La muerte súbita es una amenaza que llega por sorpresa y ante la que hay que reaccionar con tanta rapidez como serenidad. En menores de 35 años, puede tener su explicación y origen en una cardiopatía familiar. Para afrontar este riesgo, la comunidad médica ha elaborado nueve claves para los especialistas, pero conviene que las conozca todo el mundo

La enfermedad cardiovascular sigue situándose como la primera causa de muerte en España, ya que representa el 30 por ciento del total de fallecimientos, superando al cáncer y las enfermedades del sistema respiratorio, según el reciente informe del Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre las causas de defunción del año 2014.
“Que casi uno de cada tres españoles siga muriendo por enfermedades cardiovasculares, hecho en gran medida evitable, es un indicador de que todavía nos queda mucho trabajo por hacer”, advierte Andrés Íñiguez, presidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).
Y es que por tipos de enfermedad, las cerebrovasculares siguen siendo la causa más frecuente. Los accidentes surgen cuando la circulación de la sangre que va al cerebro disminuye o aumenta en exceso. Le siguen el infarto, más común entre los hombres que en las mujeres, y la insuficiencia cardiaca, causante de más defunciones entre las mujeres.
¿Qué es la muerte súbita?
Según explica la SEC, la muerte súbita cardíaca es la aparición repentina de un paro cardíaco en una persona “aparentemente” sana, que 24 horas previas se encuentra bien. De pronto, el corazón deja de bombear sangre a los pulmones, al cerebro y otros órganos, debido a una fibrilación ventricular, es decir, a una arritmia que limita su capacidad de contraerse de forma regular, por lo que deja de latir.
La consecuencia inmediata es la pérdida de pulso y, en pocos segundos, del conocimiento y de la capacidad de respirar; si la persona no recibe atención médica inmediata, puede morir al cabo de unos minutos.
En caso de que el paciente sea llevado con vida al hospital, “el intervencionismo coronario percutáneo ha demostrado ser una medida de gran impacto para la recuperación”, declara la entidad en un informe publicado en la Revista Española de Cardiología (REC).
¿Hay probabilidades de sobrevivir a un paro cardíaco?

Debido a que la fase previa a la llegada de los equipos de emergencia ha demostrado ser la más crítica para la supervivencia, la SEC considera determinante centrar los esfuerzos en su mejora. De la atención al paciente en los primeros ocho minutos, depende la probabilidad de llegar al hospital con vida, y cada minuto que pasa disminuye un 10% la probabilidad de supervivencia.
Para el cardiologo Fernando Rosell, miembro de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), “hay un punto de no retorno a partir del cual los cardiólogos podemos mantener, pero no mejorar. Dependemos mucho de que se haya mantenido el flujo sanguíneo, mediante masaje cardíaco y, en el mejor de los casos, que se haya podido realizar una desfibrilación”.
Por eso, “es importante implicar y educar a la sociedad, porque la única manera de mejorar la atención a la muerte súbita es mediante la formación del primer interviniente y mediante el acceso público a desfibriladores”, agrega Rosell en el comunicado sobre un estudio de la Revista Española de Cardiología (REC), el cual demostró que más de la mitad de las muertes súbitas cardíacas se producen en el domicilio.
Un frente común contra la muerte súbita de la mano de los especialistas
La comunidad científica recomienda que los profesionales de la salud sigan nueve claves para luchar contra la muerte súbita:
1. Se debe dibujar un árbol familiar de al menos tres generaciones, preguntando una a una por posibles enfermedades relacionadas con la cardiopatía familiar en estudio.
2. Ante un paciente con cardiopatía familiar (CF), se debe evaluar a sus familiares.
3. Los estudios genéticos deben incluirse en el arsenal diagnóstico clínico habitual en las CF.
4. En la atención a pacientes con CF, se debe excluir que se trate de una cardiopatía causada por fenocopia (mismos rasgos característicos de una enfermedad, pero sin la alteración genética que estos presentan), ya que estas tienen una evolución clínica y un tratamiento diferenciado.
5. Es recomendable iniciar el estudio clínico de los familiares de pacientes independientemente de la edad. El estudio genético, en el caso de miocardiopatías o enfermedades aórticas hereditarias en la familia, se recomienda a los diez años de edad, mientras que en las canalopatías, en el momento del diagnóstico.
6. Se debe dar asesoramiento reproductivo a los pacientes que deseen tener descendencia.
7. Se deben recoger y almacenar muestras de sangre y tejido de los fallecidos súbitamente con CF sospechada o confirmada que permitan la realización de un estudio genético posterior (conocido como autopsia molecular).
8. Sería deseable la incorporación de personal especializado en atención psicológica en las unidades de CF.
9. Se debe fomentar la creación de asociaciones de pacientes de CF que den apoyo no solo a los afectados, sino también a los familiares sanos que conviven con ellos.
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