Un buen día, hacia el sexto mes de vida, el bebé empieza a mostrarse inquieto, molesto; se queja y a veces llora. Su caca está pastosa, con mucosidad, sin llegar a líquida; y algunos días parece que le duele la tripita, en ocasiones acompañada de fiebre… ¿Le están saliendo los dientes?
¡A Julia le han salido los dientes!
La doctora María Angustias Salmerón Ruiz, pediatra y mamá, descifra, en este capítulo del medio año de vida de su hija Julia, las incógnitas que causan las erupciones dentales en los bebés; dudas que, si no se resuelven con claridad, pueden acarrear agobios innecesarios en el seno de la familia y problemas dentales serios en el desarrollo futuro de los niños, como las caries dentales.
Los dientes de leche empiezan a formarse dentro de la barriga de la madre a partir de la cuarta semana de gestación y los dientes definitivos se forman hacia el momento del parto o primeras semanas de vida. Por este motivo es tan importante una alimentación adecuada de la propia madre durante el embarazo.
Cualquier problema de salud de la madre o del bebé en esta fase podría afectar a la estructura de los dientes temporales. Los bebés prematuros o con bajo peso al nacer tienen más probabilidades de tener problemas de esmalte dental.
Bacterias cariogénicas
Para esta especialista de la Unidad de Medicina de la Adolescencia del Hospital Universitario La Paz, un bebé tiene que recibir, por tanto, cuidados bucodentales “desde que es un feto, nace y en todas sus etapas de desarrollo, no solo para tener unos dientes sanos, sino para evitar las caries que ocasionan las bacterias en sus dientes”.
Los azúcares actúan después de la hora de lactancia materna, de la ingesta de los cereales o de la toma de zumos de frutas industriales, sobre todo por la noche o después de las comidas principales, cuando el bebé duerme.
“Por eso es muy conveniente -garantiza- realizar la higiene bucodental dos veces al día, una por la mañana y otra antes de dormir; y sin emplear pasta dental, ya que se la tragarían al no saber escupir”.

La Academia de Odontopediatría estima que se ha reducido el número de caries en niños de más de cinco años, algo que no se consigue en edades inferiores debido, en gran medida, a los hábitos alimenticios.
“Tenemos que evitar alimentar a los niños con productos azucarados desde temprana edad, si cabe, aún más, en la toma con biberón”, aconseja.
No es recomendable añadir azúcar, miel, endulzantes o cereales al biberón. Los zumos se tienen que dar con tacita. La succión del pecho desarrolla mejor la boca del bebé; presentan menos problemas de maloclusiones, mordida irregular.
Además, la leche materna contiene anticuerpos responsables de la defensa de su organismo. Protege de las infecciones y, por ende, “debe proteger contra las caries”.
A pesar de esto, María Salmerón recomienda “no dar el pecho a edades tardías y no dejar al bebé que se duerma con el biberón o la mama a su alcance durante toda la noche”, ya que en estos casos, con la leche materna durmiendo en la boca, se puede favorecer la caries.
Los zumos industriales tampoco son interesantes para los bebés. Tienen mucho contenido en azúcar refinado. Y si además se ofrecen con biberón, motivan la llegada de más bacterias.

“Otra costumbre poco adecuada, y que tendría que desaparecer en su opinión, es que los cereales -alto contenido en hidratos de carbono- se den en los biberones hasta que los bebés son mayores. En cuanto el bebé pueda alimentarse con cuchara es conveniente dejar atrás el biberón”.
Además, “si los padres sufren también de caries, y la caries se provocan por bacterias, debemos evitar el uso de utensilios compartidos con el bebé: la cuchara o el tenedor; probar la comida del bebé y luego dársela; o estar todo el rato dándole besitos en la boca”.
La parrilla de salida dental
En cuanto al orden de salida de los veinte dientes de leche, primero despuntan los incisivos o paletas centrales inferiores, luego los superiores, posteriormente los incisivos laterales de ambas posiciones, después los caninos, los premolares y así hasta las últimas muelas, que asoman hacia los tres años de edad.
Cuando aparecen los primeros dientes, se deben emplear gasas o toallas húmedas para eliminar los restos de leche de la cavidad bucal.
Con la dentición, se pueden comprar dedales de silicona en la farmacia, un utensilio “muy práctico para evitar mordiscos”. Una de sus caras tiene un cepillo dental y otra, rugosa, sirve para dar masajes en la lengua y en las encías.

Babas, caca blanda y fiebre
La dentición del bebé origina gran inquietud en los padres. Y una de las dudas más recurrentes gira en torno a si la aparición de los dientes provoca fiebre y diarrea.
“La verdad es que solo se genera incomodidad. El bebé se extraña cuando el diente emerge de la encía, ya que están acostumbrados a no tener nada en la boca y de repente empiezan a sentir que hay algo en su interior, que lo tocan con la lengua. Es algo que puede ser molesto, sin llegar a dolor en la mayoría de los casos”, explica la pediatra mamá.
La confusión puede provenir, entonces, de la coincidencia del proceso febril o estomacal con la aparición de un diente. Es una casualidad.
“Lo que sí que es cierto es que la caca puede ser más pastosa -aclara- porque la dentición forma muchísimo babeo. Al ingerir toda esa cantidad de baba, la deposición es más blanda, pero nunca líquida; cuanto menos diarrea”.
¡A mi bebé no le salen los dientes!
Otra de las preguntas que hacen los papás se relaciona con el momento de la aparición de los dientes. Comparan a sus bebés con otros, ya sean los de familiares, amigos o vecinos: ¿Por qué no le salen los dientes a mi bebé?
“La erupción dentaria es muy variable -dice- y cada bebé tiene su tempo; tanto es así, que incluso se dan casos de niños que nacen con algún diente. En estos casos, si la pieza no se mueve, no es necesario extraerlo”.

Lo normal es que los dientes de leche salgan a partir del cuarto mes, incluso que empiecen a surgir a los dieciocho meses, situación que no pasa de ser anecdótica.
“Los padres no deben preocuparse si a sus hijos no les salen los dientes a la vez que a otros bebés de la misma edad. Esta circunstancia, además, no implica patologías o enfermedades asociadas“, afirma la doctora María Salmerón.
En conclusión, la salud bucodental del bebé es un reflejo de la genética, de la dieta maternal, de las costumbres sociales y familiares, de su alimentación y de los hábitos higiénicos diarios; argumentos válidos para mejorar el brillo dental de toda la población.
La doctora Salmerón publica un blog: http://mimamayanoespediatra.blogspot.com.es/
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