Los trastornos de alimentación (anorexia, bulimia, atracón...) siguen siendo un riesgo en las sociedades desarrolladas, aunque una detección precoz y tratamientos innovadores permiten que hoy se recuperen entre el 60 y el 80% de los casos, frente al 30% de hace 20 años

Fernández-Aranda: Más del 60% de los trastornos de alimentación se recuperan
EFE/SERGEI ILNITSKY
  • 6 de mayo, 2015
  • MADRID/EFE/ANA SOTERAS

Unos porcentajes que subraya el investigador del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBERobn) Fernando Fernández-Aranda, quien destaca que en estos años han evolucionado también la técnicas y procedimientos utilizados y la participación activa del paciente de trastornos de alimentación.

El psicólogo clínico se ha convertido en el primer español que recibe el premio Leadership Award on Research 2015 que le otorgó el pasado 25 de abril la Academy for Eating Disorders durante su congreso anual celebrado en Boston.

  •  Este premio reconoce su contribución a la investigación en el campo de los trastornos de alimentación.

Si, es un reconocimiento a la trayectoria en la investigación en trastornos de alimentación y obesidad y tiene una repercusión sobre hacia dónde van las líneas de investigaciones futuras y las guías de tratamiento. Y eso es lo que más orgullo produce.

  • ¿Y hacia dónde se dirigen precisamente esas líneas de investigación en anorexia, bulimia, trastorno por atracón..?

Las líneas de actuación fundamentales son los factores de riesgo; la innovación en los tratamientos y la búsqueda de factores comunes con otros trastornos.

Respecto a la factores de riesgo, hoy está claro que ya no se le da importancia exclusivamente a uno de ellos (el psicológico o biológico) como hace algunas décadas, sino que el trastorno se produce por la confluencia de todos ellos (ambientales, genéticos, hormonales, psicológicos...)

Una línea de investigación prioritaria es la interacción de los factores ambientales con los genéticos. Igual que hay enfermedades que se deben a mutaciones genéticas concretas que explican su causa, en un trastorno como el de la alimentación, como en el caso de diversos trastornos mentales, son multicausales. No es solo encontrar el gen o el factor biológico, sino encontrar la interacción, qué factores ambientales ha vivido esta persona o características individuales que presente (personalidad, estilos cognitivos, experiencias emocionales desfavorables...) en conjunción con esa vulnerabilidad genética, ver si corre un mayor riesgo.

  • La innovación en los tratamientos también centra el interés de la ciencia.

Si, en qué medida las nuevas tecnologías pueden aportar un plus de calidad y servir de complemento de tratamientos que ya se están mostrando eficaces como vídeojuegos y procedimientos de rehabilitación cognitiva, tratamientos basados en internet, procedimientos de realidad virtual, o inteligencia artificial. Avatares que ayuden o complementen al tratamiento, que se cuenta con asistencia de autoayuda, a través de una plataforma tecnológica, que pueda reconocer estados emocionales...

  • Pero también innovadores son todos los tratamientos e investigaciones relacionadas con el cerebro.

En el cerebro están implicados toda una serie de procesos, que irían desde la búsqueda de recompensa o gratificación inmediata al comer, como en el caso de trastorno por atracón o el comer emocional en obesidad, o de rigidez y control excesivo, como en el caso de anorexia. Intentamos ver cómo procesos ligados a la regulación emocional, a la impulsividad, una excesiva rigidez, o estilos de afrontamiento inadecuados pueden ser regulados a través de estrategias que incidan en áreas o funciones cerebrales específicas.

Por ejemplo, con el vídeojuego “PlayMancer”, con capacidad rehabilitadora, ayudamos a ganar en regulación emocional ante determinados estados de frustración o ante estímulos alimentarios intentamos explorar qué áreas cerebrales son activadas.

trastornos de alimentación
El psicólogo e investigador del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBERobn) Fernando Fernández-Aranda.
  • La tercera línea de investigación que ha citado es la búsqueda de factores comunes con otros trastornos.

Si bien se creía que podían ser más o menos estancos pero estamos viendo cómo obesidad y trastorno de la alimentación comparten muchos factores, cómo de uno se puede evolucionar a otro, es decir, cómo puede haber obesidad infantil y, a lo largo de la adolescencia, desembocar un trastorno alimentario o viceversa.

Pero también se contempla la obesidad y trastorno de alimentación desde una perspectiva opuesta (en el caso de la anorexia) o complementaria (en trastornos por atracón y bulimia), y cómo en uno y otro caso responde de forma diferencial antes estímulos sensoriales o emocionales.

  • Usted pasa consulta en el Servicio de Psiquiatría del Hospital de Bellvitge de Barcelona. Desde la práctica clínica ¿cómo han evolucionado los casos de trastornos alimentarios?

Se observa un mayor reconocimiento precoz y una mayor concienciación social. En este aspecto han ayudado los medios de comunicación. En la familia, el colegio, los servicios de atención primaria...están reconociendo casos con trastornos de la alimentación ya a los pocos meses de evolución y así acudir a tratamiento especializado y mejorar el pronóstico.

También ha habido una clara mejoría en el resultado de los tratamientos. Hace 20 años se recuperaba un 30% de los trastornos de la alimentación y ahora entre un 60 y un 80%. El tipo de tratamientos, el grado de madurez familiar y la implicación del paciente han cambiado. Hace años la actitud del paciente era prácticamente nula, ahora es generalmente más activa y se fomenta un abordaje eminentemente motivacional y dialogante.

Pero aún nos queda encontrar objetivos y dianas farmacológicas más relevantes, tanto en trastornos de la alimentación como en obesidad, que favorezcan una intervención más localizada y eficaz. Sin embargo, la naturaleza multicausal de estos trastornos y la necesidad de ahondar en el conocimiento de sus causas, ha dilatada la consecución de esta objetivo hasta el momento.

La Asociación Americana de Psiquiatría presentó, en mayo de 2013, un nuevo manual diagnostico de los trastornos de la conducta alimentaria y quedan clasificados en tres tipos: anorexia nerviosa, bulimia nerviosa y trastorno por atracón.

A su vez se consideran cinco subtipos: anorexia nerviosa atípica, cuando cumple todos los criterios de anorexia nerviosa, excepto el peso; bulimia nerviosa cuando no cumple el criterio de frecuencia semanal mínima; trastorno por atracón cuando no cumple la frecuencia semanal mínima; trastorno purgativo que presenta conductas recurrentes de vómito con finalidad compensatoria, pero sin presencia de atracones previos; y síndrome de ingesta nocturna o comer en exceso durante la noche, al despertarse, o tras haber cenado.

Por otro lado, se incorporan trastornos propios de la niñez, como pica (deseo irresistible de comer sustancias no nutritivas como papel, tiza..); trastorno de rumiación (regurgitaciones repetidas) y trastorno de consumo restrictivo/evitativo de la comida (rechazo a una alimentación normal sin causas atribuibles a una anorexia nerviosa o bulimia nerviosa).

El resto de categorías que se suelen divulgar en los medios de comunicación, si bien reflejan una serie de síntomas que pudieran aparecer en casos concretos, no se traducen en categoría con entidad diagnóstica y en ninguno de estos casos, dentro de los trastornos de la alimentación.

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