Por tierra, mar o aire. Solo o acompañado. Viajar es una de las aficiones estrella, además de ser la actividad que a menudo utilizamos para desconectar de la rutina. ¿Qué papel juegan los viajes en nuestro bienestar? Dos psicólogos profundizan sobre el placer de recorrer mundo.

Emprender un viaje con salud en el equipaje
EFE/Anthony Anex
  • 31 de julio, 2014
  • MADRID/EFE/PAZ OLIVARES

La distancia que se pone entre el origen y el destino es un espacio en el que reinventarse y caminar hacia el bienestar. ¿Qué beneficios nos aporta un viaje? ¿Sirve para descubrirse a uno mismo? ¿Es importante viajar para los niños? Estas son solo unas cuantas de las tantas preguntas que la mente se plantea antes de emprender una nueva aventura.

Elena Borges, psicóloga clínica del Centro PsicoBorges (Madrid), y Alberto Bermejo, del Gabinete de Psicología Clínica EIDOS (Alicante), tratan de ayudarnos a hacer un periplo de lo más saludable. Asimismo, expertos en audición de Oi2 nos recomiendan la protección de los oídos en el trayecto.

¡A desconectar!

Un viaje no es una terapia en sí, pero podría decirse que nos sirve como tal. “Un viaje puede producir un extra de vitalidad, de la que estamos faltos en algunos momentos. La rutina en la que nos movemos, con modernos trabajos sedentarios, no es lo mejor para nuestra salud psicofísica, así que hemos de activarnos para potenciar cuerpo y mente. Si lo que alguien busca es descanso o relajación, lo encontrará en un viaje”, apunta Alberto Bermejo.

“El viaje genera una capacidad de versatilidad, ya que la persona se adapta fácilmente a lo nuevo”, afirma Elena Borges.

Es cierto que se trata de una actividad en la que se huye de un acontecimiento negativo hacia un lugar nuevo, pero los problemas hay que afrontarlos antes que dejarlos de lado. “Cualquier terapia seria consiste en abordar y afrontar los problemas y no huir de ellos. En un viaje debemos encontrar nuestro destino, encontrar a otros o encontrarnos a nosotros mismos, pero no huir de nada”, dice el experto.

Un coche rojo atraviesa un campo de flores amarillas. Efesalud.com
EFE/ARNE DEDERT

Me voy… a conocerme a mí mismo

Un viaje es una buena oportunidad para conocernos mejor y reflexionar sobre nuestra propia identidad. “Nos hace más libres, nos escondemos menos y nos quitamos algunas de las caretas que llevamos cada día. Somos más nosotros mismos y es una forma de descubrirnos y sorprendernos de lo que somos capaces de hacer”, señala Bermejo.

Borges sostiene: “Muchas veces tenemos que viajar para ver de qué somos capaces porque, si hemos sido capaces de enfrentarnos a un lugar nuevo, a gente nueva y a una cultura nueva, podríamos serlo de muchas cosas más”.

Si una persona presenta problemas de dependencia emocional, algo muy recomendable es viajar. De esta forma se conocen nuevos amigos y se rompe la actitud de subordinación.  “Las personas que viajan solas, al volver, se sienten más autónomas y más fuertes porque han sido capaces de alejarse sin tener a nadie al lado”, ratifica la psicóloga.

¿Qué papel juega en la infancia?

Que tengan oportunidad de descubrir otras culturas es una excelente forma de complementar la educación de los pequeños. “En nuestro país, muy volcado hacia la familia entendida en términos más bien “hogareños”, se viaja con niños menos de lo que se debería”, matiza el psicólogo.

A su vez, hay que decir que es muy importante educarles durante esta época de su vida en horarios y normas, algo que está incluido en el itinerario de un viaje.

“Viajar ayuda a los niños a desarrollar su personalidad, ya que establecen nuevas relaciones, aumenta su capacidad de adaptación y abren su mente a otras formas de vivir”, precisa Borges.

Hablemos de estrés

Las maletas, el trayecto, la familia, los amigos, las excursiones, el transporte, los atascos. Todos son factores que producen estrés al viajero antes de salir de casa y hasta que se llega al tan soñado destino.

Ambos especialistas aconsejan:

  • Aprender a manejar el estrés, ya que es una simple respuesta psicofisiológica del organismo.
  • Pensar que se va a cambiar de lugar de estancia.
  • Plantearse conocer gente nueva como un reto.
  • Ilusionarse con lo positivo del viaje.

El oído, sensible en el viaje

Con la llegada del verano y de las ansiadas vacaciones, son muchos los que aprovechan para conocer mundo o simplemente deciden alejarse de su ambiente habitual. Sin embargo, ¿quién no ha sentido alguna molestia en el oído al pasar por un túnel o al aterrizar en un avión?

Una mujer con los ojos cerrados se tapa los oídos. Efesalud.com
Fotografía cedida por Marco de Comunicación

Según un estudio de Oi2, realizado en más de 800 personas de entre 18 y 65 años, 9 de cada 10 españoles sufre pitidos o sensación de embotellamiento en el oído al viajar. Los resultados hablan en porcentajes:

Un 62% nota molestias en el oído al viajar en avión. Los repentinos cambios de presión en el aire o dentro de la cabina provocan molestos dolores, un malestar muy común denominado aerotitus.

– El 16% de los españoles encuestados asegura sufrir molestias al pasar por túneles cuando se desplazan en tren o en coche.

– El 93% no protege sus oídos cuando viaja. De estos, el 76% desconoce que sea necesario una protección o que esta pueda aliviarle, mientras que el 6% solo lo hace cuando viaja en tren o en avión por las molestias que sabe que esto le ocasiona. El resto asegura no hacerlo por otras razones.

Los expertos en audición de Oi2 recomiendan realizar acciones fáciles como tragar saliva o agua durante el trayecto, no impedir el bostezo o incluso provocarlo abriendo la boca, masticar chicle para que se abran las trompas de Eustaquio e impedir el taponamiento.

Asimismo, en caso de que no desaparezca la molestia, se debe consultar al especialista, al igual que es importante hacerse revisiones auditivas al menos una vez al año.