Sobrevivir al cáncer de mama es, afortunadamente, cada vez más frecuente. Sin embargo, recuperar la vida no es recuperar su calidad. Por eso el 19 de octubre, Día Mundial contra el Cáncer de Mama, es el marco perfecto para que la pérdida del pecho y el linfedema, dos importante secuelas, reivindiquen un tratamiento quirúrgico más accesible, completo y efectivo

La Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (Secpre) denuncia que solo el 30% de las pacientes a las que se les extirpa un pecho acude a la reconstrucción mamaria. Con ella coincide el doctor Jaume Masià, director de la Unidad de Reconstrucción Mamaria Avanzada, Microcirugía y Linfedema de la Clínica Planas:
“En el control de la enfermedad, estamos en momentos positivos, hay afortunadamente curaciones entre el 85 y 90%, pero secuelas como la deformidad o pérdida de pecho y el linfedema siguen condicionando mucho la calidad de vida de la paciente y desafortunadamente no logramos unas tasas de tratamiento adecuadas”.
El doctor Masià, también director del Servicio de Cirugía Plástica del Hospital de Sant Pau y del Hospital del Mar de Barcelona, considera que la razón por la que no acuden las pacientes a la reconstrucción mamaria es la “falta de información adecuada en el momento adecuado” y añade que los ratios sobrepasan el 60% cuando la paciente conoce la técnica.
Reconstrucción, un derecho alejado del lujo
La Secpre lo tiene muy claro: la reconstrucción de las mamas de las pacientes sometidas a una mastectomía es un derecho y, en ningún caso, un extra ni un lujo.
Lo ideal sería que la opción de la no reconstrucción fuese una decisión personal o del médico en el caso de tratarse de tumores avanzados o por contraindicación del tratamiento, y no por falta de información.
En todo caso, la virtud de la reconstrucción mamaria, explica el doctor Masià, es la posibilidad de recuperar la calidad de vida.
“En este cáncer, la deformidad corporal es tan importante como otras partes, pero en este caso la mama tiene unas connotaciones de autoestima y de relación sexual”, apunta el especialista.
Además, la baja laboral, la depresión y la desestructuración familiar que provoca la pérdida del pecho tiene un impacto socioeconómico importante.

Este cirujano insiste en la importancia del acceso a estas técnicas en mujeres jóvenes, madres en muchas ocasiones y en la plenitud de la vida.
En este sentido, las últimas innovaciones han permitido técnicas menos agresivas y más fisiológicas con tejido propio, así como otras de tratamiento integral que tratan la deformidad y el linfedema, una secuela producida cuando se extirpan, además del pecho, ganglios linfáticos de la axila, y que tiene una gran incidencia.
El reto, recordado en este Día Mundial, es “la reconstrucción fisiológica, natural y definitiva para toda la vida que recupere la forma de la mama y la sensibilidad y que trate las secuelas como el linfedema”, según el doctor Masià.
Qué es el linfedema y cómo se trata
Casi un tercio de las pacientes que se someten a cirugía y radioterapia para luchar contra el cáncer de mama desarrollan una importante secuela, el linfedema. Cada año se diagnostican 2.000 nuevos casos solo por cáncer de mama.
En este campo, el doctor Masià es un referente en nuestro país y a nivel europeo, y ha dirigido el libro “Lymphedema: complete medical and surgical management” (Linfedema: completo tratamiento médico y quirúrgico) (CRC Press) en el que 47 expertos en genética molecular, anatomía, fisiología, técnicas de rehabilitación o técnicas diagnósticas definen líneas de actuación para tratar este problema.

El linfedema es la falta de funcionamiento del sistema linfático, se produce una obstrucción en el brazo que provoca un cúmulo de linfa debajo de la piel. Por esta razón, el brazo triplica o cuadruplica su volumen. El paciente con esta patología encuentra limitaciones a la hora de mover el brazo y el sistema inmunitario se ve afectado, siendo expuesto a mayor riesgo de infecciones.
Masià, junto con otros expertos que participan en el libro, han desarrollado un protocolo efectivo de tratamiento que mejora por encima del 70% los linfedemas secundarios que aparecen en los siguientes dos o tres años tras la operación.
Además, otro avance es la detección de pacientes con sistema linfático menos desarrollado y que son alto riesgo. En estos casos, explica el cirujano, al someter a estas personas a la mastectomía, se realiza una reparación profiláctica de prevención del sistema linfático que logra evitar la aparición de esta secuela tan molesta.
En la lucha contra el cáncer, el tratamiento de las secuelas de los supervivientes sigue siendo una asignatura pendiente. Los pacientes necesitan estar informados de que, en manos de los especialistas bien preparados, pueden recuperar la calidad de vida mermada.
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