Todos sabemos que la risa y la ilusión nos hacen bien, nos hace más felices a nosotros y también a la gente que nos rodea, pero ¿sabes hasta qué punto beneficia a los niños hospitalizados? El doctor José Fernández-Cantalejo Padial, pediatra de la Fundación Jiménez Díaz, nos habla, en un nuevo post del blog “Salud y prevención”, de las ventajas de incluir la risa como complemento de los tratamientos médicos para contribuir a la mejora de la salud y hacer más llevadera la estancia de nuestros pequeños en el hospital

¿Cómo afecta un hospital a un niño? ¿Y a sus familiares?
En la mayoría de los casos, tendemos a asociar un hospital con largas y tediosas horas de confinamiento, malestar general por alguna enfermedad y carencia de estímulos agradables…si así lo ve un adulto, que es consciente de que es un trámite necesario para su recuperación y que está más acostumbrado a períodos de inactividad… ¿Cómo lo verá un niño? Cuando un niño ingresa en un hospital, cambiamos por completo su rutina y la de su entorno. Es una situación estresante e incómoda en la que se ha demostrado que la risa y el entretenimiento lúdico juegan un papel fundamental tanto en su estado de ánimo como en su recuperación, además de una mejor adaptación y confort durante el período de hospitalización.
¿Y qué hacemos?
Ante todo, es importante explicarles, como padres, por qué tienen que pasar un tiempo en el hospital, con un lenguaje apropiado a su edad y que ellos puedan comprender. Es importante mantenerse sereno, calmado y tranquilo, intentando transmitir esas mismas sensaciones al niño.
Para colaborar desde el entorno hospitalario, en la Fundación Jiménez Díaz han puesto en marcha un programa en el que un mago visita a los niños hospitalizados para colaborar con el personal sanitario creando momentos de ilusión, liberando tensiones y, en medida de lo posible, hacer tanto para ellos como para sus familiares y el personal asistencial que la situación sea menos dramática, menos tensa y, en muchos casos, conseguir una recuperación más rápida.
El mago Ángel Dlin realiza visitas a los niños hospitalizados y se encarga de que, durante el tiempo que dura su actuación, la magia y la ilusión se apoderen del ambiente y nos olvidemos de la enfermedad, mejore nuestro humor y el ambiente en general.
“Este tipo de acciones colaboran a humanizar los centros hospitalarios y son aún más necesarios en el caso de los ingresos pediátricos”, explica el Dr. Fernández-Cantalejo, “Ayuda a los niños y a sus familiares a aliviar la tensión que genera estos ingresos, animándolos y tranquilizándolos respecto a sus enfermedades, lo que a veces permite incluso disminuir la medicación para el dolor o el alivio de otras molestias.”
En definitiva, la risa, la ilusión y el humor no bastan para curarnos pero ayudan a hacerlo de una manera más agradable, más humana y más llevadera, haciendo que, por al menos unas horas, los más pequeños puedan olvidar sus enfermedades y seguir siendo niños, con sus ganas de reír y de emocionarse aún intactas.
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