A pesar de que los mexicanos consideran el alcohol una droga blanda, se registran cada año en el país unas 40.000 muertes relacionadas con su consumo; según expertos en adicciones, hay que frenar su ingesta.

El alcohol, una droga blanda con rostro de muerte en México
EFE/FILIP SINGER
  • 3 de diciembre, 2012
  • ALBERTO CABEZAS

“Tal vez el distractor de las drogas ilegales ha hecho que consideremos al alcohol una droga blanda y no lo es”, ha declarado a Efe el doctor Carlos Tena Tamayo, titular de la Comisión Nacional de Adicciones de México (Conadic).

La dependencia a su cargo presentó a fines de octubre la Encuesta Nacional de las Adicciones 2011, un estudio que se realiza en los hogares del país desde 1980 y que confirmó un creciente consumo de alcohol entre los jóvenes.

Tena Tamayo explicó que si en 2008 un 23,7 % de los jóvenes de edades comprendidas entre 12 a 17 años había tomado alcohol, en 2011 el porcentaje subió al 30 %.

Para el 32,8 % de los que toman unas copas, el patrón dominante es “beber en grandes cantidades por ocasión de consumo”, porcentaje que entre los jóvenes baja al 14,5 %.

El mayor consumo de alcohol, en casa

Estudios realizados en México muestran que el primer lugar donde los mexicanos beben alcohol “es en la casa”, por lo que atacar el consumo cada vez más extendido debe conseguirse con la participación de toda la sociedad, especialmente de las familias.

“Muchos usuarios de drogas ilegales comienzan usando alcohol”, apunta Tena Tamayo, quien defiende las campañas de prevención de consumo realizadas en el país, que fueron conocidas por el 70 % de los jóvenes.

No obstante, admitió que hay un incremento “importante” de las ventas que está llevando a un mayor consumo juvenil.

El titular de Conadic atribuyó la situación a tres factores: una mayor oferta de alcohol en la calle, la falta de supervisión municipal en su consumo entre menores, y la “permisividad de los padres de familia”.

Empezar a revertir la situación exige verla como problema, algo en lo que el funcionario se ha afanado en los últimos años trabajando, sobre todo, con los padres de familia.

Advertencias serias sobre el daño en los menores

“Lo más importante es que entiendan que el cerebro del menor termina de desarrollarse después de los veintiún años de edad” y que beber en exceso “impide el desarrollo normal del cerebro”, lo que incide en el rendimiento escolar y en la memoria, explica.

Es necesario “que empecemos a hablar mucho más de alcohol” en México y de que el mensaje crítico sea “muy contundente”, aseveró.

Según las autoridades sanitarias mexicanas, de las 40.000 muertes directamente relacionadas al año con ingesta de alcohol y sus efectos, en 2010 más de 28.000 fallecieron por cirrosis hepática ocasionada, en el 90 %, por el consumo excesivo de esta bebida.

En México suceden al año 24.000 muertes asociadas con adicciones, según el Conadic, de las cuales “alrededor del 50 % está relacionada con consumo alcohol”, detallan fuentes del organismo.

En cuanto a los accidentes de tráfico, la mayoría de las víctimas son jóvenes de edades comprendidas entre 15 y 29 años.

Según el Sistema de Vigilancia Epidemiológica de Adicciones, del total de muertes violentas registradas al año en el país, unas 3.500 están relacionadas con intoxicaciones y actos violentos asociados al alcohol.

Los mexicanos “hemos sido muy permisivos” con el consumo del alcohol, indicó el psicólogo Óscar Galicia, experto en Neurociencias de la Conducta de la Universidad Iberoamericana (UIA).

“Actualmente, a pesar de que tenemos todo para decir que es una de las drogas más destructivas que tenemos, la seguimos tolerando”, lamentó.

El hecho de que esté socialmente aceptada y sea “la droga más probada de México” no se ha traducido en que las autoridades impulsen políticas públicas poniendo en tela de juicio su consumo, especialmente a temprana edad, donde anida actualmente el problema.

En opinión del especialista, los resultados de la encuesta no son tan novedosos porque el aumento del consumo a temprana edad, sobre todo entre las mujeres, existe al menos desde hace cinco años.

¿Droga blanda?

El también jefe del Laboratorio de Investigación en Neurociencias de la UIA destaca la necesidad de “reconsiderar qué tan blanda es (esta droga) en términos de las pérdidas en cuestión de vidas que provoca su consumo”.

“También en cuestión de salud tiene un alto impacto, casi tanto como el del tabaco”, señala el experto, partidario de que se trabaje más en programas de sensibilización en jóvenes y mujeres.

“No se ha hecho nada para bajar el consumo ni (…) para prevenirlo. Claramente nos dejamos llevar por la ola y esta sigue creciendo”, apunta.

Galicia criticó que, pese al incremento del consumo, México carezca de políticas públicas para combatirlo y de mejores programas de prevención. Ello incluso teniendo claro que las bebidas alcohólicas, sobre todo entre jóvenes, “se consumen de un jalón”, mucha cantidad en muy poco tiempo.

También dijo estar convencido de que en México la verdadera “droga puente” hacia otras no es la marihuana, sino el alcohol, por lo que un combate integral a las adicciones pasaría por incidir sobre la bebida.