Pese a la falta de consenso definitivo, todo parece apuntar a la relación del virus del Zika y los casos de microcefalia en bebés de embarazadas afectadas por el virus. Pero, ¿qué es la microcefalia?, ¿cuáles pueden ser sus consecuencias?, ¿y sus causas?. En embarazadas afectadas por zika la alarma existe, sobre todo, en el primer trimestre

Aunque no existe consenso ni conclusiones definitivas para afirmar que la microcefalia fetal se deba achacar a la infección por el virus del Zika, es probable que la confirmación se acabe dando, tal como ya apuntan las autoridades sanitarias brasileñas afirmando de forma categórica la correlación entre la epidemia de microcefalia y la de zika sucedidas en el país latinoamericano.
Para saber qué es y cómo puede afectar al feto la microcefalia EFEsalud ha hablado con la experta Susana Boronat, neuropediatra del Hospital Vall d’Hebron (Barcelona) y miembro de la Sociedad Española de Neurología Pediátrica (SENEP).
¿Qué es la microcefalia?
Se trata de “un crecimiento anómalo del cerebro que hace que la cabeza crezca menos de lo que toca”, explica la doctora. Normalmente, se define cuando crece por debajo de menos dos desviaciones estándar de la media antropométrica para la edad y el sexo. Respecto a su relación con el virus del Zika, la facultativa señala que aunque no está probado “las pistas epidemiológicas apuntan a que probablemente sea un causante”.
Debido a que no es una enfermedad, sino una especie de marcador, no se sabe con exactitud el número de afectados por microcefalia en España. El tamaño, según explica la doctora, es como un aviso de que el cerebro no ha crecido bien, pero lo importante es cómo está el cerebro dentro, cómo está la afectación.
Así, “puede nacer un bebé con microcefalia y ser normal, aunque cuanto más pequeña sea más posibilidad hay de que la cabeza sea pequeña por alguna enfermedad”.
Posibles causas y el papel del zika

La microcefalia puede deberse a diversas causas. Si la causa es genética, la neuropediatra explica que “la microcefalia podría acompañarse de malformaciones en otros órganos”.
Una causa frecuente son las infecciones prenatales, por virus que ya conocemos como el citomegalovirus y también por otros gérmenes como el toxoplasma.
El problema de las infecciones por virus (como el virus del Zika en caso de corroborarse la relación) “es que no sólo hacen que el cerebro crezca más pequeño, sino que se forme mal y haya malformación tanto de la formación de la corteza cerebral, como destrucción de cerebro con calcificaciones; provocando una situación grave del desarrollo del cerebro”, señala la especialista.
¿Cuáles serían las consecuencias?
Si la infección es precoz, en el primer trimestre, “el feto puede incluso morir o dar malformaciones tan graves que el niño esté severamente afectado neurológicamente”. Hablamos en este supuesto de un niño que no pueda llegar a caminar, que esté en silla de ruedas, que no hable, que no pueda alimentarse solo, que tenga epilepsia.
Si la infección ocurre más hacia el final del embarazo, “la afectación probablemente sea más leve” señala la experta, aunque también puede haber calcificaciones cerebrales o destrucción de algunas partes del cerebro, entre otras complicaciones.
El primer trimestre del embarazo, el de mayor riesgo para infectadas por zika
La Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (Sego) ha editado un documento dirigido a los ginecólogos titulado “Virus Zika. Conducta ante la aparición de un brote durante la gestación” en el que señala que el mayor riesgo tiene lugar “en el periodo organogenético del embrión-feto”, en el primer trimestre y por debajo de la semana 14 de gestación.
El informe, en el que también se recuerda la falta de consenso para la relación de zika y microcefalia, señala además que no existe tratamiento ni vacunas específicas para esta infección y que sólo se tratan las manifestaciones sintomáticas, como fiebre, exantemas, conjuntivitis, dolor articular y muscular o malestar general.
En el caso de las embarazadas que hayan recibido el diagnóstico positivo, la Sego recomienda que se realicen ecografías seriadas para controlar el crecimiento y sobre todo la anatomía fetal cada dos o cuatro semanas, “siendo imprescindible el concurso de obstetras avanzados en el diagnóstico ecográfico prenatal y en la sospecha diagnóstica de infección fetal”.
La microcefalia puede detectarse mediante una ecografía, aunque los ginecólogos advierten de que “no siempre, y en función de los factores etiológicos, el debut intrauterino de esta patología, aparece a una determinada y constante edad gestacional”.
La Sego subraya en este documento que “por el momento, a pesar del aparente riesgo latente, éste no representa una amenaza para la integridad de nuestras gestantes” debido a que la presencia del Aedes Aegypti -el mosquito que transmite el virus- en ámbitos europeos es anecdótica.
No obstante, pide estar alerta para evitar la expansión de aquellos mosquitos detectados en el área mediterránea y en otras zonas de Europa.
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