Biotecnóloga, emprendedora, innovadora, 30 años y directora de OncoDNA para España, Portugal y Latinoamérica… Adriana Terrádez Lavergne y su “casi empresa multinacional” obtienen un 96% de éxitos en el diagnóstico avanzado para el tratamiento personalizado de los pacientes con cáncer

Pero la primera cita para entrevistarla fue fallida. Lo impidió una huelga de taxistas en Madrid. Tuvo que elegir entre un periodista o un encuentro con pacientes oncológicos en un centro hospitalario. Vive montada en un AVE o subida en un avión. Valencia es su origen y su destino, haciendo paradas en medio mundo.
La segunda cita se llevó a término en la cafetería de la Fundación Jiménez Díaz. Era el único lugar que le permitía tomarse un respiro antes de reunirse con especialistas en Oncología de este hospital capitalino. Aún así, ni siquiera nos bebimos un café y menos aún nos comimos unos churros. Fuimos directamente al grano.
Adriana es licenciada en Biotecnología por la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), máster en Biotecnología Biomédica, Curso Superior de Biotecnología en BIOVAL, Programa de Aceleración de Empresas Innovadoras de la Comunidad Valenciana y Curso de Diagnóstico Genético Clínico por el Instituto Universitario IVI… y sus zapatos le duran más bien poco o casi nada.
Es una emprendedora nata. Fundó BioSequence con un socio, el único laboratorio en España que realiza análisis genómicos para todo tipo de cánceres. Seis años después, a la empresa belga OncoDNA, especializada en medicina de precisión, no le quedó otro remedio que hacerse con los servicios de esta triunfadora y su ‘startup’ de vanguardia biotecnológica.
¿Por qué te interesó la Oncología?
Era el campo de la salud más prometedor dentro del conjunto de enfermedades que pueden tener una causa genética. El cáncer es muy agresivo, muy inteligente. Siempre busca mecanismos biológicos para sobrevivir al sistema inmunitario o a los tratamientos más eficaces, para recidivar, para mutar y desorientar a los médicos. Pacientes y oncólog@s nos necesitaban. Todos juntos ganaremos al cáncer más temprano que tarde.
¿Y cuál es vuestro cometido en esta lucha anticancerígena?
Elaboramos estudios genómicos, que no es otra cosa que conocer las características genéticas de las células tumorales a gran escala. No analizamos gen a gen, sino que hacemos pruebas de ultrasecuenciación (NGS). Con una sola muestra tumoral, una biopsia líquida -sangre y fluidos corporales-, obtenemos ingente información de muchos tipos de genes y sus posibles mutaciones. Aprendemos de las células tumorales constantemente.
Con las biopsias líquidas tienes más posibilidades de detectar todas las alteraciones genéticas del tumor en cualquier momento de la enfermedad.

Su gran ventaja es que evita rebiopsiar al paciente cuando se produce una recaída -recidiva-, con el consiguiente ahorro de tiempo y de molestias más o menos graves para los enfermos y sus familias; a lo que hay que añadir el coste-efectividad, muy inferior al que genera una biopsia de tejido tumoral.
Cuando el análisis de biopsia líquida se complementa con un estudio de biopsia sólida se obtienen, evidentemente, los resultados más completos posibles, ya que se suman el informe de patología, con todos sus exámenes y pruebas paralelas, y la descripción pormenorizada del material genético que circula por el torrente sanguíneo.
El estudio genómico nos ha enseñado que esta heterogeneidad circulante, partes de distinta naturaleza, se puede poner de manifiesto con un tumor primario que no se ha detectado en la muestra de tejido o, incluso, que puede haber una metástasis que presente diferentes alteraciones genéticas respecto al tumor originario.
Además, el informe de patología oncológica puede tener una antigüedad de seis meses. La biopsia líquida, igual de fiable, se hace en tiempo real y cuantas veces lo considere oportuno el oncólogo o la oncóloga médico.
En cualquier caso, siempre existe la posibilidad de realizar una nueva biopsia de tejido tumoral en pacientes en estadios avanzados e incorporarla al estudio genómico ya efectuado.
¿Para qué sirven estas pruebas diagnósticas?
El estudio genómico del paciente no solo permite conocer la alteración genética que originó el desarrollo tumoral o sus mutaciones, sino que aconseja al especialista oncológico el tratamiento a seguir contra la enfermedad; eso sí, siempre que dicha terapia esté disponible en el centro hospitalario, en el país o región, o en algún tipo de ensayo clínico a nivel mundial.
Cada paciente es único y responde de una u otra manera al tratamiento. El estudio genómico se adapta a cada persona. El especialista en oncología médica, con el más absoluto rigor profesional, facilita el historial clínico y los informes de Anatomía y Patología, si los hay.

Ultrasecuenciamos el ADN, añadimos un conjunto de test específicos según el tipo de tumor, ya sea por su localización o por los tratamientos implementados hasta la fecha, y volcamos todos los resultados en nuestra base de datos, donde se integran, además, múltiples bases de datos y experiencias oncológicas de otros países, instituciones sanitarias o laboratorios farmacéuticos.
Los especialistas de OncoDNA asocian las alteraciones genéticas y moleculares del paciente con los datos disponibles y se clasifican en función de su patogenia, del tipo de mutación, de su posible origen hereditario o, si fuera el caso, se informa de un escaso reporte tumoral en la literatura científica.
Luego, se relacionan todas las variantes obtenidas con la respuestas positivas o negativas a los diferentes tratamientos existentes.
Se aportan unas tablas donde se especifican las terapias más adecuadas contra las células tumorales: tratamientos aprobados para ese tipo de tumor, recomendación de algún otro en uso compasivo o medicamentos en fase de ensayo clínico (se ofrece un mapa mundial donde podría participar el paciente).
Todo el proceso dura de siete a diez días.
El informe genómico se facilita al médico oncólogo en formato digital -on line-, un conjunto de consejos terapéuticos para que se pongan en marcha los mecanismos de la medicina de precisión. Es un informe muy práctico, didáctico y fácil de entender para un comité multidisciplinar.
Tienen a su alcance todos los elementos para el mejor juicio médico y dar en la diana. Ellos tienen la última palabra. Es nuestra marca de la casa.
La información es beneficiosa entre un 50%-90% de los casos. El 60,5% de los médicos oncólogos siguen las recomendaciones pautadas. Cuando no lo hacen, el 99% de las veces es porque ya se había iniciado otro tratamiento, porque no se dispone del fármaco en su centro o en el país o debido al coste del medicamento.
¿Cuál es éxito de las recomendaciones OncoDNA?
“Tenemos una tasa de éxito del 96% sobre el 60,5% de la aceptación médica, según un estudio que hemos realizado sobre los 1.000 primeros pacientes analizados en OncoDNA. Hemos comprobado que l@s oncólog@s cambiaron su decisión terapéutica en base a los consejos de nuestros estudios genómicos y que los paciente mejoraron sus expectativas de vida”.
Dos ejemplos:
- Hombre de 70 años con adenocarcinoma de pulmón (40% de los casos diagnosticados) en estadio IV. Múltiples metástasis. Detección de mutación EGFR y tratamiento con Afatinib. Tras informe de OncoDNA: alteración del gen MET. Tratamiento con inhibidor MET (Crizotinib). Respuesta clínica inmediata y reducción tumoral significativa.
- Mujer de 48 años con cáncer de mama en estadio IV. Mutación HER2 negativo. Fallo de múltiples líneas de tratamiento hormonal y quimioterapia. Tras informe de OncoDNA: alteración del gen ERBB2 (HER2). Tratamiento con inhibidor HER2 (combinación de Trastuzumab y Pertuzumab). Respuesta clínica inmediata y reducción del marcador CEA hasta seis veces menor.
¿Qué sucede cuando no hay opciones de tratamiento para las mutaciones detectadas?
El oncólogo sigue los cauces de las terapias disponibles. Aplican todo su saber y experiencia. Según el caso, pueden derivar al paciente hacia otros países u otros centros hospitalarios, donde se empleen medicamentos de uso compasivo o donde haya algún tipo de ensayo clínico.
OncoDNA está recomendando terapias en un 80% de los tumores de origen desconocido. En un 95% dan opciones de tratamiento a los pacientes oncológicos.
¿Y vuestra labor finaliza con la entrega del estudio genómico?
No, siempre hacemos un seguimiento exhaustivo de cada paciente. Tres meses después del estudio genómico, solicitamos al médico oncólogo un retorno (feedback) de los resultados del nuevo tratamiento: si responde, de qué manera, por qué sí o por qué no evoluciona satisfactoriamente… y volvemos a relacionar todos los resultados. Seguimos ayudando a la oncología en sus decisiones futuras y seguimos ampliando nuestra base de datos.
Por ejemplo: El desarrollo tumoral de un paciente de Madrid se coteja con las mutaciones de iguales características de otro paciente en Sídney (Australia). Se contrastan las decisiones oncológicas que se tomaron en ambos casos y cuál fue el resultado del tratamiento.
OncoDNA se nutre de información y de datos para compartirlos con todos los médicos oncólogos a nivel mundial. Estos analistas generan conocimiento y evidencias científicas para combatir a los diversos tipos de cáncer en su terreno, donde más les duele, en las mutaciones moleculares.
¿A qué tipo de pacientes están enfocados los estudios genómicos?
En la actualidad, los estudios genómicos se solicitan mayoritariamente en estadios avanzados y metastásicos de la enfermedad, cuando los médicos oncólogos ya han probado alguna línea de tratamiento que ha fracasado.
Necesitan saber por qué el paciente no ha respondido a la terapia, que en teoría era la más adecuada. Descubrimos que son tumores más agresivos, con características moleculares que difieren de los que pudieran ser técnicamente iguales.
Los estudios genómicos pueden detectar un fallo de tratamiento antes que las pruebas de imagen convencionales. Un ejemplo:
- Paciente de 62 años con adenocarcinoma de colon en estadio IV. Tratamiento con radioterapia y esquema XELOX (ciclos de quimioterapia). Tras informe de OncoDNA: expresión positiva del gen TOPO1, MSI y baja expresión TS. Tratamiento con FOLFIRI y Cetuximab, con respuesta parcial pulmonar y ósea. Biopsia líquida detecta aumento de presencia de mutaciones y progresión de la enfermedad a nivel óseo.
Los estudios genómicos ofrecen opciones de tratamiento dirigidas, que de lo contrario no hubieran sido consideradas, cuando las líneas estándar están agotadas. Un ejemplo:
- Hombre de 71 años con cáncer urotelial en estadio IV (metástasis en hígado y pulmón). Rápida progresión y mal pronóstico. Agotadas las líneas quimioterápicas estándar. Tras informe de OncoDNA: alta expresión del gen TOP2A y baja expresión de TUBB3. Tratamiento combinado de Adriamycin y Abraxane. Evoluciona con regresión parcial de las metástasis y una disminución significativa de la tumoración hepática.
Los estudios genómicos detectan mutaciones en el tumor cuando no hay biopsia sólida disponible. Se abren nuevas vías de tratamiento personalizado. Un ejemplo:
- Hombre de 60 años con cáncer colorrectal en estadio IV. Los tratamientos, ya en 4ª o 5ª línea, no han conseguido respuesta. No se puede realizar una nueva biopsia de tejido. Tras informe de OncoDNA: amplificación del gen ERBB2 (HER2). Tratamiento combinado de Lapatinib y Trastuzumab para inhibir HER2. Evoluciona favorablemente y recupera su estado funcional.
¿Y son útiles para pacientes oncológicos en fases iniciales de la enfermedad?
Sin duda. Los estudios genómicos intentan eliminar los tumores cuanto antes aconsejando a los médicos oncólogos aquellos tratamientos de primera línea más eficaces para cada paciente, como en cáncer de pulmón, donde se conocen muchas características genéticas asociadas a este tipo de neoplasias.
Pembrolizumab, medicamento anti PD1, ha demostrado su eficacia en primera línea contra el cáncer de pulmón no microcítico, un subgrupo que representa alrededor del 30% de los casos tumorales.
Solo en España, fallecen por cáncer de pulmón 21.220 personas al año (cifra de 2014 facilitada por la Sociedad Española de Oncología Médica –SEOM-). El tumor mata tanto como el de colon, mama y próstata juntos.
A lo que tiende la medicina de precisión es a examinar a pacientes en estadios iniciales, aunque todavía no se les pueda ofrecer una de las terapias diana. El médico oncólogo tendrá en sus manos datos fiables y precisos para anticiparse a una recidiva o para modificar la progresión de la enfermedad”.
¿El estudio genómico, por tanto, es preventivo?
La prevención es el futuro inmediato porque nos afecta a tod@s. El estudio genómico tiene que llegar a toda la población, máxime cuando el hombre o la mujer presente algún riesgo por causa del cáncer familiar, entre un 10% y un 15% de los casos diagnosticados.
En este grupo de personas analizamos mutaciones genéticas heredadas. Si se identifica alguna característica con riesgo canceroso potencial se toman cuantas medidas de prevención estén al alcance de la sociedad, ya que el individuo tienen muchas probabilidades de desarrollar un cáncer (chequeos periódicos y estilo de vida saludable).
¿Y se podrían incluir análisis predictivos para cánceres incipientes por fumar, beber, comer mal o por infecciones como el papilomavirus?
Son cánceres por factores externos, somáticos. Unos los conocemos y otros no. Están apareciendo los primeros biomarcadores en personas predispuestas a padecer cánceres como el de pulmón y colon, o en personas que puedan estar desarrollándolo. Este tipo de test los estamos poniendo a punto, pero todavía no los hemos incorporado al mercado porque hacen falta más evidencias científicas.
Debemos mantener la más colosal de las precauciones por el impacto directo que los resultados podrían tener en la vida de las personas, como ya hacemos con los pacientes oncológicos. Tenemos que estar absolutamente seguros del diagnóstico. Además, son pruebas costosas para proponerlas así como así al conjunto de la población.
A nivel general, lo mejor es mantenerse alejado de los factores de riesgo, principalmente del tabaco, y seguir los consejos médicos, en concreto: acudir a las revisiones periódicas por especialidades y no faltar al cribado por edades o género, como puedan ser la detección sistemática de sangre en heces, el tacto rectal en varones y las mamografías en mujeres.
¿Cuánto cuesta un estudio genómico?
Nuestra horquilla se sitúa entre los 1.200 € (1.500 dólares) y los 4.000 € (5.000 dólares) por persona, dependiendo del tipo de estudio. Pero esta inversión hay que contraponerla con el coste-efectividad de los tratamientos estándar (radioterapia y quimioterapia).
Por ofrecer algunas cifras, ya anticuadas, el diagnóstico precoz de un cáncer colorrectal puede ahorrar entre 30.000 € (37.400 $) y 50.000 € (62.335 $) por paciente. El coste de un tratamiento de cáncer de pulmón en estadio avanzado se sitúa en un mínimo de 3.000 € (3.735 $) al mes, sin ser de los más caros.
Según la Asociación Española Contra el Cáncer (aecc), el coste para el bolsillo de los pacientes es de 450 € de media cada ocho meses, y solo por las facturas de gastos médicos asociados al tratamiento (sin contar traslados o pérdidas de jornadas laborales).
La ultrasecuenciación guía las decisiones terapéuticas desde el inicio de los tratamientos y los monitoriza durante todo la evolución de la enfermedad. El ahorro es enorme, por ejemplo, en los casos de prevención del cáncer hereditario y, si nos atenemos a las consecuencias vitales, no hay adjetivos que lo califiquen.
Es fundamental la sostenibilidad financiera de los Sistemas Nacionales de Salud, ya que los gastos que entrañan los cánceres son cuantiosos para las arcas públicas y privadas. Según la OMS, se diagnostican 14 millones de nuevos cánceres de todo tipo. En 2015, y en España, fueron 247.771 (148.827 en varones y 98.944 en mujeres), según datos de la SEOM.
¿Viviremos sometidos a los estudios genómicos?
En cierto modo sí, pero no solo por la herencia genética, sino por la información de utilidad que nos puede facilitar nuestro adn para conocer todo aquello que influye o influirá en nuestra vida presente y futura… no hay que vivir condicionados, pero sí precavidos… la información es poder y en este caso nos ayuda a luchar contra las enfermedades. OncoDNA es eficaz en tiempo real, concluye Adriana Terrádez.
Habían pasado 50 minutos de reloj en un pispás. Nos levantamos. Nos despedimos en la puerta de la cafetería hasta la próxima y cuando me quise dar cuenta su estela solo se adivinaba por la ranura del ascensor público del centro hospitalario.
Prevenir, diagnosticar de forma precoz, acertar con el tratamiento o corregir el rumbo terapéutico suponen una clara diferencia entre la vida y la muerte, entre el ahorro y el derroche, entre lo estático y lo dinámico, entre el continuismo y la innovación.
Debe estar conectado para enviar un comentario.