Ann Romney, la esposa del candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, convive con esta enfermedad desde hace 14 años, una patología crónica que sufren más de dos millones de personas en el mundo y que afecta sobre todo a mujeres jóvenes

Esclerosis múltiple, la enfermedad de las 1.000 caras
Ann Romney, esposa del candidato republicano a la presidencia de EEUU, saluda con motivo de un acto en Londres durante los Juegos Olímpicos. Jochen Luebke/ EFE
  • 30 de agosto, 2012
  • Verónica López/EFE

Para Ann Romney ha sido todo un reto participar en los actos de campaña de su marido Mitt en la carrera a la presidencia, ya que los pacientes con esclerosis múltiple deben evitar el estrés e intentar comer y dormir bien.

“Es casi irónico que esté en la campaña, porque para mí es muy difícil mantener un equilibrio entre mi salud y las exigencias que esta conlleva”, aunque “afortunadamente las personas que están conmigo entienden eso y han sido estupendos, asegurando que consiga el descanso que necesito”, explica Ann Romney en una entrevista a Efe.

La esposa del candidato Romney aseguró que “la enfermedad gobierna su vida” y le ha enseñado que no puede hacer cosas que antes podía, aunque promete seguir “peleando” por transmitir el mensaje de su marido.

“Tengo una energía limitada y algunas de las cosas que pensé que haría más adelante en mi vida, no puedo”, confiesa.

Como Ann Romney, quien también ha superado un cáncer de mama, hay más de dos millones de personas en el mundo, entre ellas unas 46 mil en España que tienen que vivir con la esclerosis múltiple, una patología caprichosa más frecuente en adultos jóvenes en Europa y Norteamérica, con más casos de mujeres que hombres.

La esclerosis múltiple es una enfermedad crónica incurable que afecta al sistema nervioso central e interfiere en la transmisión del mensaje entre el cerebro y otras partes del cuerpo. No se considera hereditaria, aunque el factor genético puede influir y tampoco es contagiosa.

“El camaleón de la neurología” o “la enfermedad de las 1.000 caras”, como también es conocida la enfermedad, suele manifestarse en brotes y su evolución es impredecible.

Según la Federación Española para la Lucha contra la Esclerosis Múltiple (FELEM), la evolución de la enfermedad varía mucho y mientras en unos casos permite realizar una vida prácticamente "normal", en otros la calidad de vida puede verse condicionada por lo que provoca una gran incertidumbre y sufrimiento.

Sintomatología

Los principales síntomas de la esclerosis múltiple son: la fatiga, la falta de equilibrio y coordinación, las alteraciones visuales y cognitivas, dificultades del habla, alteración de la sensibilidad, temblor, problemas en la función sexual, sensibilidad al calor y problemas de memoria entre otros. La mayoría de los pacientes no tienen todos estos trastornos y los mismos pueden variar de una persona a otra e incluso en un enfermo pueden ser diferentes según el momento.

Estos efectos pueden durar días o meses y disminuir o desaparecer pero con la posibilidad de volver a manifestarse posteriormente. Además la exposición al sol puede empeorar algunos síntomas.

La FELEM recuerda que es importante consultar con un médico si se sufre alguno de estos síntomas ya que son muy comunes y si bien no tendría porqué tratarse de una esclerosis múltiple, también pueden pasar fácilmente inadvertidos.

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