El apego seguro desempeña un papel muy importante en el desarrollo del bebé y su evolución hacia el crecimiento y la madurez emocional. La psicóloga Paula Martín de Bustamante analiza en este artículo, a través de seis preguntas, el relieve de este tema

Paula Martín de Bustamante es licenciada en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid; Máster General Sanitario por la Universidad Pontificia de Comillas y experta en Neuropsicología por la Universidad Nacional Española a Distancia (UNED).
Colaboró con EFEsalud a primeros de este año para hablar de la inseguridad, un tema que conoce, ya que aportó su visión como experta en el libro de la periodista Marta Robles “Haz lo que temas”.
Ahora Paula, que acaba de tener un segundo hijo, escribe sobre el apego en el bebé, también pensando en su seguridad.
La importancia de un apego seguro en el bebé
Paula Martín de Bustamante
¿Qué características y relieve tiene el apego en el triángulo niño-madre-padre?
El apego es un sistema innato presente en todas las personas desde su nacimiento. Es lo que motiva al bebé a buscar el contacto con su madre (u otras figuras de apego) y comunicarse con ella. La calidad de las futuras relaciones depende de cómo se estableció esta primera relación, normalmente, con la madre.
Cuando las figuras de apego responden a las demandas del bebé de manera sensible, se genera lo que se denomina ‘apego seguro’. Este apego permite que los niños sean capaces de gestionar adecuadamente las emociones negativas y amplificar las positivas en su beneficio. La colaboración de las figuras de apego para hacer frente a emociones como el miedo o la ansiedad, facilita la creación de una base segura que permitirá investigar el mundo y generar relaciones afectivas positivas.

Las relaciones de apego tienen diversas funciones, y en el bebé esto se traduce en la búsqueda de proximidad con su madre. Esto será lo que garantice su supervivencia. No es casualidad que el sistema de apego sea sensible a las señales de peligro y que su activación implique emociones como ansiedad o miedo ante la amenaza de separación. Al estar junto a su madre el bebé tiene asegurada la protección y la alimentación, por lo que su supervivencia está prácticamente garantizada.
¿Cómo desligarse del hijo tras los primeros meses?
La reincorporación al trabajo remunerado y la consiguiente separación del hijo puede llegar a generar mucha preocupación. Cuando dos personas están unidas por un vínculo afectivo muy fuerte, la separación se convierte en una fuente de ansiedad.
No es recomendable, ni realista, que se fuerce una independencia precoz. Durante los primeros años, sobre todo los tres primeros, el niño es totalmente dependiente de su figura de apego. Sobre esta recae la responsabilidad de generar en el niño interés por su entorno y ganas de investigar. Si el apego se ha establecido de manera sana, existirá una motivación innata en el niño por conocer su entorno, siempre con la posibilidad de volver a su base segura (madre, padre, abuelos…).
La situación ideal pasaría por exponer a los niños a niveles de ansiedad tolerables por ellos e ir aumentando la intensidad poco a poco. Hay que tener en cuenta las individualidades de cada uno, respetar sus tiempos y validar sus emociones. Cuando un niño (y su madre) sufre con la separación, es necesario un contacto físico y verbal especialmente intenso cuando se reúnen de nuevo. Cuanto más larga haya sido la separación, más largo e intenso será el contacto posterior.
¿Guardería, si o no? ¿Cuidadora en casa?
Las guarderías (ahora llamadas escuelas infantiles) cumplen con una necesidad social fundamental. La mujer lleva muchos años dentro del mercado laboral y a los niños los tiene que cuidar alguien.
Dónde mejor está un niño, sin duda alguna, es con su madre. Es la persona que mejor le conoce y que mejor sabe responder a sus necesidades. Nunca estará mejor atendido que con ella y el contacto permanente facilitará el establecimiento de un apego seguro. Sin embargo, son muy pocos los hogares que se pueden permitir tener un solo sueldo, por lo que la madre también tiene que trabajar. Ante esto, lo ideal seria que el niño se quedase con los abuelos o con una niñera de confianza.

Cuando nada de esto es posible, las escuelas infantiles resultan la única opción viable para muchas familias. Por suerte ahora contamos con escuelas infantiles muy buenas y con gente formada y capacitada para cuidar muy bien de nuestros hijos. Sin embargo se debe recalcar que son una solución a un problema social, y no una solución para los niños. Los niños menores de tres años no socializan como los adultos y no ‘necesitan’ estar en contacto con otros niños. Lo que necesitan es una persona que les conozca y que sepa cubrir sus necesidades emocionales y físicas.
¿Y los abuelos?
Los abuelos han pasado a formar parte fundamental de las familias. Se recurre a ellos en situaciones de necesidad e incluso son muchas las familias que dejan a los niños a cargo de estos para poder irse a trabajar.
Los abuelos representan la unión con el pasado y transmiten sentimientos de pertenencia al linaje familar. Son un agente educativo muy potente y los responsables de trasmitir valores de una generación a otra. Ademas, los abuelos forman parte del proceso de socialización de sus nietos transmitiendo información sobre la familia y su pasado. Son también un modelo a seguir ya que les ven como personas sabias y fuertes.

¿Qué efecto provoca en padres e hijos la ruptura del vínculo diario?
La ruptura del vinculo no debe producirse. El vinculo se mantiene mas allá de separaciones físicas o temporales. Un vinculo sano seria el que soporta esa separación y en el encuentro responde de manera afectuosa.
¿Cómo es mejor la socialización del niño tras esos primeros meses?
La socialización es un proceso muy natural y será muy sencilla si el niño ha logrado establecer un apego seguro y bases sólidas de relaciones.
Es importante no forzar al niño, ya que cada uno tiene su ritmo. Unos serán más tímidos que otros y puede que les cueste más abrirse. Respetar las individualidades de cada uno y tener expectativas realistas aliviará la tensión que muchos niños tienen en situaciones sociales.
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