No hay excusas ni vergüenzas que valgan. Tampoco hay discusión. A los 40, la visita del hombre al urólogo es obligada, una marca fija en el calendario. El cáncer de próstata no avisa y la prevención es, una vez más, la solución.

Miedo al urólogo, un fantasma del pasado
  • 16 de enero, 2014
  • MADRID/EFE/MARIOLA AGUJETAS

Que las mujeres vayamos al ginecólogo cada año es normal... pero si hablamos de los varones y su visita al urólogo, el tema se complica.

El cáncer de próstata es el más frecuente en hombres y el segundo que más muertes causa, por detrás de el de pulmón. La reticencia de los hombres a acudir al urólogo aún supone un gran freno para los chequeos preventivos, fundamentales en la curación. Y la falta de información tiene mucho que ver.

El urólogo es un cirujano que trata las enfermedades del aparato urinario del hombre y de la mujer y del aparato genital masculino; el femenino, como saben, lo trata el ginecólogo.

El urólogo no trata solo a los hombres

“Existe una reticencia importante de los hombres a acudir al urólogo; hay mucho miedo al tacto rectal, una exploración que puede ser importante pero nunca obligamos a nadie que no quiera a hacerse un tacto rectal a hacérselo; no debería ser algo que impida que los hombres vayan al urólogo”, afirma Fernando Gómez Sancha, jefe del servicio de Urología de la clínica CEMTRO.

Las mujeres vamos al ginecólogo cada año pero con los hombres no ocurre lo mismo, ¿es una cuestión cultural?

Las mujeres tiene un papel muy importante; muchas veces traen a los hombres a la consulta. Yo creo que estamos mejorando, todavía muchos hombres se retrasan y por no venir al urólogo se encuentran situaciones de salud muy serias. Muchos problemas no dan síntomas evidentes por ello recomendamos que visiten al urólogo a los 40 años. En ese momento, un análisis de sangre puede estimar el riesgo futuro de padecer este tipo de enfermedad y va a determinar qué seguimientos posteriores debe hacer; a partir de los 50, la visita debe ser anual.

  • ¿Cuáles son los peligros cuando pasan los 40 años?

Ahora tenemos en cuenta muchos factores a la hora de evaluar el riesgo de padecer problemas de próstata, benignos o malignos; no solamente nos fijamos en el PSA, antígeno prostático específico, una sustancia que sólo produce la misma y cuando aumenta sus valores en sangre nos alerta de que algo está pasando.

Hoy en día tenemos muchos criterios para saber individualizar qué tenemos que hacer con cada uno.

Tengo una experiencia que me hace estar convencido de la necesidad de estas revisiones. Trabajo todos los meses en Bulgaria, operando una vez al mes, en dos o tres días hacemos cirugías; los casos que veo, en un sistema sanitario muy malo y poco accesible, son tremendos. Aquí no vemos personas tan avanzadas ni con tantos problemas porque la accesibilidad de la sanidad es mayor.

  • ¿Cuál es la clave para no llegar a esos extremos?

La única medicina lógica es la medicina preventiva; hay que revisarse una vez al año.

El urólogo generalmente es un hombre simpático porque tenemos que estar lidiando con estas situaciones. Vienen muchos enfermos con problemas sexuales, les intentamos ayudar pero en general es una visita agradable y útil.

Algunos se dan cuenta de que tienen que revisarse con cierta periodicidad y repiten con gusto, sin temor. A veces vienen con síntomas, dificultad para orinar o porque han sangrado con la orina; problemas de erección, se preocupan sobre el tamaño de su pene... necesitamos mucha psicología, a veces solo necesitan una aclaración.

Existen campañas de prevención de muchas enfermedades pero en el caso de la urología ¿nos falta información?

Hay campañas, la Asociación Española de Urología se mueve para intentar divulgarlo. Es muy importante el papel del médico de familia; cuando detectan algo nos mandan a los pacientes y es una conducta que debemos promover. El urólogo es un amigo de hombres y mujeres y ante cualquier problema del aparato urinario o genital masculino deben acudir.

Visita al urólogo, un fantasma del pasado
EFE/Javier Etxezarreta
  • ¿Cuáles son los principales factores de riesgo en el hombre ?

Este cáncer se diagnostica en 1 de cada 6 hombres y sólo fallecen 1 de cada 36; eso quiere decir que muchos van a tener esta enfermedad de evolución muy lenta, les permite morirse con de viejos. Al ser una enfermedad tan prevalente hay que hacer un intento de detección precoz.

El factor de riesgo más importante es el genético. Si un padre, tío o hermano lo ha padecido, hay que revisarse con mayor interés.

  • ¿Cómo afecta el tabaco al riesgo de padecer enfermedades en el ámbito de la urología?

En urología el hábito de fumar es muy importante pues está muy relacionado con el desarrollo de un tumor de vejiga.

Cuando fumas absorbes un montón de sustancias químicas que pasan a la sangre; el riñón las expulsa y ejerce una acción promotora del tumor en la ésta durante mucho tiempo. Muchas veces los síntomas no son proporcionales al daño que está sufriendo. A veces un hombre se desmaya en la calle por un episodio de insuficencia renal debido a que no permite vaciarla  y no ha tenido síntomas importantes hasta que eso ha ocurrido.

  • ¿Cuáles son las patologías urológicas principales?

En los jóvenes, enfermedades de transmisión sexual que se adquieren en relaciones sin preservativo; la disfunción eréctil psicógena, donde el problema no es orgánico, es muy común también. Hay una imagen de la sexualidad muy distorsionada por la pornografía, las exageraciones. Muchas mujeres también adoptan un papel mucho más activo y muchos hombres no lo saben encajar con su educación o creencias. También vemos problemas de infertilidad.

Cuando el hombre envejece, ésta cobra mucha relevancia. La hiperplasia benigna que dificulta la micción, el chorro de la misma es flojo, tienen que ir a orinar con urgencia, sienten que no la vacían bien.  Son síntomas muy comunes que pueden deberse más a un problema benigno.

En mujeres, las enfermedades del aparato urinario: cistitis, cálculos urinarios que pueden ser problemas de salud importantes y se tratan muy bien. Las que han dado a luz, los esfuerzos del parto debilitan el suelo pélvico; pueden sufrir prolapsos, un descenso y salga por la vagina, puede producir incontinencia, sensación de bulto.

Casi en todos los ámbitos de nuestra especialidad la situación ha mejorado enormemente. Una mujer con un prolapso requería una cirugía abierta, hoy en día, se opera por vía vaginal con un ingreso de veinticuatro horas.

Las técnicas de tratamiento

Antes teníamos que hacer grandes incisiones para quitar un riñón y una cicatriz cortaba al paciente por la mitad; después aparecían hernias, problemas derivados de esa cirugía. Estamos en un momento que si hay un problema de salud merece la pena afrontarlo.

Acabé mi especialidad hace catorce años, de todo lo que aprendí prácticamente no se hace nada; toda la cirugía que hacíamos abierta para quitar un riñón u otro órgano se ha dejado y se utiliza la laparoscopia, que consiste en introducir una cámara en el abdomen y hacer agujeritos muy pequeños que facilita una recuperación estupenda.

La próstata en el hombre joven es como una castaña o mandarina pequeña y con el tiempo la parte central va creciendo, como si esa mandarina se fuera convirtiendo en una naranja. Al crecer obstruye la uretra y dificulta la micción. Siempre el objetivo ha sido quitarle los gajos a la mandarina; al principio lo hacíamos con cirugía abierta y estaban ingresados una semana. Podían tener incontinencia o impotencia sexual como consecuencia de la operación, se transfundía a dos de cada tres pacientes... una experiencia vital muy traumática para ellos.

Luego empezamos a hacerlo por vía endoscópica con un bisturí que cortaba el tejido; íbamos quitando los gajos pero sin coagular muy bien. El paciente tenía que estar ingresado mucho tiempo.

El advenimiento los láseres para la cirugía de hiperplasia benigna, que es mi especialidad, nos ha permitido operar a estos enfermos en especial con el láser de Holmio o el láser Verde que también tiene un papel muy importante en el tratamiento de esta enfermedad.

El paciente desayuna por la mañana, ingresa a las tres de la tarde, les sedamos un poquito, se les pone anestesia epidural y la cirugía dura una hora aproximadamente, depende del tamaño de la misma. Vamos separando los gajos de la cápsula para volcarlos en la vejiga y extraerlos con un aspirador de tejido; el paciente se va a casa a las mañana siguiente.

Descubre más desde EFE Salud

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo