Aunque los efectos están todavía por determinar, la crisis económica no parece haber cambiado los hábitos de vida de los españoles, caracterizados por un descenso en el consumo de tabaco y alcohol. Sin embargo, los recortes pueden afectar a las medidas en prevención y promoción de la salud, según los expertos

Estas son las conclusiones destacadas del informe sobre el “rol del sector sanitario” presentado recientemente por la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS).
Las transformaciones relacionadas con los estilos de vida se observan a través de la Encuesta Domiciliaria sobre Alcohol y Drogas en España (EDADES) entre 1997 y 2011 y de la Encuesta Nacional de Salud (ENS) entre 2006 y 2012. El método utilizado para mostrar el punto de vista práctico sobre las medidas aplicadas a la prevención y promoción de la salud deriva de la encuesta realizada a 30 expertos en salud pública y atención primaria.
¿La crisis ha cambiado nuestro estilo de vida?
La comparación de los datos antes y durante la crisis realizados por las encuestas EDADES y ENS no permite observar “grandes cambios en los estilos de vida” en España.
Junto a la regularidad en los hábitos de la salud destaca la continuación de tendencias anteriores como el descenso del consumo habitual del alcohol, la caída del consumo del tabaco o el ligero aumento del sobrepeso-obesidad.
Los más destacable es que a aunque la automedicación se mantiene en niveles bajos y estables, ha aumentado el consumo de hipnosedantes del 3,7% en 2005 al 8,3% en 2011, según la encuesta EDADES.
La prevención de la salud antes y durante la crisis

La prevención de la salud es un ámbito esencialmente sanitario en el que se incluye cribados de población, vacunas y consejos sobre factores de riesgo.
Los principales obstáculos destacados por 30 expertos sanitarios encuestados se relacionan con el calendario de vacunas, destacando la necesidad de aclarar el grado de independencia con respecto a la industria sanitaria y de modificar el método coste-efectividad por el que se toman las decisiones.
La mayoría de los/as expertos/as considera que el proceso de toma de decisiones sobre cribados y vacunas no había cambiado o empeorado durante la crisis.
Frente a la futura incidencia de la recesión económica y los recortes en este ámbito, el informe señala que “el 75% de los expertos tiene una visión positiva sobre el potencial de las intervenciones preventivas en la situación actual”, a través de medidas como:
- Mejorar la independencia y racionalidad en la toma de decisiones.
- Homogeneización de criterios entre las Comunidades Autónomas y el Estado.
- Reducción de actividades preventivas prescindibles.
El desarrollo de estos aspectos pasa por el apoyo de las autoridades sanitarias y por el desarrollo de un debate con la participación de profesionales con distintas opiniones.
La promoción de la salud en tiempos de crisis
La promoción de la salud implica a varios sectores para conseguir que personas y comunidades “cuenten con las condiciones y medios necesarios para mejorar su salud”.
Más allá de destacar su confianza sobre las medidas en la promoción de la salud, los expertos sanitarios identificaron como los principales problemas la escasa implantación de las medidas promocionales y la “poca o ninguna labor de abogacía desde el sector sanitario para promover políticas saludables”.
La mayoría de los/as expertos/as opinan que las intervenciones de promoción de la salud tienen potencial para mitigar los efectos de la crisis, pero su desarrollo es escaso.
Junto a la necesidad de priorizar las actividades de promoción de la salud sobre determinados grupos de población como adolescentes o personas desempleadas, los profesionales destacaron una serie de medidas para mejorar este ámbito:
- Aumentar la formación en promoción de los profesionales sanitarios.
- Utilizar la legislación y los medios de comunicación como herramientas de promoción.
- Desarrollar la abogacía desde la administración y los grupos profesionales.
- Clarificar el rol del sector sanitario.
Los resultados obtenidos, aunque no representan a la totalidad de los profesionales sanitarios, permite identificar las áreas en las que están en acuerdo o desacuerdo, lo que puede ser beneficioso para elaborar políticas de prevención y promoción de la salud.
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