La crisis económica, las medidas de austeridad aplicadas para atajarla y el paro han hecho que las depresiones aumenten en España, hasta el punto que amenazan con marcar a toda una generación de jóvenes que pueden presentar síntomas depresivos por la falta de empleo

La crisis multiplica las depresiones y amenaza a una generación en España
El profesor Stuckler en Santander/EFE/Pedro Puente Hoyos
  • 19 de junio, 2013
  • SANTANDER/EFE

La advertencia la ha lanzado hoy el profesor de la Universidad de Oxford David Stuckler, coautor del libro “Por qué la austeridad mata. El coste humano de las políticas de recorte” (Ed. Taurus), que se publica esta semana en España.

Los estudios realizados por este investigador junto a Sanjay Basu han constatado un aumento del 20 por ciento entre los años 2006 y 2010 en el número de pacientes que acuden a los centros de atención primaria españoles con cuadros depresivos.

También se han incrementado los casos de dependencia del alcohol y de ansiedad, unos datos, todos ellos, que se multiplican por tres entre las personas que han perdido su vivienda por desahucios.

El desempleo es otro de los factores que están detrás de algunas de estas patologías. Según las investigaciones de estos dos expertos, uno de cada tres varones que pierden el empleo presenta síntomas depresivos.

La respuesta médica a estos casos se ha traducido en un aumento de los antidepresivos recetados en España, con el consecuente incremento del coste económico.

Pero el profesor Stuckler ha alertado también de lo que puede llegar, porque, según dice, el paro puede hacer que una generación de jóvenes quede marcada por la depresión, y eso puede ser un “impedimento para conseguir” el pleno empleo, además de suponer costes económicos en tratamientos.

Los recortes amenazan la salud

Los estudios realizados por Stuckler y Basu han comprobado que los países que han optado por afrontar la crisis con políticas de impulso económico mantienen mejores índices de salud que los que han optado por los recortes.

Y no sólo por el impacto de los ajustes directamente en los presupuestos sanitarios, sino también por la incidencia que tiene sobre la salud el aumento del paro o la reducción de la red de protección social.

Stuckler, que ha participado en las XXXIII Jornadas de Economía de la Salud, que se celebran desde hoy en Santander, ha contrapuesto los ejemplos de Islandia -cuyos ciudadanos rechazaron en referéndum el rescate financiero- y Grecia.

El primero ya ha vuelto a la senda de crecimiento económico, mientras el país helénico sigue “hundiéndose”.

Islandia y Grecia

En Islandia, no ha habido un aumento significativo de suicidios ni depresiones. Y en Grecia, en cambio, los suicidios han aumentado un 60 por ciento, las infecciones por VIH un 200 por ciento, y también han repuntado la tuberculosis o el paludismo.

Según el estudio de estos investigadores, otros países como España o Reino Unido quedarían en un punto intermedio, y en ellos se aprecia una relación entre la evolución del paro y el número de suicidios.

Ahora que el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha pedido disculpas por las consecuencias del rescate griego, Stuckler anima a otros países como España a abandonar las medidas “irresponsables” de austeridad y los recortes “profundos e indiscriminados”, que no sólo son “malos económicamente, sino potencialmente mortíferos”.

A su juicio, la alternativa debe ser una receta que pasa por tres principios: el primero, “no hacer daño”. Según dice, si esto fuera un ensayo de un fármaco, ya se habría detenido, “porque tiene efectos secundarios mortíferos y no genera ningún beneficio”.

En segundo lugar, apuesta por programas de empleo y por tratar el paro como una “pandemia” -que conduce al suicidio y otros problemas-; y por último, aboga por invertir en sanidad pública.