La hepatitis C puede erradicarse en España siempre que se empleen los cinco tipos de recursos y herramientas necesarios para lograrlo, según la Guía de Práctica Clínica, titulada Eliminación de la hepatitis C, un documento de posicionamiento elaborado por Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH), con la participación de cerca de 30 especialistas

La aparición de los antivirales orales que permiten curar al 97 % de los pacientes afectados han convertido la eliminación de la hepatitis C en una posibilidad real. Aunque todavía hay más de 76.500 personas en España afectadas con el VHC y se estima que unas 22.500 aún no han sido diagnosticadas.
La hepatitis C no tratada deriva en el desarrollo de cirrosis hepática, cáncer de hígado y es responsable del 20 % de los trasplantes hepáticos en España.
Siempre y cuando se empleen los recursos y herramientas necesarias, la erradicación de la hepatitis C en España es posible. Para lograr este objetivo se ha de poner en práctica cinco grandes categorías, señala el documento de la Asociación Española para el Estudio del Hígado:
1) Un cribado del VHC tanto en función de la edad, como de la existencia de factores de riesgo clásicos de adquisición de la infección, una búsqueda activa de pacientes diagnosticados con anterioridad y el desarrollo de estrategias de microeliminación en poblaciones vulnerables. Los estudios de coste-efectividad del cribado recomiendan efectuarlo entre los 20 y los 79 años, pero como la mayoría de casos se diagnostican entre los 40 y los 70 años, la AEEH recomienda la determinación de anticuerpos frente al VHC al menos una vez en la vida en este segmento de edad.
2) La simplificación del diagnóstico del VHC mediante el diagnóstico en un solo paso y en el punto de atención al paciente. Este diagnóstico de un solo paso debe llevarse a cabo en todos los laboratorios de microbiología y/o que sea analizado por el Sistema Nacional de Salud para poder efectuar el diagnóstico en el punto de atención al paciente.
3) Simplificación del tratamiento de los pacientes y mejora de los circuitos asistenciales. Existen dos tipos de circuitos asistenciales: las consultas de alta resolución hospitalaria y el desarrollo de dispositivos asistenciales no hospitalarios y en puntos de atención al paciente.
4) Establecer medidas de política sanitaria, el documento señala que “hay que abordar el tratamiento del paciente de una forma sencilla, que evite que se “escapen” pacientes y esto solo se puede conseguir mediante circuitos asistenciales de máxima simplicidad”.
5) Establecimiento de indicadores de eliminación del VHC, como aplicar medidas de política sanitaria, ampliar las coberturas en centros de reducción de daños e implementar medidas de educación sobre la infección de la hepatitis C para elevar el conocimiento de la enfermedad.
En la elaboración de la Guía de Práctica Clínica, “Eliminación de la hepatitis C. Documento de posicionamiento de la Asociación Española para el Estudio del Hígado” han participado casi 30 especialistas.
España es uno de los países que más ha avanzado para conseguir los objetivos marcados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y acabar con las hepatitis como problema de salud pública en el año 2030.
De hecho en el año 2015 se puso en marcha el Plan Estratégico Nacional para el Abordaje de la Hepatitis C en el Sistema Nacional de Salud y, hasta mayo de 2019, se han tratado con agentes antivirales directos a más de 130.000 pacientes,
Javier Crespo, coordinador del Consenso y Presidente de la Sociedad Española Patología Digestiva, advierte que “en el ámbito de atención primaria aún acuden 76.500 personas virémicas, esto es, con el VHC. Además, la tasa de diagnóstico no es satisfactoria, puesto que estimamos que aún hay 22.500 personas adultas con este virus que desconocen que son portadoras y que, por lo tanto, pueden transmitir la infección”.
La tasa actual del VHC en España se sitúa entre el 0,8 y el 1,2 % en la población adulta; entre el 0,2 % y el 0,4 % tienen una infección activa por este virus sin saberlo y están en riesgo de desarrollar a medio-largo plazo una cirrosis hepática y sus complicaciones asociadas como el cáncer de hígado o la necesidad de un trasplante hepático.

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