: el futuro
Adelaida Sarukhan no duda en afirmar que “esta no es la primera ni la última pandemia, llegarán otras. Muchos ojos están puestos en los virus de gripe aviar, y si alguno muta lo suficiente para transmitirse de humano a humano, estaremos ante un gran problema”.
A su juicio, esta pandemia “ha sido una señal de alarma y no nos ha ido tan mal como nos podía haber ido, pero definitivamente habrá otras “.
EL SARS CoV-2 no es el primer coronavirus en haber saltado al humano en las ultimas décadas, antes le precedieron el SARS y el MERS.
“La erradicación es imposible, porque son virus capaces de infectar no solo al humano sino también a otros animales mamíferos y eliminarlo de la población también es difícil, porque se ha propagado muchísimo y es altamente transmisible”.
En su opinión, vamos a tener que convivir con este virus y “en algún momento se convertirá en endémico”.
Pero esto no quiere decir, aclara, que curse como dolencia leve, y recuerda que hay enfermedades endémicas no leves como el VIH o la malaria.
“Aunque se estima que se convertirá en algo relativamente estable, ello no supone que no se registren picos epidémicos, seguramente en invierno”.
Y finalmente, concluye la colaboradora de ISGlobal , “no estamos a salvo de que una nueva variante aún más transmisible que ómicron o con mayor capacidad de evadir la respuesta inmunológica y provocar una gran ola. Pero poco a poco iremos caminando hacia una una enfermedad respiratoria endémica”.
Por eso defiende que en ciencia hay que invertir mirando siempre en el largo plazo “para prepararse ante futuras epidemias.. pero ya sabemos que la memoria es corta”.
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