Los expertos del blog “Salud y prevención” analizan en un nuevo post una intervención de cirugía que va mucho más allá de la estética en relación con los niños. Se trata de la otoplastia, conocida popularmente como corrección de las orejas de soplillo

El problema psicológico que se esconde tras las orejas de soplillo: ¿cuándo operar a mi hijo?
  • 12 de septiembre, 2019
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Orejas de soplillo, un aspecto físico que pueden atormentar a los menores y convertirse en foco de burlas de sus compañeros, y a la larga, generar un problema psicológico en el menor, al mermar su autoestima.

Es por esto por lo que, tal y como asegura la Asociación Española de Cirugía Estética Plástica (AECEP), se trata de la única intervención de cirugía plástica que está autorizada en los menores.

De hecho, la cirugía de orejas se ha convertido en una excepción dentro de las intervenciones quirúrgicas de estética, desaconsejadas totalmente hasta alcanzar la mayoría de edad, ya que puede ayudar a evitar estos traumas psicológicos en los niños.

“Una otoplastia, como así se llama la cirugía para ‘arreglar’ las orejas de soplillo, puede realizarse en menores a partir de los 7 años, ya que se trata de una edad en la que han desarrollado por completo la forma de sus orejas”, remarca la cirujana pediátrica del Hospital Quirónsalud Córdoba Victoria Jiménez, quien recuerda también que esta operación puede realizarse igualmente en adultos, y sin ningún problema añadido.

Desde la Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética (SECPRE) sostienen que la mayor parte de los cirujanos plásticos recomiendan a los padres observar el comportamiento del niño en relación a sus orejas prominentes.

“No se debe insistir en la cirugía hasta que el niño así lo desee. Aquellos niños que se encuentran a disgusto con sus orejas y quieren operarse, cooperan más durante la intervención y están más contentos con el resultado”, señalan.

Por ello, y en base a las recomendaciones de la Sociedad Española de Cirugía Pediátrica (SECIPE), la realización de las otoplastias en niños es recomendable entre los 6 y 10 años, siempre que cuente con el visto bueno del menor, y previa evaluación psicológica del caso, con el objetivo de evitar complejos posteriores en los pequeños con orejas de soplillo.

En concreto, es en torno a esa edad cuando la oreja está prácticamente formada. “A partir de esa edad el cartílago auricular está desarrollado casi por completo, favoreciendo un resultado definitivo de la intervención”, precisa la doctora Jiménez en este sentido, a la vez que advierte de que antes de los 6 años no es adecuado practicarla, ya que puede volver a producirse al no estar desarrollado el cartílago en los niños muy pequeños.

¿En qué casos está indicada?

Concretamente, las otoplastias o cirugías de oreja sirven para modificar el tamaño o forma de las orejas, y están indicadas en los casos en los que ésta mantiene un ángulo de separación de la cabeza destacado; así como casos en los que tengan lugar asimetrías entre un lado y otro; o bien exista una falta de pliegue del hélix (pliegue del borde de la oreja); o bien con ausencia de antehélix (que es el repliegue normal del cartílago auricular), lo que conlleva una oreja plana, entre otros casos.

¿Cómo es la cirugía? Se trata de una intervención sencilla, que se realiza con anestesia general, con pocos inconvenientes postoperatorios, y que normalmente requiere sólo de un día de ingreso hospitalario. En el caso de los adultos, esta intervención se realiza con anestesia local y sin ingreso.

Es una operación que suele tener una duración de una a dos horas, por regla general. “La cicatriz resultante de las operaciones suele quedar escondida tras la oreja y normalmente se operan ambas para lograr la simetría”, asegura la experta del Hospital Quirónsalud Córdoba.

Es sencilla y segura, siempre que se lleve a cabo por un especialista, y su resultado definitivo tarda unas semanas en verse, aunque inmediatamente después de la misma el aspecto físico de las orejas cambia por completo, apreciándose una gran mejoría.

“Los niños pueden incorporarse a su vida normal a la semana de la intervención, a excepción de deportes o actividades con peligro de golpes, que requieren algo más de tiempo para retomarse”, aconseja la cirujana pediátrica.

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