Con la llegada del curso escolar hay que ponerlo todo a punto, y una herramienta básica son los pies de los niños. Si ves que tiene una marcha insegura o si tropieza con frecuencia, es señal de que algo no funciona bien y hay que acudir al podólogo. Algunas afecciones sólo se pueden curar si se actúa desde la infancia

Podología infantil: no la descuides
EFE/Villar López
  • 6 de septiembre, 2016
  • MADRID/EFE/ROSA GALLARDO

Si a los tres o cuatro años un niño tiene una marcha inestable, si se tropieza o se cae con frecuencia, necesita ser atendido por un podólogo para ver qué problema tiene. El presidente del Colegio Oficial de Podólogos de Aragón, Rafael Navarro Félez, señala que “hay que observar toda la extremidad inferior del niño, no sólo los pies“.

Si los padres ven alguna anomalía, el experto afirma que el menor tal vez requiera un tratamiento ortopodológico (con plantillas), o deba someterse a una exploración biomecánica, un estudio de la marcha y de todos los parámetros del pie, la rodilla y la cadera, y si hay alguna patología, se debe poner una solución médica.

Principales problemas que afectan a los niños

Ya no sólo hay que fijarse en el pie, hay que fijarse en la marcha. Las patologías más frecuentes son:

PHOTO/EPA/ZHOU YIN//
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  • Pies planos, la falta de arco en la planta del pie
  • Pies cavos, con una bóveda plantar excesiva
  • Pies valgos, cuando sufre una desviación lateral del talón
  • Pies pronados, cuando la planta del pie mira hacia fuera
  • Pies supinados, cuando la planta mira hacia dentro
  • Rodillas con genu valgo, cuando sus rodillas tienen forma de “X” y se tocan mucho entre sí
  • Rodillas con genu varo, cuando las rodillas se separan mucho y los tobillos se juntan
  • A partir de los 7 años es frecuente el dolor en el hueso del talón (el calcáneo), debido al crecimiento del hueso y el estiramiento de los músculos
  • Músculo acortado, sobre todo en la musculatura posterior de la pierna (gemelos e isquiotibiales). Esto se produce porque el músculo va más retrasado que el crecimiento del hueso y se queda corto. Produce patrones anómalos en la marcha y en el pie
  • Hiperhidrosis, niños que tienen una sudoración elevada. Para ello hay tratamientos con polvos o formulas magistrales.

En muchos casos no sólo aconsejan “tratamientos ortopodológicos con plantillas, sino una serie de estiramientos musculares”, para mejorar la salud podológica del niño.

Calzado recomendable

La elección de calzado es primordial para la salud de los pies. Rafael Navarro asegura que “la elección debe depender de la edad y del material del zapato”.

EFE/GUSTAVO CUEVAS
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  • De cero a 1 año y medio:  Como aquí no andan, lo único que se busca es proteger al pie. Con unos botines de lana o unos muy finos de piel, por ejemplo.
  • De año y medio a 4 años: Comienzan a andar y el zapato debe ser muy flexible. Un error muy frecuente es que no vigilan las tallas del zapato y cada dos meses, en estas edades, el pie crece media talla por lo tanto, hay que ir cambiando el zapato. Hay que comprar un zapato que sobre 1 centímetro, de los dedos al zapato en la puntera, para que el zapato no se quede pequeño enseguida. Las suelas deben ser flexibles de unos 3 a 5 milímetros de grosor.
  • De 4 a 7 años: La marcha ya se parece más a la del adulto. La suela puede ser de unos 8 milímetros, debe ser flexible sobre todo la zona delantera del pie para que pueda tener juego los dedos. Hay un abuso de imitar el calzado de adultos en niños, que tienen suelas muy gordas, y eso hay que evitarlo. Aconseja un zapato redondeado por delante y cerrado para que sujete más el pie. Ahora con la época escolar, el calzado de uniforme suelen ser mocasines de piel, con suelas no muy gordas, este hecho hace que el pie sude menos, sea más flexible y sea mejor en general que unas zapatillas de deporte.
  • A partir de los 7 años: Aquí ya tienen una marcha de adulto. Necesitan un zapato más fuerte para que de estabilidad. Debe tener contrafuertes en la parte trasera que rodea el talón, se puede dar más grosor a la suela del zapato, incluso con un poco de tacón. Vigilar el material, porque la mayoría de zapatillas son de polipiel, y si el pie del niño suda, hay que evitar esa zapatilla.

Enfermedades que sólo tienen cura en la infancia

El podólogo afirma que hay afecciones que se solucionarán por completo, si se tratan en la niñez, como son:

  • Los pies pronados o valgos, con un buen “tratamiento ortopodológico pasarán a estar bien a los 5 o 6 años si se actúa”. El experto señala que la evidencia de esta anomalía en los pies es la caída excesiva del niño, también tienden a ser más obesos, a jugar menos en el patio y prefieren deportes más descansados. “El niño no manifiesta que se cansa pero no ejerce toda la actividad que podría”, afirma.
  • Una simetría  “puede ser curada si es tratada a tiempo con procedimiento ortopodológico”, ratifica Rafael Navarro. Una simetría de miembros inferiores quiere decir que “una pierna más larga que la otra”. El crecimiento generalmente es discontinuo, “un lado crece más que el otro y van cambiando”. Esto provoca-añade- “alteraciones postulares y simetrías”, pero si le se “trata con alzas y con sus posteriores revisiones, por una ley de física se corrige”.

Recomendaciones para los padres

EFE/JuanJo Martín
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  • Fijarse en la talla del zapato, supervisar que no haya rozaduras en los pies del niño.
  • Observar la marcha del niño,si se cae y se tropieza es que le pasa algo.
  • Ver si tienen una sudoración excesiva.
  • A la hora de lavarlos, secar bien los pies para evitar la aparición de hongos.
  • Asegurarse de que no van descalzos por casa. El pelo que hay en el suelo que se nos cae a nosotros se clava en la piel y se introduce.
  • Mirar la piel, ver si hay afecciones como callos o verrugas.
  • Verificar el uso de chanclas en las duchas del colegio, para evitar contagio de verrugas y hongos.

Recomendaciones para los jóvenes

Los menores que ya tienen más autonomía, no suelen fijarse en la salud de sus pies, por ello el podólogo nos da unas claves básicas para su correcto cuidado:

EFE/Jalil Rezayee
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  • Corte de uñas: Los jóvenes tienden a meter mucho la tijera y recortarse la equina de la uña, no suelen hacer cortes rectos (que es el adecuado). Eso provoca la uña encarnada y la infección provoca dolor.
  • No utilizar zapatillas deportivas en exceso porque aumenta el sudor y el riesgo de infección por hongos.
  • Vigilar el olor y el sudor del pie. Puede haber algún tipo de afección.
  • Fijarse en el estado de la piel.
  • Utilizar calzados de materiales más naturales, evitar los plásticos.
  • El calcetín de algodón para un pie que suda mucho no es recomendable porque empapa demasiado, es mejor de fibras acrílicas.